El impacto por la caída del crudo se sentirá en Bolivia en el segundo semestre

Brújula Digital |20|4|20|

El impacto por la baja del petróleo registrado este lunes, cuando el crudo WTI se cotizó con un “precio negativo”, se sentirá en Bolivia hacia el segundo semestre de este año debido a las fórmulas que ayudan a hacer “amortiguaciones” en las cotizaciones.

“El impacto no es inmediato, pero existe, es real, se verá en el segundo semestre de este año dependiendo también de cuánto dure este episodio, como yo lo llamo”, dijo a Brújula Digital Francesco Zaratti, especialista en temas de energía e hidrocarburos.

La “amortiguación” del precio se refiere a que el precio de gas se calcula con un rezago de seis meses con respecto al producto vendido a Brasil, y tres meses al que se destina al mercado argentino.

Zaratti dijo que “encima de la disminución de volúmenes por la paralización de actividades industriales en Brasil ocasionada por el coronavirus, tendremos también un precio bastante más bajo en el segundo semestre y esto pinta un panorama extraordinariamente complicado”.

El precio del gas que Bolivia vende a Brasil y Argentina está indexado al del petróleo, y por ello se producirán rebajas en los ingresos por esa exportación.

El Presupuesto General del Estado se basa en un precio de 51,37 dólares el barril, que hoy está casi en cero. Zaratti dijo que existen previsiones de que el precio podría bordear los 30 dólares el barril en julio próximo y un poco más hacia el fin de año.

El también especialista Álvaro Ríos estimó que, con un precio estabilizado en torno a los 30 dólares el barril y unos 22millones de metros cúbicos diarios de gas exportados, Bolivia podría exportar este año unos 1.500 millones de dólares, es decir una caída de 800 millones de dólares menos que el año pasado, cuando la venta alcanzó a 2.300 millones.

Para que el precio se recupere, dijo Zaratti, o los países deben limitar su producción de crudo o las economías deben empezar a funcionar nuevamente, sobre todo permitiendo el transporte aéreo, fuertemente reducido por la crisis de la pandemia.

Al impedir la circulación de personas, en el mundo no están funcionado millones de vehículos y miles de aviones, además de que las fábricas trabajan a medias. Ello ha hecho que el petróleo producido no tenga donde almacenarse, lo que ocasiona los precios “negativos”.