cerrarIMG-20250923-WA0008IMG-20250923-WA0008
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Política | 06/11/2025   10:27

El factor Hassenteufel: cómo el TSE recuperó credibilidad

Con un estilo parco y alejado de los reflectores, Hassenteufel logró algo que parecía improbable: que la ciudadanía, los partidos y los observadores aceptaran sin cuestionamientos los resultados de las urnas.

Óscar Hassenteufel/APG
Banner
Banner

Brújula Digital|06|11|25|

Raúl Peñaranda U.

En medio de un proceso electoral intenso, cargado de expectativas y con una segunda vuelta histórica, hubo un protagonista más bien silencioso que también salió victorioso: Óscar Hassenteufel. 

El presidente del TSE cumplió un papel decisivo en devolver credibilidad y legitimidad a una institución que, hasta hace poco, atravesaba una de sus etapas de menos credibilidad.

Con un estilo parco y alejado de los reflectores, Hassenteufel, un experimentado jurista chuquisaqueño amante del fútbol, logró algo que parecía improbable: que la ciudadanía, los partidos y los observadores aceptaran sin cuestionamientos los resultados de las urnas. 

En un país acostumbrado a sospechar de sus árbitros, y tras el bochorno de 2019, cuando una integrante de la entonces sala plena cortó la luz para que no se siguiera dando resultados preliminares, desencadenando el fraude de ese año, Hassenteufel ha logrado un inusual consenso de credibilidad.

La elección que culminó con la victoria de Rodrigo Paz fue un proceso confiable. Desde la primera vuelta, el TSE mostró eficiencia en la transmisión de datos del Sirepre y una actitud asertiva. La segunda vuelta, que confirmó la ventaja holgada de Paz, confirmó que el sistema electoral boliviano había recuperado su prestigio.

Lejos de la estridencia o la confrontación, Hassenteufel optó por la discreción y la consistencia política, pero no estuvo exento de polémicas: una carta filtrada de renuncia, que luego él retiró, puso al país en vilo el 22 de julio, menos de un mes antes de las elecciones. Estaba exasperado por la conducta irreverente y desconsiderada de algunos de sus colegas de la Sala Plena.

En ese sentido, la actitud díscola e irresponsable, especialmente de Tahuichi Tahuichi, y también de Nancy Gutiérrez, le hicieron difícil a Hassenteufel asentar su poder en una Sala Plena que a veces más parecía un circo o un kínder. Allí tuvo como colaboradores sensatos a los vocales Francisco Vargas y Gustavo Ávila; este último fue un puntal pese a haber sido, paradójicamente, nombrado por el presidente Luis Arce. Los demás pasarán al olvido rápidamente.

En medio de la contienda, sin embargo, la amenaza principal estaba representada por los magistrados del Tribunal Constitucional, sobre todo de los cinco autoprorrogados. Aprovechando que en la CPE de 2009 el organismo electoral no tiene la última palabra en temas electorales, y al hecho de que los fallos del Tribunal Constitucional son inapelables, esos magistrados tuvieron fuerza para poner en riesgo, en varias oportunidades, el proceso electoral.

Aprovechando la impunidad de la que gozan, esos magistrados emitieron fallos escandalosos, como su propia autoprórroga. 

En ese escenario, Hassenteufel, aprovechando su larga experiencia y el hecho de que fue presidente de la Corte Suprema y conoce bien los ambientes judiciales, tomó una decisión audaz e incomprendida en su momento: un acuerdo con el Tribunal Constitucional para garantizar que este cuerpo resolvería con prontitud cualquier demanda que pusiera en riesgo los comicios. Y así fue. 

Hassenteufel también fue favorecido por la debilidad del gobierno: al no tener chances de reproducirse en el poder, la gestión saliente ejerció presiones cada vez menos intensas sobre el Órgano Electoral, y después, incluso lo respaldó; ello marcó una diferencia con la actitud que el Ejecutivo, más Evo Morales, asumieron contra su antecesor, el también prestigioso Salvador Romero, logrando forzar su renuncia.

El barco que condujo Hassenteufel enfrentó tempestades externas y también sus propias dudas y su deseo de volver a ser un ciudadano privado. Al final se repuso y continuó al mando, logrando llevar esa nave a buen puerto. Ayudó así a consolidar la transición democrática de la que goza el país. Es su legado. Ahora, a los 80 años, ingresa a la historia por la puerta grande.

BD/RPU





BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Recurso 4
Recurso 4
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300