El objetivo del apoyo del FIDA de la ONU a los programas de desarrollo de este sector es "aumentar los ingresos" de las "comunidades rurales" y garantizar "que tengan unos medios de vida".
El presidente del FIDA, el español Alvaro Lario. Foto: EFE
La
Paz|efe|09|05|24|
El éxito de Bolivia en el desarrollo de la cadena de valor de los camélidos fue destacado este martes por el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas, el español Álvaro Lario, cuyo organismo tiene una trayectoria de casi tres décadas de apoyo a este sector en el país andino.
Lario llegó a La Paz para participar en el lanzamiento del Año Internacional de los Camélidos 2024 en Bolivia, declarado por Naciones Unidas para generar conciencia sobre la importancia de estos animales como recurso de subsistencia clave para millones de familias.
En una entrevista con EFE, el español resaltó que la declaración es "especialmente importante" para su agencia, que lleva cerca de tres décadas de inversiones en las cadenas productivas de camélidos.
Según Lario, la importancia se explica por el desarrollo productivo que genera el sector y que "en muchos casos" es "la única fuente de ingresos" de estas poblaciones y también porque un camélido "es uno de los pocos animales que verdaderamente es capaz de desafiar buena parte de los retos" globales ante el cambio climático.
El objetivo del apoyo del FIDA a los programas de desarrollo de este sector es "aumentar los ingresos" de las "comunidades rurales" y garantizar "que tengan unos medios de vida", indicó.
El español explicó que el fondo invierte actualmente en unos 30 programas en 14 países de América Latina por un monto total de 1.600 millones de dólares.
Éxitos bolivianos
En el caso concreto de los camélidos, el apoyo del FIDA ha tenido un "enfoque primordial en Bolivia", donde la financiación de distintos programas iniciada en 1995 ha impactado en unas 50.000 familias dedicadas a la crianza de camélidos y la producción de derivados como carnes y fibras textiles, además de su comercialización, indicó.
El beneficiario más reciente de esta inversión, y que ha sido "muy exitoso", es el estatal Programa ProCamélidos, con 40 millones de dólares, la mitad financiados por el FIDA y la otra mitad por el Gobierno de Bolivia y los gobiernos locales, "pero también por las propias comunidades".
"Las comunidades invierten en su propio desarrollo y una de las cosas más bonitas, que es bastante única en el mundo, es que estas también deciden en muchos casos cuáles son sus necesidades y hacia dónde van los recursos", resaltó.
El programa fue galardonado este año en los Premios de Género del FIDA, por el protagonismo que da a las mujeres que crían y procesan productos de estos animales.
Lario resaltó los "grandes éxitos" que ha tenido Bolivia, cuya producción de carne de llama aumentó "en ocho veces en las últimas dos décadas" y, por ejemplo, en 2022 reportó más de 30 millones de dólares en ventas.
También destacó otros logros como el incremento de la producción de fibra de camélidos como llamas y alpacas, que ha llegado a las 500 toneladas anuales, además del reconocimiento internacional del "charque" o carne deshidratada.
Claves para cooperar
A su juicio, la virtud de la alianza con Bolivia para que programas como ProCamélidos sean exitosos fue el "empoderamiento" de las comunidades y su capacidad de apropiarse del proyecto y definir por ellas mismas cómo y en qué invertir los recursos.
El presidente del FIDA consideró importante tener en cuenta este enfoque para combatir efectivamente contra desafíos mundiales como la inseguridad alimentaria, la malnutrición y la pobreza.
También vio relevante dar un enfoque ya no solo de "subsistencia", sino de "desarrollo productivo" con generación de ingresos y empleos que den oportunidades y "esperanza", sobre todo a los jóvenes de las zonas rurales para que no se vean obligados a migrar a las ciudades.
Otros temas transversales que se deben tener en cuenta son la nutrición y la resiliencia al cambio climático, agregó.
Según información del FIDA, la agencia invierte en la población rural en pos de empoderar a las personas para ayudarles a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer su resiliencia climática.
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