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Brújula Digital|10|05|24|
Guido Balcázar
Los pasos acelerados que da la tecnología crean cada vez más medios de pagos, que tienen el objetivo de reemplazar el uso del dinero físico por el electrónico; esto, para hacer más fácil la vida de las personas mientras realizan transacciones financieras. Sin embargo, ese camino a la practicidad puede estar plagado de una serie de peligros y riesgos de estafa, a los que muchos hemos estado expuestos en algún momento.
En nuestro medio, por ejemplo, se oye de “QR impostores”, con los que los ciberdelincuentes pueden reemplazar los códigos originales instalados en negocios y otros para direccionar el pago que realizamos a las plataformas que crean con fines ilícitos. De la misma forma, se conoce de casos de “QR inversos”, que en vez de recibir pagos realizan cobros.
Sin el afán de estigmatizar a estos medios de pago gratuitos, es importante que quienes los usan consideren el grado de vulnerabilidad al que se exponen, pero que además consideren que existen otras alternativas, como el pago con tarjeta, que garantiza la seguridad de sus transacciones con un método simplificado; es decir, con el valor de la rapidez que ofrecen los códigos QR.
En Bolivia, las empresas que prestan el servicio de pagos en línea con tarjeta tienen como principio la seguridad de sus clientes, por lo que se respaldan en los bancos más importantes del país y están enmarcadas en la regulación, tanto nacional como internacional.
En el ámbito local, la fiscalización viene de la mano de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI); mientras que, en lo internacional, la regulación se desprende de las normas de las diferentes marcas que forman parte del mundo de las tarjetas. Esta regulación tiene que ver con lo técnico, con lo que se puede crear o no; por ejemplo, en cuanto a mensajería o mecanismo de seguridad.
La regulación de la ASFI se asienta en la gestión y está enfocada en fiscalizar la seguridad orientada a la gestión del negocio. Exige que las decisiones estén debidamente sustentadas en las normas y controles de parte y contraparte, y en claras líneas de defensa del consumidor. Esto obedece a que el principio de la norma boliviana es la prevención del riesgo y la medición de éste, si es alto o bajo; y la complejidad que representa y asumirlo.
Todas estas condiciones determinan que las empresas que prestan el servicio de pago en línea con tarjeta conformen una estructura que debe contar con departamentos de riesgo, auditoría y cumplimiento, entre otros.
Para garantizar la seguridad en sus servicios, las empresas de pagos con tarjeta deben acompañan el cumplimiento de la norma con una serie de certificaciones nacionales e internacionales que respalden sus procesos. Una de las más importantes a nivel internacional es la certificación PCI (Payment Card Industry), presente en Bolivia.
Obviamente, garantizar un medio de pago seguro representa demandar, a quienes lo adopten, el cumplimiento de ciertos mecanismos de seguridad, lo que inicialmente puede generar molestias, pero que en el mediano y largo plazo redundan en el gran beneficio que representa la seguridad. Vale la pena iniciar el proceso, porque el camino corto y fácil puede traer amargas sorpresas y daños a nuestras finanzas.
Guido Balcázar es experto en finanzas empresariales.
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