La OIT advierte que en el mundo mueren al año 2,9 millones de personas en accidentes laborales o enfermedades vinculadas al trabajo, equivalente a 24.9 muertes por cada 100 mil habitantes mayores de 15 años, versus, una media de 22.3 en la región.
Accidentes laborales Foto gráfica d Qhse.com
Brújula Digital
|27|04|23|
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) a través de su director para los Países Andinos, Italo Cardona, afirmó quela incidencia de muertes relacionadas con el trabajo en Bolivia, es más alta que la registrada en las Américas, equivalente a 24.9 muertes por cada 100 mil habitantes mayores de 15 años, versus una media de 22.3 en la región.
“En Bolivia, hacer realidad este derecho para todas las personas trabajadoras resulta todavía un desafío importante. “La incidencia de muertes relacionadas con el trabajo es más alta que la registrada en las Américas, de 24.9 muertes por cada 100 mil habitantes mayores de 15 años versus 22.3 en la región, y preocupa que todavía miles de personas mueren cada año, si analizamos al menos 19 factores de riesgo ocupacional”, afirmó.
Señaló que hay un total de 2.9 millones de personas que mueren anualmente debido a accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo, según las últimas estimaciones de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional.
Al referirse a Bolivia señaló que la cifra podría ser mucho más alta si consideramos, además, que el país tiene una altísima proporción de trabajo informal, con serios déficits en la calidad del empleo y en la protección de las y los trabajadores.
“Según los datos del último informe de la OIT: Panorama Laboral 2022 en América Latina y el Caribe, la tasa de informalidad en Bolivia llegó al 80% en el 2022, es decir casi 8 de cada 10 personas trabaja en esa condición”, sostuvo.
Sin seguro de salud para atenderse ante una enfermedad o accidente, sin horarios de trabajo, sin la posibilidad de exigir implementos de seguridad a sus empleadores, con el estrés diario de trabajar por ingresos extremadamente bajos y con contratos inestables, las y los trabajadores informales de Bolivia dijo, que son quienes más necesitan que el Estado implemente las acciones que OIT recomienda para garantizar ambientes de trabajo seguros y saludables.
“Al elevar la seguridad y salud en el trabajo a nivel de principio y derecho fundamental, Bolivia, como país miembro de OIT, debiera dar pasos urgentes para ratificar el Convenio 155 sobre seguridad y salud de los trabajadores (1981) y el Convenio 187 sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo de 2006”, mencionó.
Cardona recordó que estos dos convenios ofrecen una guía clara a los países para poner en marcha, a través del diálogo social tripartito, políticas, sistemas y programas de seguridad y salud en el trabajo, con medidas concretas de política pública y dentro de las propias empresas; con responsabilidades, deberes y derechos bien definidos; y con acciones destinadas a promover una cultura de prevención a nivel nacional.
“Ante esta situación, en junio de 2022, gobiernos, empleadores y trabajadores de los Estados miembros de la OIT, reunidos en la 110 Conferencia Internacional del Trabajo, tomaron una decisión histórica: que un entorno de trabajo seguro y saludable sea considerado un derecho fundamental en el trabajo”, afirmó.
En ese marco dijo que los actores del mundo del trabajo se comprometieron, como responsabilidad compartida y fundamental, a garantizar que cuando las personas vayan a su trabajo, estén libres de violencia y acoso, y regresen a su hogar vivas, sanas y sin lesiones físicas o psicológicas.
“De acuerdo con ambos Convenios, Bolivia y todos los países de la región deberán considerar, en sus planes y políticas de seguridad y salud en el trabajo (SST), no solo los riesgos ya conocidos, sino también aquellos que puedan generarse como consecuencia de los cambios en la manera en que trabajamos, de los procesos productivos y de los materiales que se utilizan en esos procesos”, dijo.
La aplicación de las SST dijo que suponen mayores esfuerzos por parte de los países para anticipar los riesgos emergentes -incluyendo los psicosociales-, la adopción de un enfoque más multidisciplinario de la seguridad y salud en el trabajo, y el establecimiento de vínculos más fuertes con la salud pública, entre otras medidas.
La OIT ha hecho un compromiso por fortalecer su asistencia técnica a los actores del mundo del trabajo para avanzar en la ratificación y aplicación plena de estos instrumentos internacionales para hacer realidad el derecho de todas las personas a un entorno de trabajo seguro y saludable.
BD JMC
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