la actuación de todos los personajes es impecable, el personaje principal, el de Fernando Arze, hace recuerdo al de Casey Affleck en “Manchester junto al Mar”; la trama es atractiva; el ritmo el ágil; y las secuencias de acción están muy bien logradas.
Poster de la película Muralla
Jersussa Pozo
Brújula Digital, 15|10|18
Nuestro cine ha pasado por muchas etapas desde sus inicios. Desde el histórico largometraje mudo “Wara” (1930) de José María Velasco Maidana, que nos cuenta la historia de amor entre la princesa indígena “Wara” con el capitán español Tristín de La Vega, pasando por el indigenismo de Jorge Sanjinés en películas como “Ukamau” (1966), o “Nación Clandestina”(1989), en dónde se denunciaba explícitamente la crisis de identidad y el racismo, y películas memorables como “Mi socio” (1982) de Paolo Agazzi, en donde se expone la relación entre oriente y occidente de una manera empática y emotiva.
También ha habido críticas sociales a través del humor negro en películas como “¿Quién mató a la llamita blanca?” (2005) de Rodrigo Bellot, contando la cruda realidad que se vive en la marginalidad en “Cementerio de Elefantes” (2009) de Tonchy Antezana; hasta llegar al formato del “blockbuster boliviano” gracias a la comicidad e ingenio de los hermanos Benavides con “Engaño a primera vista” (2016), solo por mencionar algunas.
Pese a la cantidad de películas memorables, frases citables y aclamadas por los bolivianos, nuestro cine es constantemente criticado por la falta de calidad actoral, por ser cuasi monotemático (muy enfocado a temas “costumbristas”), y la falta de buenas producciones.
Pero en el último tiempo se ha dado un nuevo paradigma: nuevos directores, con visiones rupturistas, nos traen propuestas que antes eran impensables. El cine funciona como un termómetro social y los tiempos están cambiando, una clara muestra de ello es Denisse Arancibia, con su filme “Las Malcogidas”, en donde aborda los temas de la comunidad LGBT, los estereotipos de belleza y la mentalidad retrógrada boliviana. Por su lado, Marcos Loayza nos presentó “Averno”, que muestra el inframundo de la cosmovisión andina con grandes secuencias de acción y fotografía. Pareciera que en el último tiempo muchas producciones han estado tratando de desmarcarse del costumbrismo del cine boliviano en cuanto a forma y estar más a la par de formatos internacionales. Es aquí que llega “Muralla”, de Gory Patiño.
Anteriormente, “Carga Sellada” (2015), de Julia Weise, fue candidata a ser nominada a “mejor película de habla no inglesa” en los Oscar. Ahora, “Muralla” es la apuesta boliviana para los premios Oscar que se realizarán en febrero de 2019, y la verdad es que la película cuenta con todas las condiciones para recibir dicho premio: la actuación de todos los personajes es impecable, el personaje principal, el de Fernando Arze, hace recuerdo al de Casey Affleck en “Manchester junto al Mar” (ambos personajes están muertos por dentro desde el inicio, sus corporalidades y sus silencios son oro puro); la trama es atractiva; el ritmo el ágil; y las secuencias de acción están muy bien logradas. Las otras candidatas que compiten con “Muralla” como mínimo deben ser dignas rivales, pero en el peor de los casos, podríamos decir que con la película de Gory Patiño ya estaríamos iniciando “la época de oro” del cine boliviano.
@brjula.digital.bo