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Economía | 30/09/2025   03:10

|OPINIÓN|El riesgo es que te quieras quedar|Rolando Mendoza|

El legado de la calidad boliviana ya está sembrado. Ahora, es el momento de cosechar, no solo para exportar, sino para recibir al mundo y mostrarle el corazón de Bolivia.

Salar de Uyuni, uno de los mayores atractivos turísticos de Bolivia. Foto ABI. Archivo.
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Brújula Digital|30|09|25|

Rolando Mendoza

Así empezó Colombia, desde cero en 2007 su imparable carrera por el turismo internacional y no ha parado. El turismo, en pocos años, será el principal sector exportador que atraerá divisas. Es más, ahora se puede decir con certeza que el turismo de experiencia cafetalera representa en divisas ($us13.000 millones) más que la propia exportación del icónico café colombiano ($us 5.000 millones).

Estar en el eje cafetero, hacer un auténtico coffe tour, descubrir su naturaleza, paisajes de ensueño rodeados de montañas, vivir la magia de pueblitos, como Filandia, Pijao, Salento, etcétera, me hicieron recordar a nuestros pueblos de los Yungas paceños; sí, exactamente igual en paisajes y arquitectura, pero totalmente distintos en la vibra turística que ha transformado a Colombia de una manera asombrosa. 

Hoy, la zona que en el pasado estuvo marcada por el conflicto, brilla con una belleza renovada. Sus pueblos son un espectáculo de colores. Las casas, con su arquitectura centenaria, lucen fachadas vibrantes y están adornadas con letreros de madera tallada, que invitan con orgullo a cafeterías, heladerías, restaurantes, artesanías, etcétera.

Pero la mayor lección no está en pueblos, sino en los campos. Las fincas agrícolas, que antes solo se dedicaban a la producción, ahora se han convertido en “finca-hoteles”. Lugares que antes era una casa de hacienda, abren sus puertas con la calidez de la hospitalidad colombiana para recibir a viajeros de todo el mundo. Cientos de fincas han replicado este modelo ofreciendo tours que no solo muestran el café, sino también el chocolate, las frutas, los licores y las artesanías, creando una experiencia turística integral y sostenible.

A través de Mónica, nuestra guía en una finca de café, no solo aprendimos sobre la siembra y el proceso del café, sino que también escuchamos su historia. Mónica, quien se vinculó a la cosecha a los 11 años, cuando su familia huyó de la violencia hacia el Quindío, ahora orienta a los turistas con una mezcla de maestría, pasión y un orgullo palpable. Es una muestra de la resiliencia y la capacidad de esta región para renacer.

Lecciones que inspiran un futuro próspero: del extractivismo al eco turismo

La experiencia en Colombia me ha hecho reflexionar profundamente sobre el potencial de mi propio país, Bolivia. Pienso en nuestra biodiversidad, nuestros paisajes en toda Bolivia, nuestro cacao silvestre, café de exportación, nuestros singanis, vinos, quinua real, la artesanía y nuestra rica gastronomía, son joyas únicas.

Tenemos la oportunidad de construir un futuro en el que el progreso no dependa del extractivismo, de la minería que contamina nuestros ríos ni de la deforestación de nuestros bosques. El futuro está en el turismo sostenible, donde los visitantes vienen a nuestra tierra para deleitarse con nuestros paisajes, colores, sabores y a enamorarse de nuestra cultura.

Un llamado a la acción:¡Sí se puede!

Lo que he visto en Colombia me ha inspirado y confirmado que nuestras proyecciones son más que posibles, son una realidad alcanzable. El crecimiento exponencial del turismo en Colombia es la prueba. Mientras las exportaciones de café han mantenido un crecimiento constante, el turismo ha despegado de manera exponencial.

La transformación de Colombia demuestra que el turismo, cuando se vincula a la producción local, se apoya con información y con políticas públicas sólidas, crea un efecto multiplicador que triplica ingresos, empleos y, sobre todo, el orgullo de la gente. En Bolivia, con nuestra biodiversidad, pisos ecológicos únicos, culturas vivas, gastronomía, tenemos un potencial inmenso. Nuestra gente, con su resiliencia y pasión, está lista para recibir al mundo.

Cuando proyectamos como Mesa Ejecutiva de Turismo y SDSN (red de soluciones para el desarrollo sostenible) que el turismo podría generar para el 2030 $us 3.000 millones y 300.000 empleos nos comparamos con Costa Rica, país que para este 2025 generará $us 5.000 millones. Creo que nos quedamos cortos, debiéramos pensar en y apostar por estos crecimientos geométricos.

El despertar que tanto anhelamos, “El gran dorado”, está aquí. Es hora de admirarnos a nosotros mismos, ver con nuevos ojos y abrir nuestras puertas para que el mundo también se maraville. El legado de la calidad boliviana ya está sembrado. Ahora, es el momento de cosechar, no solo para exportar, sino para recibir al mundo y mostrarle el corazón de Bolivia.

El 27 de septiembre celebramos el Día Mundial del Turismo (Organización Mundial del Turismo OMT). El objetivo de esta celebración es concienciar a la comunidad internacional sobre la importancia del turismo y su valor social, cultural, político y económico. 

¡Que viva el turismo sostenible!



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