La docu-ficción se basa en un libro famoso, que combinaba el periodismo, la historia y la literatura de no ficción, y que se titulaba “Laetitia o el fin de los hombres”. Fue escrito por el original historiador Iván Jablonka.
HBO Max acaba de colgar completa la miniserie francesa de 2020 “Laetitia”. Seis capítulos dirigidos por el oscarizado Jean-Xavier de Lestrade y representados con las actuaciones de altísima calidad de Marie Colomb, Sophie Breyer, Yannick Choirat, etc. Lo mejor de esta miniserie son los performances, brillantes, de las dos jóvenes protagonistas.
La docu-ficción se basa en un libro famoso, que combinaba el periodismo, la historia y la literatura de no ficción, y que se titulaba “Laetitia o el fin de los hombres”. Fue escrito por el original historiador Iván Jablonka. La obra salió en 2016 y ganó los premios franceses Le Monde, Médicis y el Prix des Prix.
La historia que relatan libro y miniserie es real. Una tragedia personal que devino en denuncia social. Laetitia era una muchacha de 18 años. El 18 de enero de 2011 fue violada, primero, y después, cuando amenazó a su agresor con denunciarlo a la policía, fue asesinada y descuartizada por este. Ella era guapa y estaba por librarse de un pasado desgraciado. Su caso conmovió a Francia y la atención que despertó de los políticos y la prensa terminó por desenterrar las profundas raíces de este hecho policial. Porque si bien era verdad que la había matado un psicópata con antecedentes de violación y agresividad, también era cierto que ella había aceptado salir con él, compartir drogas con él, en fin… Y que este era un comportamiento anormal en ella, que siempre había enfrentado la difícil vida que le había tocado en suerte con ánimo responsable y optimista. De pronto, Laetitia se había deprimido al punto de escribir una nota de suicidio y, pocos días después, aceptar el cortejo de un individuo desagradable y claramente peligroso. ¿Se suicidó Laetitia de esta extraña manera, es decir, poniéndose al alcance de un depredador? En este caso, ¿qué había sucedido con ella en el último periodo, que la había cambiado para mal? O quizá con más acierto: ¿Qué había vuelto a ella, en este periodo en el que estaba a punto de ser adulta e independiente y liberarse de su pasado, de una infancia marcada por el abandono y el abuso?
Laetitia y su
hermana gemela Jessica nacieron en el seno de un matrimonio tóxico. La
enfermedad metal acosaba a sus padres. Pronto el Estado las separó de ellos y
las entregó a institutos y una familia de cuidadores. ¿Cómo fue la vida de
estas niñas? ¿Pudo el Estado francés haber salvado a Laetitia y no lo hizo? O,
incluso peor, ¿el Estado, a través de sus representantes los cuidadores, la
empujó hacia el final tan terrible que la aguardaba? Tales son las preguntas
que Jablonka explora con maestría (aunque en unos pocos momentos también con
cierta aridez).
Igual que el libro, la miniserie se organiza en torno a un misterio psicológico. Los detalles del asesinato, la investigación, la rápida captura del asesino, la locura de este, la búsqueda del cuerpo, en fin, todo esto era muy bien conocido por todos los franceses cuando apareció el libro. El caso había ocupado los titulares de los noticiarios durante mucho tiempo. Lo que quedaba (y queda hasta ahora) por resolver es por qué Laetitia tomó las decisiones que tomó, todas malas, el día de su muerte. Y qué tuvo esto que ver con ciertos secretos terribles que se guardaban en su casa de acogida y que amenazaban en especial a su hermana Jessica.
La miniserie plantea la tesis del “suicidio” de Laetitia de una forma directa. Por su formato, debe ser por fuerza más didáctica que el libro, que es más complejo y matizado. De este se infiere que si bien el sistema les falló a las hermanas, no hay una causalidad sencilla de determinar. Al final, poner todas las esperanzas en la acción de una burocracia es iluso. La verdad es que la vida de los pobres y desafortunados es espantosa y poco se puede hacer a corto plazo para remediarlo. El asesino de Laetitia, Tony Meilhon, era hijo de una mujer que no lo quería y que lo abandonó para complacer a su nuevo marido. Claro que el chico era violento. Y claro que ella, la madre, había sido violada por su propio padre y había concebido con él a su primer hijo. Y así sucesivamente…
La vida de los pobres y desafortunados es espantosa y esto trasciende la buena intención y la eficiencia o ineficiencia de los servidores públicos. Al final, el Estado se termina sumando a los factores concomitantes que conducen a la perdición y la infelicidad de quienes han sido arrojados a este mundo sin amor y sin recursos (porque el amor también tiene ‘condiciones de posibilidad’).
La miniserie vale mucho la pena. El libro (publicado en español por Anagrama), todavía más.
Fernando Molina es periodista, escritor y crítico del cine