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Inclusión financiera| 14/07/2021

Pandemia e inclusión financiera

Pandemia e inclusión financiera

Visión sostenible |26|07|21|

Bolivia es un país con profundas brechas. De acuerdo con la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2002, Bolivia tenía el mayor coeficiente de desigualdad (índice GINI) de todo el subcontinente. En los años subsecuentes ese indicador sufrió considerables disminuciones hasta situarse por debajo del promedio regional. Pero a partir del año 2017, esa reducción se había estancado y con la llegada de la pandemia, incluso podría hacerlo retroceder.

Un factor que perpetúa las brechas es la exclusión financiera. Las personas excluidas del sistema financiero formal suelen ser víctimas de la usura, métodos violentos de cobranza, robos, falta de oportunidades y limitaciones para emprender. Todos estos problemas agudizan la pobreza.

El Banco Interamericano de Desarrollo estima que la mitad de la población adulta del continente está marginada de los servicios financieros. Las cifras comienzan a abultar las curvas cuando se habla de poblaciones indígenas, de áreas rurales, pobres o mujeres.

A partir de la última década del siglo pasado, el continente y Bolivia en particular, han sido escenario del desarrollo de las instituciones de microcrédito como una respuesta a la brecha financiera, promoviendo la inclusión financiera.

Sus esfuerzos se han enfocado en atender las necesidades de los segmentos más golpeados por la desigualdad, particularmente mujeres de las zonas periurbanas o rurales. Los resultados fueron tan buenos en Bolivia, que el modelo comenzó a ser replicado en otros países del mundo.

Todo parecía marchar bien, pero vino la pandemia. Como se sabe, el segmento más golpeado por los efectos del Covid-19 en Bolivia y el subcontinente ha sido aquel que conforma la cartera de clientes de las instituciones de microfinanzas.

La abrupta caída del empleo, sobre todo del informal, sector al que pertenece el 71% de la fuerza laboral del país, complicó el panorama para las microfinanzas. Las medidas de diferimiento en el pago de las obligaciones financieras asumidas por el gobierno y el freno en seco del ahorro pusieron en aprietas a varias instituciones.

En un escenario en el que el fin de la pandemia todavía es incierto, los avances de los últimos años en pos de la inclusión financiera podrían revertirse muy rápido.

Se espera que el sistema financiero amplíe sus productos y servicios hacia el sector de las microfinanzas. La tecnología, que tiene una buena penetración en el país, podría ser usada como vehículo para hacer accesibles los servicios financieros para ese enorme mercado que hoy busca un camino hacia la resiliencia.