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Economía | 20/08/2024   05:00

|ANÁLISIS|Irrelevante impacto de la industrialización con sustitución de importaciones|Ibo Blazicevic|

Karan Bhatia/Unsplash

Brújula Digital|20|08|24|

Ibo Blazicevic

El estudio de Enrique Velazco “Industrialización con sustitución de importaciones” en el contexto del desarrollo humano sostenible y los desafíos de la mitigación del cambio climático menciona que en 2023 se presupuestó una inversión de 4.006 millones de dólares para continuar el programa estatal de industrialización con sustitución de importaciones.

Se mencionan inversiones en el ingenio azucarero de EASBA en el norte de La Paz, y también la Planta de cemento ECEBOL en Potosí que se suma a la ya existente de Oruro, creada en 2008, la planta de biodiésel, entre los proyectos productivos.

Por otra parte, el libro de Julio Linares, “Solo ruido, nada de nueces”, desarrolla un análisis de información financiera y concluye que 17 empresas estatales administradas por el Gobierno central durante las gestiones del Movimiento al Socialismo, perdieron más de Bs 4.000 millones (más de $US 570 millones) entre 2007 y 2022.

Linares menciona que la mayoría de las empresas evaluadas pasan por una coyuntura financiera precaria, no son sostenibles en el largo plazo y, más de una, transita un estado de situación de quiebra técnica.

Según esa investigación, más del 80% del presupuesto de las empresas analizadas está destinado al extractivismo, es decir, cuantifica la posición predominante de la petrolera YPFB en las finanzas de las empresas estatales. El resto de las empresas demanda un presupuesto mucho menor, pero, tiene un gasto mucho más alto que YPFB en sueldos y salarios, que en total fueron de casi Bs 17.000 millones en el periodo 2011-2022 (en tanto que los salarios de YPFB sumaron, en ese mismo periodo, Bs 5.800 millones).

Linares concluye que el Gobierno habla de ‘la industrialización’, cuando solo el 10% del presupuesto de las empresas públicas está destinado a procesos industriales, y casi el 80% sigue en el campo del extractivismo, igual que siempre”, poniendo en tela de juicio la Política de industrialización del gobierno.

La explotación de litio, la esperada bala de plata que salve la economía, reemplazando el declive en la producción de gas, ha dejado un daño económico al Estado de al menos 425 millones de bolivianos por las fallas técnicas encontradas en el complejo para la extracción de litio. Se reveló hace algunas semanas que no sólo las piscinas de evaporación presentan problemas para producir la materia prima que permita obtener carbonato de litio, sino que también se encontraron complicaciones en la planta de tratamiento de agua, y en la misma planta industrial de carbonato de litio. Por ello, se ve muy lejana la soñada explotación de litio y se enfrentamos un nuevo fracaso en la industrialización de recursos naturales.

Las inversiones en la industria cementera y sus impactos

Entre las millonarias inversiones presupuestadas en el PGE 2023, figura la de ECEBOL Potosí que junto con la de ECEBOL Oruro, han contribuido a incrementar la oferta de cemento de manera exponencial, generando una feroz competencia a la industria privada instalada en Bolivia.

De acuerdo con el ranking de las 500 empresas más grandes de Bolivia, 2023, publicado por el economista Hugo Siles, muestra que las cementeras como Soboce, que solía ocupar el top 10 del ranking de empresas más grandes de Bolivia, cae al puesto 24 con pérdidas en el año fiscal 2022 de Bs 158.410.226. Por su parte, Itacamba filial del gigante grupo Brasilero Votorantim perdió Bs. 5.655.738. Para completar la tendencia, vemos que la estatal FANCESA perdió 39.217.898.

Antes de la implementación de la política de industrialización con sustitución de importaciones, en 2013, hace 10 años, la industria cementera producía 3.061.147 Tn /métricas al año. Desde la puesta en marcha de ECEBOL en Oruro y la puesta en marcha de ECEBOL Potosí con una inversión de aproximadamente USD 600 millones, la oferta se ha incrementado a 3.977.361 Tn/métricas en 2023, aún falta contabilizar la oferta que inyectará el proyecto ECEBOL en Potosí que tiene una capacidad de 1,000,000 Tn/métricas anuales. Por su parte, las exportaciones han caído en la última década de US 10,5 millones a solamente 0,2 millones, debido a las restricciones de importación impuestas por el país comprador del 95 % exportado, Paraguay.

Hoy la industria trabaja muy por debajo de su capacidad instalada y la competencia que creó el gobierno hace que todos los actores, públicos y privados del sector pierdan dinero y fuentes de empleos.

Llama la atención que el Gobierno hubiera decidido invertir enormes recursos que podrían haberse destinado a mitigar los efectos del cambio climático, en un rubro constituido por un oligopolio. Además, la llamada “INDUSTRIALIZACION” no sustituye ninguna importación ya que el cemento siempre se fabricó en Bolivia.

Hoy vemos miles de empleos de trabajadores Bolivianos de las industrias privadas y estatales en riesgo, por no considerar el descalce entre la oferta y la demanda del mercado antes de realizar esas enormes inversiones.

