Brújula Digital|31|03|24|
Fernando Molina | Tres Tristes Críticos |
Ha sido la peli más taquillera de lo que va del año, aumentando el éxito acumulado de la serie, que ya había recaudado 1.800 millones de dólares. Estas son las razones de fondo del estiramiento de la historia que encantó a chicos y grandes durante la última década. El panda gordo y adorable que se convertía en el Guerrero Dragón. Pero como dijo un crítico, ya es tiempo de tomar esta franquicia y hacerle “skadoosh” o, en español, “skiduush”. Ha tratado de mantener el espíritu y repetir los factores de su éxito artístico, lo ha logrado en parte, pero también ha mostrado el cansancio de la fórmula. Así es la vida. Como decía Goethe, “todo lo que nace merece perecer”.
¿En qué se basó el gran impacto de la serie producida por Dream Works?
-La belleza y plasticidad de los dibujos, que se producen con una mezcla de computadora y animación del viejo estilo. Los personajes son todos atractivos y vivaces, cada detalle está cuidado, no hay esos espacios coloreados vacíos que muestran algunas películas de animación.
-El parlamento desbordante de simpatía y humor inteligente de Po, el panda interpretado por Jack Black (“La escuela de rock”, “Jumanji”) en inglés y por Omar Chaparro en español (que es como lo hemos conocido nosotros, porque no se subtitulan o no llegan subtituladas las películas para niños). La performance de ambos es sobresaliente.
-La historia convencional (ideológica) sobre el logro de los “sueños” por medio del esfuerzo y sobre que la vida es un continuo ascenso. Sin embargo, envuelta en un manto de mística fantasiosa, superficialmente oriental, que la vuelve más leve y graciosa que de costumbre.
Ahora bien, ¿se repiten estos factores en Kung Fu Panda 4?
Sí, se repiten. Quizá demasiado, porque también se insiste, ya de forma desangelada, en el mismo esquema narrativo: Po debe enfrentar a un villano con poderes que lo superan (la Camaleona, que es capaz de tomar la forma de sus anteriores rivales). Para ello debe viajar y aprender algo que lo moverá hacia arriba en el camino de la sabiduría. Va a convertirse en una suerte de líder espiritual, pero lo que a él le gusta es patear malos, su familia (compuesta por dos padres de diferentes especies, un oso y un ganso que representan, ambos, la cobardía y el valor de la paternidad), los dumplings y los amigos. Este contraste es la principal palanca cómica de la serie.
Las novedades de este capítulo son dos: una falsa, pues se supone que es la primera vez que Po llega a una ciudad, cuando ya estuvo en una en la segunda entrega, mientras luchaba contra un pavo real malévolo; y el que sus asistentes ya no sean los “Cinco Furiosos”, disciplinados maestros del kung fu, sino una suerte de “corte de los milagros” que reúne a la escoria de la sociedad oprimida por la Camaleona.
Entonces, está la receta completa y con algunos refuerzos; sin embargo… no diría que el encanto se ha perdido, eso sería impreciso, pero sí que ahora el resultado es menos convincente, seguramente porque ya existen y están en nuestra memoria las películas previas. Y porque los chistes ya no son tan buenos, también hay que decirlo.
Es muy difícil crear mundos ficticios tan convincentes y autónomos como este de Po y sus amigos, pero, como sabe muy bien J. K. Rowling, resulta aún más difícil ampliarlos.