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Sostenibilidad| 17/09/2021

La urgencia de respirar aire saludable en tiempos de pandemia

La urgencia de respirar aire saludable en tiempos de pandemia

Todos necesitamos de aire limpio para vivir mejor,

Visión Sostenible |17|09|21|

El Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul fue celebrado por segundo año en 2021, y la necesidad de tener acceso a aire limpio sigue siendo tan importante como antes.

El lema elegido este año por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la celebración de este día fue “Aire saludable, planeta saludable”, con el cual se busca enfatizar los efectos de la contaminación del aire en la salud, particularmente durante la pandemia de Covid-19.

La ONU celebró el 7 de septiembre el Día Mundial del Aire Limpio por un Cielo Azul para priorizar la necesidad de un aire saludable y los vínculos de la contaminación atmosférica con otros temas críticos como el cambio climático, la salud humana y planetaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, el día sirvió para hacer un llamado a la acción para alinear esfuerzos colectivamente y reclamar el derecho al aire limpio.

De acuerdo con el Banco Mundial, en un artículo publicado recientemente en su portal, la contaminación del aire es un problema multifacético: representa el principal riesgo ambiental para la salud en el mundo y le costó al planeta una cifra estimada de 8,1 trillones de dólares en 2019, equivalentes al 6,1 % del producto interno bruto (PIB) mundial.

Además, la contaminación atmosférica es letal: causa o es un factor que contribuye a ataques cardíacos, derrames cerebrales, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias, y provoca la muerte de aproximadamente 7 millones de personas cada año. Alrededor del 95 % de estas muertes ocurre en países de ingreso bajo y mediano. La epidemia de COVID-19 solo está empeorando la situación ya que investigaciones han puesto en descubierto vínculos entre la polución del aire y las hospitalizaciones y los decesos por dicha enfermedad.

Más del 90 % de la población en el mundo vive en zonas donde los niveles de contaminación superan las pautas de la Organización Mundial de la Salud. La exposición a partículas PM2,5 de aerosol inhalable (dañinas para la salud humana) es de 5 a 10 veces mayor en Asia meridional, Oriente Medio y África que en América del Norte.

En América, más de 320 mil muertes prematuras son atribuibles a la mala calidad del aire; y al menos 250 millones de personas viven en ciudades que no cumplen las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire en lo que respecta a las partículas.

Distintos estudios científicos vincularon y comprobaron la relación existente entre mala calidad del aire y mortalidad por COVID-19; siendo uno de los más citados el de los investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, el cual señala que existe mayor mortalidad en pacientes con COVID-19 que hayan estado expuestos por periodos largos a PM2.5; lo cual se asocia con un aumento del 8% en la tasa de mortalidad por coronavirus.

El primer paso para reducir la contaminación del aire, según el Banco Mundial, es identificar dónde están los problemas, sus causas y qué tan graves son en realidad.  Por ello, apoya el desarrollo de sistemas de información ambiental que, en lugares como Perú, por ejemplo, incluyen la ampliación de la red de monitoreo de la calidad del aire a seis nuevas ciudades y nuevos sistemas para difundir al público la información sobre la calidad ambiental.

Sobre la base de la necesidad de recopilar datos, también se hace necesario garantizar que estos se utilicen como respaldo de las medidas que se pueden tomar para priorizar las fuentes clave de contaminación del aire. En un estudio reciente del Banco Mundial sobre los efectos en la salud de diferentes fuentes y las composiciones químicas de la contaminación del aire se concluyó que las emisiones de las centrales eléctricas de carbón y los vehículos diésel son particularmente tóxicas para los humanos y se asocian de manera más consistente con los ataques cardíacos.

Aunque los peligros de la contaminación de aire exterior están documentados, en ocasiones se pasa por alto los factores de riesgo y la mala calidad del aire en espacios interiores en los que, como consecuencia de la pandemia, tanto tiempo pasamos en la actualidad. Según datos de la Agencia de Protección de Medio Ambiente en Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), los niveles de contaminantes del aire interior suelen ser de 2 a 5 veces superiores a los del exterior por lo que la calidad de la ventilación es un elemento vital en las prioridades constructivas y de rehabilitación.

La pandemia de COVID-19 y los recordatorios omnipresentes del cambio climático agravan estos desafíos. Sin embargo, si toman medidas para identificar tanto los problemas de la contaminación del aire como las soluciones, los países pueden recorrer un largo camino hacia la superación de todos estos retos colectivos, y ello ofrece el beneficio muy tangible de mejorar la salud de las personas, la fortaleza de sus economías y la condición general del planeta Tierra.