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Cultura y farándula | 26/10/2025   03:00

El segundo Twin Peaks

Lynch “cumple” con la expectativa de los seguidores de la serie al retratar los pormenores de la vida sexual de Laura, con un equilibrio adecuado; no rehúye el desnudo, pero tampoco cae en los excesos del grotesco.

Foto RRSS
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Brújula Digital|26|10|25|

Rodrigo Ayala Bluske

Denominamos “el segundo Twin Peaks” a la película Twin Peaks: fire walk withme estrenada en 1992, un año después de la finalización de la serie televisiva. Se trata de la película, junto con su versión de Dune, realizada en 1984, más cuestionada en la carrera del realizador David Lynch, por lo menos en el momento de su estreno. Probablemente, una de las causas se encuentre en las “ganas” detectadas en la crítica y el público, por “explotar”, es decir seguir monetizando la enorme repercusión que había alcanzado la serie televisiva. 

Sin embargo, más allá de las motivaciones comerciales (que no necesariamente afectan la calidad narrativa de una obra), lo cierto es que el planteamiento de Twin Peaks: fire walk with me, es coherente. Si Lynch y el guionista –productor Mark Frost, estructuraron la serie de televisión alrededor del “imaginario” (especulaciones, informes, versiones diversas) de lo que había sido la vida sexual secreta y finalmente la muerte de Laura Palmer. ¿Por qué no dar vuelta la tortilla y mostrarla en directo? Por supuesto que se trataba de un reto difícil, en la medida en que implicaba ser coherente con los planteamientos temáticos de la serie y dar gusto a las expectativas de los críticos, por un lado, y los “fans” de la serie, por el otro. 

¿Lograron su propósito Lynch y Frost? Creemos que sí, aunque con algunos altibajos. Desde los primeros minutos de la aparición del personaje, la película comienza a retratarla en forma descarnada: Laura Palmer llega al colegio vestida como una chica conservadora de buena familia e, inmediatamente, se encierra en el baño para consumir cocaína y, unos instantes después, se desnuda en uno de los ambientes del gimnasio para tener relaciones sexuales con James, su amante.

Lynch “cumple” con la expectativa de los seguidores de la serie al retratar los pormenores de la vida sexual de Laura, con un equilibrio adecuado; no rehúye el desnudo, pero tampoco cae en los excesos del grotesco al que acostumbran algunos otros directores teñidos de la aureola del “autor” (pensemos en las películas de Ken Rusell, por ejemplo). Solo puede criticársele alguna romantización esteticista de momentos como el del salón del prostíbulo, que podrían interpretarse como una concesión comercial. 

Uno de los aspectos más interesantes en la construcción del personaje, es el del control que Laura ejerce en el momento de sus relaciones sexuales. Por ejemplo, al ver los primeros capítulos de la serie, y conocer a su novio Bobby, matón de poca monta, podíamos pensar que era maltratada permanentemente; sin embargo, en la película queda claro que ella es quien ejerce el control. Inclusive cuando Laura se prostituye, ella es quien fija las formas y alcances de la relación y, más allá de eso, ejerce una suerte de control psicológico sobre él, o los individuos. Ese rasgo solo se rompe cuando es violada por el espíritu maligno Bob y en las escenas finales, cuando es asesinada.

La pregunta obligada que la película tiene que responder es el “por qué”, Laura, la chica modélica de buena familia, se ve inmersa en esa espiral terrible de degradación autodestructiva. Ese elemento le quita a la película parte de la ambigüedad que hacía tan interesante a la serie. 

Otro de los problemas que tiene la cinta es el de la necesidad que tienen los guionistas de acomodar, o eliminar en las dos horas de metraje, las innumerables relaciones que habíamos conocido de Laura en la serie de televisión. De esa manera, en la película no aparece el vínculo que sostenía con Benjamin Horne, el jefe de su padre, y, por otra parte, su relación con el motociclista James, una de las más importantes, en la medida en que, aparentemente, era el único amante que le ofrecía ternura, parece impostada y colocada solo para justificar los sucesos finales, que culminan en el asesinato. 

De igual manera, los minutos iniciales, en los que se vincula el crimen con los asesinatos anteriores a la serie, parecen solo un pretexto para justificar la aparición del Agente Cooper y son un peso muerto en la trama. 

En el conjunto de los diez largometrajes realizados por Lynch, Twin Peaks: fire walk with me, es uno de más irregulares; sin embargo, a pesar de eso, cumple con sus principales metas, entre ellas, centralmente, la de alimentar el imaginario de la enorme legión de seguidores de la serie.



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