|CRÍTICA|Escape a los Andes, la historia de Mauricio Hochschild, “El Schindler de Bolivia”|Marco Antonio Valverde|

Brújula Digital|13|04|24|

Marco Antonio Valverde

Leer el título “Escape a los Andes, la historia de Mauricio Hochschild, ‘El Schindler de Bolivia’”, lleva a que uno se pregunte quién fue realmente ese empresario minero y qué lo motivo a hacer lo que hizo.

Los autores, periodistas e investigadores de profesión, comenzaron su investigación el año 2016, de forma separada. Uno de los principales retos que enfrentaron fue que no se contaba con mucha información acerca de la persona de Hochschild; solo se conocía su vida como empresario alemán radicado en Bolivia a través de dos investigaciones realizadas en el país y otra en el exterior: las de León Bieber,  (“Dr. Mauricio Hochschild, Empresario minero, promotor e impulsor de la inmigración judía a Bolivia”; de Carlos Tenorio (“Mauricio Hochschild, sus emprendimientos en Bolivia y su crecimiento económico en Potosí”); y de Helmut Waszkis (“Dr. Moritz Hochschild”).

Esto cambió al encontrarse documentación con mucho valor en el Archivo Histórico de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). Adicionalmente, Brockmann tuvo contacto con antiguos ejecutivos del Grupo Hochschild, quienes le proporcionaron mucha información. Con lo que avanzaron, los autores de este libro decidieron unir esfuerzos para realizar un solo trabajo que se enfocara en otra faceta de Hochschild: su vida personal, la que él mismo mantenía en reserva.

La lectura comienza con el origen mismo de la familia, el ingreso de Hochschild a la Universidad de Freiberg (Alemania), destacada por su Escuela de Minería, la interrupción de sus estudios en minería con el llamamiento a cumplir su servicio militar obligatorio, su devoción inflexible por el trabajo y un desprecio total por el concepto de tiempo libre: esto caracterizaría su vida privada hasta sus últimos días.

Brockmann y Peñaranda explican en detalle cómo su interés por el cobre lo llevó a Chile donde, gracias a una carta de crédito por valor de 5.000 libras esterlinas (lo que equivale a 850.000 dólares en 2023), entregada por su tío Leopoldo, pudo empezar su vida empresarial con una gran ventaja el año de 1911. Tuvo un acercamiento a los minerales bolivianos en los que percibió su gran potencial. Hochschild veía oportunidades en los productos que los mineros bolivianos despreciaban, es decir el mineral de baja ley, la escoria ordinaria y los desmontes que contenían otros minerales. Así es cómo los autores muestran cómo hacía negocios y cuál era su visión empresarial, cómo estableció varias empresas y cómo llegó a crear un imperio y amasar una gran fortuna.

Mientras él se dedicaba a sus empresas en Sudamérica, en la República de Weimar llegaba democráticamente al poder el Partido Nacional-Socialista, y comenzaron las persecuciones a los judíos, cada vez más violentas. En uno de sus viajes sufrió los abusos físicos por tener origen judío, de parte de miembros de la Sturmabteilung (SA), conocidos como las “camisas pardas”, salvándose de ser arrestado gracias a que poseía un pasaporte argentino.

Brockmann y Peñaranda muestran en detalle la creciente preocupación por los abusos que se llevaban a cabo en Alemania hacia la población judía y cómo se crearon organizaciones de ayuda dedicadas a la emigración de judíos alemanes y austriacos. Las más importantes, a nivel financiero, estaban en Gran Bretaña, Estados Unidos y Argentina. Sin embargo, muchos países pusieron cuotas para apoyar las migraciones judías mientras que otros simplemente les cerraron sus fronteras.

Los autores muestran, a través de la revisión de documentos primarios, cómo Estados Unidos no quisieron ampliar sus cuotas –que nunca llegaron a completar al 100 %– y cómo Argentina que, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial ayudó mucho a los judíos, cerró sus fronteras a estos inmigrantes “como en la antigua Pompeya, aquellos que podían trataban de escapar de la erupción del Vesubio del odio y la persecución”, dice el libro. Los lugares de destino eran cada vez menos ya que muchos países tenían una actitud pasiva, limitándose sus gobiernos a dar discursos o hacer lo mínimo indispensable. Asimismo, los autores narran las persecuciones, los procesos para conseguir las visas, los permisos de viaje, que muchas veces duraban meses, así como la travesía hacia la libertad, mostrando el lado humano de las familias que escapaban de las persecuciones y de la muerte.

Pero Hochschild fue más allá y no abandonó a los perseguidos; gastó parte de su fortuna personal en ello. Bolivia, al contrario del resto del mundo, abrió sus puertas y se logró salvar de la muerte a más de 12.000 personas (dicha cifra es una aproximación sacada de los archivos de Hochschild y de las estadísticas de los censos de extranjeros) pese a que el país no era el más adecuado para recibir refugiados, por la situación económica y política que atravesaba en los años 1940.

El libro Escape a los Andes no solo muestra la vida de Hochschild como empresario, como esposo, padre, sino como ser humano que ayudó a salvar vidas humanas, ayudando a huérfanos de manera silenciosa proporcionando recursos a orfanatos, auspicios entre muchos más.

Esta obra describe con detalle los hechos, las circunstancias, el contexto mundial, la coyuntura política boliviana de esos años; además, también muestra el rol de Bolivia que no dio la espalda, como muchos otros países, a la tragedia de las persecuciones y las muertes a gran escala de personas inocentes, lo que conocemos como el Holocausto. Finalmente muestra el ocaso de Hochschild, su casi fusilamiento, su arresto, el secuestro y su partida de Bolivia y qué fue el destino final de ese imperio minero que creo y el de su familia. El libro no solo cautiva al lector: lo hace vivir los hechos.

Marco Antonio Valverde Carrasco es diplomático, estudiante de la carrera de Historia de la UMSA.