Brújula Digital |27|03|21|
Rodrigo
Ayala Bluske / Tres Tristes Críticos
La serie se llama Karppi y se debe al nombre de su protagonista, la detective de la policía finlandesa Sofia Karppi, aunque como ocurre en estos casos, se le ha dado otro denominativo para su comercialización internacional: Deadwind. En todo caso Karppi (2018-2020) es una de las mejores series del género negro-policial ubicadas en la cartelera televisiva actual, en este caso en la plataforma Netflix.
Una policía joven se reincorpora rápidamente a su trabajo después del fallecimiento de su esposo en un accidente y comienza a investigar el asesinato de una mujer cuyo cuerpo se encontró en un terreno en el que se edifica un nuevo barrio.
De esta manera nos introducimos en un argumento en que lo formal está centrado en diversas conspiraciones empresariales. Pero en la misma medida en que la trama avanza por esa vía “lineal”, la del asesinato y el conflicto empresarial, la historia se diversifica introduciéndonos en los conflictos personales de los personajes principales. Y en la medida en que van avanzando los capítulos, la importancia de los resortes argumentales es complementada por los mundos internos y las interacciones personales que nos va describiendo la serie.
El universo de Karppi está constituido por seres que sufren pérdidas y ausencias emocionales. La protagonista que ha enviudado repentinamente y que debe lidiar con una hijastra adolescente y una hija pequeña, su compañero, que ha optado por no asumir compromisos como una forma de vida, el esposo de la víctima, el empresario, etc. Se trata de una cohorte de personajes adustos, tensos, cuya actitud ante la existencia se centra en la manera de sobrellevar el día a día.
Una de las mayores virtudes de la serie (emergente del carácter de los “nórdicos”, dirán algunos), se encuentra en la forma contenida con la que se encaran las relaciones personales. A lo largo de los 12 capítulos que componen la primera temporada no encontramos aspavientos de cariño ni diálogos melosos. Pero eso no significa que los vínculos no avancen o que los personajes no modifiquen su percepción de la realidad. Más bien al revés: la “lentitud” aparente con la que se realizan estos procesos hace que en definitiva tengan mayor solidez y que por tanto los espectadores nos involucremos de mejor manera.
Podría constituir una estigmatización, pero realmente es difícil imaginar otro tipo de tonalidad de historia en el entorno físico finlandés: los inmensos espacios abiertos cubiertos de nieve, los bosques tupidos y hasta cierto punto amenazantes, las calles grises y vacías se funden en un todo, con ese cúmulo de historias que pugnan por ganar el día a día.
La detallada descripción de los personajes va de la mano con una trama argumental perfectamente engranada a través de distintos cabos que se lanzan capítulo a capítulo y que van articulándose de manera precisa en la medida se avanza hacia la resolución final. En el guion no hay golpes bajos ni soluciones sacadas de la manga por lo que los realizadores garantizan que la atención del espectador no se encuentre en ningún momento en riesgo de desviarse.
Karppi es parte del surgimiento de la producción televisiva de los países nórdicos en los últimos años, producida, o por lo menos conocida, merced al crecimiento de las plataformas de streaming. El nordic noir como se conoce al género en la prensa especializada nos ha garantizado hasta el momento tramas bien llevadas y planteamientos narrativos coherentes. Entre otros títulos relevantes que se han lanzado últimamente se encuentran, por ejemplo, Forbrydelsen (2007-2012) y Sorjonen (2016-2020), ambos, también, muy buenos ejemplos del cine negro policial.