De acuerdo a las estimaciones del Banco Mundial (BM) del número de niños afectados, que se acaban de publicar en The Lancet, indican que por cada dos personas que mueren debido a la Covid-19, un niño queda huérfano tras enfrentar la muerte del padre o la madre, o del abuelo o la abuela que lo cuidaba y que vivía en su casa.
Brújula Digital|24|07|21|
La crisis provocada por la Covid-19 dejará muchos legados no deseados. El mundo ha estado siguiendo de cerca el número de muertes por la COVID-19, y los recuentos oficiales ahora se elevan a más de 4 millones de personas fallecidas, concentrándose en gran medida en los adultos. Los niños que han quedado atrás son prácticamente invisibles.
De acuerdo a las estimaciones del Banco Mundial (BM) del número de niños afectados, que se acaban de publicar en The Lancet, indican que por cada dos personas que mueren debido a la Covid-19, un niño queda huérfano tras enfrentar la muerte del padre o la madre, o del abuelo o la abuela que lo cuidaba y que vivía en su casa.
"Nuestros cálculos señalan que, a fines de junio de 2021, casi 2 millones de niños menores de 18 años habían perdido a su madre, su padre, o su abuelo o abuela que estaban a cargo de cuidarlos y que vivían con la familia. Los impactos económicos, de desarrollo y psicológicos en estos niños tendrán repercusiones en distintas generaciones, un trágico legado de la mortalidad relacionada con la Covid-19" señala el organismo.
Para examinar este problema acuciante, se forma un Grupo de Referencia Mundial sobre los Niños Afectados por la COVID-19: Estimaciones y medidas conjuntas, y que lo integran académicos, profesionales de organizaciones mundiales y representantes de la sociedad civil.
Se utilizan datos sobre mortalidad y fecundidad para modelar estimaciones mínimas y tasas de muertes relacionadas con la Covid-19 de cuidadores primarios o secundarios de niños menores de 18 años en 21 países. Luego extrapolamos estos cálculos para obtener proyecciones mundiales. Durante los primeros 14 meses de la pandemia, nuestras estimaciones mínimas indican que más de 1 millón de niños sufrieron la muerte de un cuidador primario, incluidos padres o abuelos encargados de la custodia.
Los países con tasas de mortalidad de cuidadores primarios de al menos 1 por cada 1000 niños son Perú (10,2 por cada 1000 niños), Sudáfrica (5,1), México (3,5), Brasil (2,4), Colombia (2,3), Irán (1,7), Estados Unidos (1,5), Argentina (1,1) y Rusia (1,0). Además, durante este mismo período, otro medio millón de niños perdieron a un abuelo o una abuela que los cuidaba y que vivía en su propio hogar.
A este ritmo, un niño queda huérfano cada 12 segundos debido a una muerte relacionada con la COVID-19, y la cifra va en aumento. Nuestras estimaciones más recientes revelan que, por cada 2 adultos que mueren a causa de la COVID-19, un niño se queda sin un familiar que los cuide. Para quienes estén interesados en hacer el seguimiento de las estimaciones específicas de los países, los miembros del equipo del Imperial College del Reino Unido han desarrollado una herramienta que proporciona estimaciones de la orfandad en cada país (i), así como visualizaciones interactivas (i) acerca de los niños afectados, que se actualizan a partir de los datos sobre la COVID-19 proporcionados por la Universidad Johns Hopkins.
Los niños que quedan huérfanos debido a la COVID-19 enfrentan diversos riesgos que a menudo conllevan consecuencias rápidas y amplias. Las amenazas de la pobreza, la malnutrición, el desplazamiento y la separación de los hermanos u otros miembros de la familia, la deserción escolar, la depresión, la violencia y el matrimonio infantil pueden surgir repentinamente de la caja de Pandora de la COVID-19.
¿Qué se puede hacer para frenar esta ola de orfandad y apoyar a los niños y sus familias que se ven afectados por la muerte de las personas que los cuidan? Los autores del artículo de The Lancet han redactado una nota sobre políticas para orientar la respuesta (PDF, en inglés). Este documento se basa en las enseñanzas extraídas de la crisis del VIH/sida —que también dejó a una generación de huérfanos— y pruebas de intervenciones de política exitosas.
La estrategia propuesta por nuestro equipo es prevenir la muerte de los cuidadores mediante la administración de vacunas y la atención continua a las medidas de mitigación, las pruebas, el rastreo de contactos y el aislamiento; preparar a las familias extendidas o de acogida para atender a los niños que se quedan sin cuidado parental a fin de evitar la institucionalización de ellos, y proteger a estos niños de un mayor riesgo de pobreza, vulnerabilidad y violencia, por ejemplo, apoyando a los padres y cuidadores restantes con programas de protección social que tengan en cuenta a los niños y que combinen las transferencias de efectivo con el apoyo a los cuidadores.
En su calidad de principal proveedor de asistencia para el desarrollo a nivel internacional, el Banco Mundial tiene un papel fundamental en la ayuda a los países para que desarrollen políticas y programas de apoyo a los niños que han quedado huérfanos debido a la COVID-19. Nuestra labor con los Gobiernos, los asociados en la tarea del desarrollo, el sector privado y la sociedad civil es esencial para: