Los presidentes de las diferentes cámaras de industria de los tres países coincidieron que el contrabando conlleva delitos transfronterizos.
Brújula Digital |16|06|23|
Colchane es un remoto pueblo de 450 habitantes en el desierto altiplánico del norte de Chile, pero registra un movimiento económico anual por más de 2.600 millones de dólares, casi el valor de las exportaciones bolivianas de gas natural, debido a que es el trasiego del contrabando hacia este país, según autoridades de Bolivia.
Empresarios bolivianos, de Perú y Chile han coincidido en un encuentro empresarial de la víspera en La Paz que el contrabando se ha convertido en una amenaza para la seguridad de los países en el último tiempo, debido a que ahora está asociado con otros delitos del crimen organizado como el tráfico de drogas y de migrantes ilegales.
El altiplano es una extensa meseta en medio de los Andes a 3.800 metros de altitud que comparten Bolivia, Chile y Perú; es una zona pobre que debió ser un “polo de intercambio y desarrollo trinacional”, pero es la zona donde “convergen”, contrabandistas y traficantes que utilizan las mismas rutas clandestinas, según coincidieron Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias de Bolivia (CNI), Silvia Hooker de la Sociedad Nacional de Industrias de Perú (SIN) y José Pakomio de la Cámara de Chile.
“Los gobiernos deben promover mecanismos de cooperación”, dijo Pakomio. Según Hooker el altiplano boliviano se ha transformado en el puente del contrabando desde Chile hacia Perú.
Las diferencias históricas de la guerra del Pacífico (1879-1883) que enfrentó a los tres países y que aún los mantiene distanciados, es aprovechado por mafias.
El presidente chileno Gabriel Boric visitó Colchane en marzo pasado por donde ingresan a Chile desde Bolivia, gran parte de migrantes venezolanos, haitianos y colombianos entre otros que usan territorio boliviano como puente. Su gobierno atribuye a la migración ilegal el amento de la inseguridad en el norte chileno.
Según Hooker el contrabando se ha disparado desde la pandemia del COVID-19. La crisis económica aumento la informalidad y con ello el tráfico ilegal de mercancías.
Desde la pandemia la informalidad en Bolivia incrementó del 70% a más del 80% del total de la actividad económica boliviana, según la CNI.
Las más preocupadas son las autoridades y empresarios de Bolivia donde el contrabando creció el año pasado un 8,2%, el doble de la tasa de crecimiento del PIB (4,3%), según los empresarios.
Hugo Siles, asesor de la cámara boliviana, las pérdidas por el contrabando se han triplicado desde hace 22 años. Hasta alcanzar el año pasado a 3.331 millones de dólares, el 7,9% del PIB. “Esa cifra representa un mes de la producción total de Bolivia”, dijo.
Se trafica de todo según los expositores. A Bolivia entra desde Chile autos y ropa usados, celulares, electrodomésticos y medicamentos entre otros. De Bolivia sale a Perú alimentos y combustibles principalmente. Gran parte del contrabando que entra Bolivia procede de Argentina favorecida por el tipo de cambio monetario. Con cada devaluación monetaria en Argentina aumenta el contrabando a Bolivia.
Los tres países comparten una frontera de poco más de 1.800 kilómetros. Bolivia el único país que militarizo la lucha contra el contrabando, pero los resultados no son halagadores, sólo un 3,2% se logra decomisar.
Ahora los contrabandistas operan con grupos armados y han provocado varias bajas al ejército, dijo el general Pedro Vargas, viceministro de Lucha contra el Contrabando.
BD JMC