Foto: APG
Brújula Digital|21|02|24|
Napoleón Pacheco
La CEPB y el ministro de Economía firmaron un acuerdo para enfrentar la aguda escasez de dólares y otros asuntos económicos. Al respecto mi perspectiva es la siguiente:
i) Acuerdo confirma que la escasez de dólares es real, varias autoridades habían negado este hecho argumentando que existía una fuerte especulación y que una vez superada la situación volvería a la normalidad. Inclusive se había anunciado que la Policía buscaría y sancionaría a los especuladores.
ii) Los puntos acordados revelan que el Gobierno no tiene una hoja de ruta mínima para responder no solamente a la falta de dólares (expresión de la crisis cambiaria que comenzó entre marzo y abril del pasado año, cuando el presidente del BCB anunció que negociaría con los exportadores cruceños un tipo de cambio diferencial con la condición que vendan las divisas al BCB), sino también a la crisis económica global en la que se encuentra Bolivia. Los aspectos relevantes del acuerdo ya fueron planteados en días pasados por varias organizaciones empresariales.
iii) Algunos puntos del acuerdo, como por ejemplo los 1 y 2 (liberación de exportaciones y devolución de Certificados de Devolución de Impuestos (CEDEIMs) son medidas administrativas que el Gobierno pudo haber adoptado antes si tuviera una lectura algo aproximada de la crisis y no se encerrara negándola, afirmando que “¡vamos bien!”, “¡somos la mejor economía de América Latina con la inflación más baja!” y otras cosas por el estilo.
iv) El acuerdo deberá instrumentarse en medidas concretas, como decretos supremos y otras de carácter administrativo que tomarán tiempo en diseñarse y aplicarse. En consecuencia, no son de impacto inmediato. Otras, como el fomento a las inversiones agrícolas para mejorar el rendimiento, o los estímulos tributarios para adquirir vehículos flex y eléctricos, constituyen, en el mejor de los casos, medidas de mediano plazo.
v) El acuerdo solamente es una salida transitoria y artificial a la escasez de dólares. Es imprescindible que se reconozca la crisis cambiaria, abandonando el régimen de tipo de cambio único y adoptando un sistema cambiario flexible, guiado por el BCB, como fue el sistema del Bolsín introducido por el D.S. 21060.
vi) La emisión de bonos en dólares por parte del BCB, medida sugerida por el IBCE, requiere en su implementación de la aceptación de la ciudadanía. Esto supone que se debe tener confianza en el BCB. ¿En las actuales circunstancias y considerando la pésima actuación de las autoridades del BCB, la población tendrá confianza en dichos bonos?
vii) Simultáneamente se requiere un ajuste fiscal orientado a achicar el déficit fiscal.
viii) Tomando en cuenta que las exportación de gas se desploma y que la mayor parte del valor de las exportaciones de oro se queda fuera del país –el Gobierno no intentará “molestar” a los cooperativistas mineros (en 2022 las exportaciones de oro metálico y mineral llegaron a 3.007 millones de dólares y en 2023 a 2.487 millones de dólares)– se podría aumentar la carga tributaria a ese sector, que puede indexarse a la cotización internacional del oro y pagarse en dólares directamente al BCB; pero debido a que los mineros cooperativistas constituyen uno de los soportes políticos del gobierno de Arce y que las exportaciones agropecuarias no reaccionarán inmediatamente, se necesita un acuerdo con el FMI que permita el acceso a un crédito de emergencia, como el que se negoció en el gobierno de la presidenta Jeanine Áñez y que la ALP no aprobó; las actuales autoridades del BCB se apresuraron a devolver pagando inclusive intereses. Para esto la condición es que el Gobierno deje de lado sus prejuicios ideológicos. ¿Tendrá la capacidad de hacerlo en bien del país?
BD/
@brjula.digital.bo