La industrialización del vidrio

Otro caso que conozco es el de ENVIBOL.  En 2019 se inaugura la Fábrica de Envases de Vidrio Boliviano – ENVIBOL. El gerente de la fábrica, ofertó envases a la industria 15 % menos que la competencia en una clara política de dumping. En esa época la competencia estaba representada principalmente por Vidriolux, una filial de Owens Illinois, la empresa más importante del mundo.

La demanda del mercado en ese momento era de 25 K Tn y la oferta de Vidriolux y otras era de 37 K tn, con lo cual se tenía una demanda satisfecha.

Sin embargo, Envibol añadió una capacidad instalada de 34 K Tn / año. Con una inversión de U$ 70 millones y U$ 35 millones adicionales en 2022 para “ampliar su capacidad” a 62 K TN/año.

Como consecuencia del dumping que realizó Envibol, se lamentó el cierre en 2020 de Vidriolux luego de 42 años de funcionamiento y se registró la pérdida de 220 empleos. Asimismo, se incrementaron los aranceles de importación de envases de vidrio hasta un 40%, encareciendo las importaciones de pequeños fabricantes que no pueden pagar 20 o 30 mil dólares por un molde y menos comprar la cantidad mínima que le exige la planta de Zudáñez.

Vale recordar que la planta de Zudáñez tiene una pésima ubicación que encarece su logística de distribución y además carece de suministro de gas.  Entiendo que se ha definido la locación por la existencia de un pequeño yacimiento de sílice, pero este tipo de industrias emplea principalmente vidrio molido como materia prima, que se recicla infinidad de veces, por lo cual las plantas usualmente se ubican cerca de los mercados de consumo. Hoy no existe información sobre el estado de resultados de Envibol y sería interesante conocer a cuánto ascienden las pérdidas.

Nuevamente vemos que no se ha sustituido ninguna importación, o bien el efecto fue marginal y simplemente se han destruido empleos privados.

El anuncio de una millonaria planta farmacéutica

Por otra parte, se ha hecho un reciente anuncio sobre la creación de la Empresa Pública Productiva, el Laboratorio Industria Farmacéutica Boliviana (Lifab) a través del Decreto Supremo 5040. Esta iniciativa contará con una inversión de Bs 3.348.978.393, equivalente a unos 485 millones de dólares.

Según lo establecido en el Decreto emitido el 11 de octubre, Lifab se dedicará a la producción y comercialización de medicamentos para uso humano e insumos para la industria farmacéutica. Lifab también llevará a cabo investigaciones y desarrollo enfocados principalmente en medicina natural y/o tradicional.

La inversión que el gobierno planea realizar en Lifab es desproporcionada para el mercado y la demanda nacional. Si consideramos que las 10 industrias farmacéuticas más grandes de Bolivia tienen activos por unos U$ 250 millones, que equivalen a la mitad de la inversión estatal planificada y considerando que Lifab se dedicará a la producción de fármacos que ya se producen en Bolivia, estamos seguros que el sector farmacéutico privado sufrirá la misma suerte que la industria cementera y la de envases de vidrio, poniendo en riesgo 7.000 empleos directos y 11.000 indirectos de trabajadores bolivianos.

En los tres casos que acabo de mencionar, las empresas estatales creadas simplemente están canibalizando el mismo mercado y disputando a los mismos consumidores y clientes que en algunos casos se benefician con menores precios para los mismos productos, en tanto y cuanto se mantengan los subsidios, distorsionando las condiciones del mercado.

El efecto de la Industrialización en el comercio externo

Veamos ahora el efecto de la industrialización en las importaciones y su incidencia:

En el año 2022, las importaciones bolivianas superaron los 13.000 millones de dólares, siendo un 36% más comparado con el 2021; el volumen subió un 3%.

El 52% de las compras externas estuvieron representadas por bienes de capital, suministros industriales y equipos de transporte

Los combustibles y lubricantes subieron 94% en valor y un 12% en volumen, una fuerte variación debido a un “efecto precio

El promedio en valor de las importaciones de los últimos 12 años, desde 2011 al 2022 es de $US 9.500 Millones, pero en 2022 las importaciones subieron a 13,049, incrementándose en 36% y 3% en volumen

Analizando las exportaciones industriales vemos que a Julio 2023, los productos industriales más exportados son: La soya y oro en Santa Cruz; la plata, estaño y marginalmente cloruro y carbonato de potasio en potosí; Oro y estaño en La Paz; GLP y algo de soya en Tarija; oro que cuadruplica en valor a la urea en Cochabamba; estaño en Oruro; Oro en Beni y Pando y muy pocas manufacturas en Chuquisaca.

Claramente, la estructura de las exportaciones no ha cambiado, salvo por la presencia del oro en varios departamentos, con el altísimo costo ambiental y social para los pueblos indígenas de las comunidades impactadas.

Finalmente, no se entiende la intención de implementar un plan de industrialización anunciando 170 nuevas plantas industriales, si las que existen solo ocasionan pérdidas al erario nacional, compiten con la industria privada en desigualdad de condiciones y no resuelven la dependencia de las importaciones.

Ibo Blazicevic es Past President de la Cámara Nacional de Industrias.





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