El año pasado, el PIB boliviano creció en 3,1%, aunque para este 2024 la CEPAL proyecta que sea de 1,9%. Analistas como Gonzalo Colque y Gonzalo Chávez advierten que el índice de crecimiento no refleja la realidad.
Gremiales de El Alto marchan en la ciudad de La Paz por la escasez de dólares, el 7 de mayo. Foto: Unitel
Sumando Voces|13|05|24|
“Somos la segunda economía de mayor crecimiento en toda la región, pese a quien le pese, le duela a quién le duela”. O “pretenden meter a la cabeza que no hay dólares”. Son dos frases del presidente Luis Arce que en los últimos días han provocado una ola de reacciones de diversos analistas y líderes de opinión en sentido de que la economía boliviana se encuentra en crisis y que el Gobierno pretende tapar la realidad con sus declaraciones y con sus datos estadísticos.
El año pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) boliviano creció en 3,1%, aunque para este 2024 la CEPAL proyecta 1,9% de crecimiento, entre los más bajos de la región, a diferencia de lo sucedido el 2023. Sin embargo, analistas como Gonzalo Colque y Gonzalo Chávez, advierten que el índice de crecimiento no refleja la realidad.
“Lo más preocupante es que el crecimiento del PIB está siendo utilizado para negar la crisis económica y ocultar el fracaso de las medidas económicas implementadas en el gobierno de Luis Arce”, escribió este fin de semana el analista Gonzalo Colque, en su columna publicada en Brújula Digital.
En ese marco, dijo que existe una contradicción entre “la economía de papel y la economía real”, lo que se puede constatar en las declaraciones contradictorias entre los voceros del gobierno, que “un día hablan de crecimiento extraordinario y al otro día admiten que ‘no hay plata’. Un día elogian el modelo económico y al otro discursan que ‘el gas se agotó’. No se complican al asegurar que la industrialización tiene avances positivos y, a la vez, informar sobre los fracasos millonarios de los proyectos de litio”.
Los datos recogidos por Colque para sustentar su afirmación son los siguientes:
En 2023, las exportaciones cayeron un -20% con respecto al año anterior y las importaciones un -3,2%. Además, el saldo comercial fue negativo (-570 millones de dólares), lo que significa que hemos gastado más dólares en importar que los obtenidos por exportar. En efecto, en 2023 hemos exportado menos gas natural, menos soya y menos oro. Por lo tanto, el desempeño del comercio exterior registró números rojos.
El Gobierno afirmó que la demanda interna aumentó en 2,56%, lo que incide en el crecimiento del PIB. Pero, esto refleja el crecimiento del gasto de las familias en servicios básicos, transporte, educación, telecomunicaciones y también del gasto público.
La tasa de inflación del 2023, que no supera 2,12%, se utiliza como deflactor para convertir el crecimiento nominal del PIB en crecimiento real. A mayor tasa de inflación corresponderá menor crecimiento económico.
Por eso, según Colque, al Gobierno le interesa manipular la inflación para minimizarla, lo que lleva a la gente a desconfiar de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas. Una tasa tan baja significa que los precios han sido extraordinariamente estables, lo que no concuerda con la subida de la cotización del dólar en al menos un 30% en el mercado no regulado ni con las listas de precios reajustados al alza de parte de los importadores. Si la tasa de inflación fuera un 3%, el crecimiento económico no llegaría ni al 2%.
Un indicador indirecto es la recaudación tributaria. En 2023, la recaudación en el mercado interno aumentó en 161 millones de bolivianos con respecto al año anterior. Esta cifra representa un crecimiento porcentual de 0,5%. Además de que es la cifra más baja registrada de los últimos tres años, está por debajo de la tasa de inflación (2,12%), por lo tanto, el crecimiento real de las recaudaciones tiene que ser negativo.
El jueves pasado, durante una conferencia de prensa, el Presidente hizo una larga explicación para afirmar que la economía se está normalizando, que ya pasó lo peor y que las Reservas Internacionales Netas (RIN) están estabilizándose, puesto que llegaron a 1.800 millones de dólares en abril de este año.
Frente a eso, el analista Gonzalo Chávez señaló que el Presidente está alejado de la realidad. “Volvió la cantaleta que tenemos la inflación más baja de la región, pero no dice nada que es con los subsidios más elevados del planeta. El crecimiento más elevado del continente, pero con una economía quebrada, señala que tenemos la tasa de desocupación más baja del continente, pero ni una palabra que el 80% está sobreviviendo en el sector informal”, dijo en declaraciones a ANF.
Respecto a la escasez de divisas, Arce señaló que se logró captar 58 millones de dólares en tres meses, pero Chávez retrucó que eso representa apenas el 5,6% de lo que el país requiere para la importación de productos que, es de mil millones de dólares al mes.
De hecho, este lunes el país amaneció nuevamente con la noticia de la escasez de combustibles, con filas en los surtidores y hasta con bloqueo de vías en el oriente del país a causa de este problema. Los combustibles se financian, justamente con los dólares de las RIN.
Frente a estas críticas, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, defendió los indicadores de la economía boliviana durante una intervención en medios estatales este domingo, donde vaticinó una “perspectiva positiva” para este 2024.
“Tenemos una perspectiva positiva para este 2024”, dijo y se respaldó en una experta brasileña que habría anticipado que éste será el mejor año para la soya. “El precio de la soya está aumentando; entonces, hay varios elementos que configuran el año agrícola muy bueno para Bolivia. El estaño también está generando a nivel internacional un escenario de aumento de precio”, dijo.
“Bolivia es la economía que, en estos momentos, en esta gestión, respecto a todos los gobiernos anteriores, es la que más ha industrializado (…). Es la economía que tiene más crecimiento en industrialización”, dijo, al destacar el 3,1% de crecimiento registrado el 2023, por encima de las proyecciones internacionales.
Sin embargo, la proyección de la CEPAL (1,9%) contradice el optimismo de Montenegro.
“En el caso de Bolivia, según esta organización de la ONU, se estima que su crecimiento económico sea del 1,9% para este año 2024. De acuerdo a este último informe, el país se encuentra en el penúltimo lugar de crecimiento económico en Sudamérica, si tomamos en cuenta que Argentina decrecería en un -3,1% este 2024”, escribió el economista Fernando Romero, en un artículo publicado en diversos medios.
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