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Economía | 08/03/2024   04:55

|OPINIÓN|El modelo del pluri-multi despilfarro|Armando Álvarez|

Aeropuerto de Chimoré, una de las decenas de obras sin uso construidas por el MAS. Foto: Los Tiempos

Brújula Digital|08|03|24|

Armando Álvarez

En los gobiernos de Evo Morales y de Luis Arce (este previamente cajero del primero), que más allá de, al parecer, grandes diferencias que hoy los separan para la lamentable realidad en la que se encuentra la economía, son igualmente responsables. El país recibió cerca de 55.000 millones de dólares por la renta de las exportaciones de gas, más de 11.000 millones de dólares por la deuda externa contraída y además se endeudaron internamente por otros 17.000 millones de dólares. Vale decir que los gobiernos de Morales y Arce dispusieron de 83.000 millones de dólares (cerca de dos veces el PIB) para implementar su Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo (MESCP) y toda esa multimillonada de plata que ningún otro Gobierno en la historia del país dispuso. La recibieron en efectivo, en dólares y bolivianos contantes y sonantes.

Cuando el MAS asumió el Gobierno en enero de 2006, el país contaba con una de las reservas de gas más importantes de la región, descubiertas gracias al proceso de capitalización implementado en la primera gestión de Sánchez de Lozada; un contrato de provisión de gas al Brasil que fue gestionado durante varios años y gobiernos, por el cual se inicia la exportación a ese país en 1999, y un escenario de precios al alza de las materias primas que se mantuvo hasta 2014. Queda claro que en nada de lo anterior tuvo injerencia el MAS; sin embargo, a fines de 2006 se firma el contrato de provisión de gas a Argentina. 

En 18 años de Gobierno, las reservas de gas se encuentran en franco proceso de agotamiento, motivo por el cual su producción y exportaciones vienen cayendo (el mayor nivel histórico de exportación fue el 2013 con 6.680 millones de dólares Vs. 2.125 millones en el 2023) y las importaciones de combustibles (diésel y gasolina) aumentando, a tal punto que la balanza comercial de hidrocarburos fue negativa el 2022 en 56 millones de dólares y mucho más (860 millones en 2023), que es una de las razones de la creciente escasez de dólares en el país. 

Lo peor es que, en los próximos años, la situación tenderá a deteriorarse al extremo de tener que importar ya no sólo diésel y gasolina sino también gas, con lo cual la necesidad de dólares para hacerlo se incrementará significativamente año a año. Un Jefe de Estado y su cajero de turno medianamente competentes comprenden que cuando se depende de un bien que se va a agotar, como es el caso de los recursos naturales no renovables, se debe invertir en descubrir nuevas reservas a fin de reponerlo y así poder continuar percibiendo ingresos a futuro. Básico, pero no lo hicieron.

En lugar de guardar algo para reponer reservas o generar condiciones para que los privados lo hagan, los gobiernos de Morales y Arce, en aplicación de su famoso “modelo”, utilizaron la totalidad de las rentas de gas, pero como estas comenzaron a bajar por la caída de su producción y exportación, endeudaron interna y externamente al país y agotaron las reservas del Banco Central para cubrir los crecientes gastos del Estado. También los crecientes diversos subsidios, las inversiones en empresas, proyectos y obras de infraestructura pública sin estudios de factibilidad, las licitaciones públicas sin sentido económico fueron la tónica.

Como resultado se tiene más de 70 empresas públicas, en su mayoría deficientemente gestionadas y deficitarias; proyectos multimillonarios que a la fecha han arrojado magros resultados; existen serias dudas de que a futuro mejoren; infraestructura pública que no genera apoyo alguno a los sectores productivos y algunas ni se utilizan; déficit fiscal por 10 años consecutivos del 7,7% promedio anual del PIB; endeudamiento público interno y externo por más de 33.000 millones de dólares; reservas internacionales, al cierre de 2023, de apenas 1.709 millones de dólares (similar a las que había cuando asumieron el Gobierno en 2006) y una calificación internacional de riesgo país en el rango de CCC (alto riesgo de impago) otorgado por tres de las más importantes calificadoras internacionales.

Cuando los ingresos caen de manera importante, un Jefe de Estado y su cajero de turno medianamente competentes entienden que el gasto debería también ajustarse, no necesariamente en el nivel de la caída de los ingresos, pero no mantenerse, menos incrementarse y peor aún por 10 años consecutivos. Básico, pero tampoco lo hicieron.

Entrando a los 18 años de gobierno masista, el país requiere importar cada vez más combustibles, las más de 70 empresas públicas requieren importar insumos para seguir operando ineficientemente, se debe pagar capital e intereses de la deuda externa asumida, el Gobierno presupuestó por 11 año consecutivo un déficit fiscal del 7,8% del PIB y el Banco Central debe aún devolver a los bancos dólares por más de 2.000 millones.

En contrapartida, los ingresos por exportaciones de gas serán cada vez menores, el acceso a financiamiento externo (que incrementa la ya abultada deuda) es y será cada vez más reducido y costoso (dada la pésima calificación de riesgo) y las reservas internacionales del Banco Central, deducidas las reservas en oro que por ley no puede disponer, no alcanzan ni para cubrir un mes de importaciones (350 millones de dólares aproximadamente Vs. 960 millones). ¿Queda alguna duda de los motivos de la escasez de dólares? 

No se puede negar que, en lo social, el modelo masista tuvo algunos logros, como la reducción de los niveles de pobreza y la mejora de ingresos de buena parte de la población, pero con los 83.000 millones de dólares que despilfarraron pudieron hacer mucho más y lo imperdonable es que el lamentable Estado en que se encuentran la economía y el sector energético, sin perspectivas de que mejoren, pone en serio riesgo la sostenibilidad de esos pocos logros. Ah, pero la inflación es una de las más bajas de la región.

Armando Álvarez Arnal es analista económico y financiero.





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