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Equidad| 16/10/2022

Nuevo enemigo de la equidad: el síndrome de la impostora en el ámbito laboral

Nuevo enemigo de la equidad: el síndrome de la impostora en el ámbito laboral

El “síndrome de la impostora” se presenta con mayor regularidad en las mujeres y afecta sobre todo a las más exitosas.

Visión Sostenible |16|10|22|

Actualmente ha surgido un nuevo enemigo para el logro de la verdadera equidad entre los trabajadores. Su origen se da cuando inconscientemente una persona limita o subestima sus capacidades y las justifica como una casualidad o suerte. Si bien este fenómeno ataca a ambos géneros, distintas investigaciones alrededor del mundo concluyen que este se presenta con mayor regularidad en las mujeres y recibe el nombre de “síndrome de la impostora”.

Si bien los espacios presentan un mayor nivel de inclusión y equidad, vale mencionar que la percepción de habilidad que tiene un individuo sobre uno mismo le permite, definitivamente, desarrollarse con facilidad o dificultad en situaciones de oportunidad. Según un estudio de Behavioral Science Research Institute de Estados Unidos, un 70% de las personas padecen el síndrome del impostor, sobre todo en el trabajo; y este viene acompañado de lo que se conoce como “cuota de género”.

Esta se entiende como una estrategia o mecanismo que busca fortalecer la participación de las mujeres en el mundo laboral. Lourdes Ocampo, profesora de EGADE Business School en Guadalajara, afirma que las cuotas no son una meta, sino un proceso para alcanzar la igualdad, posibilitar puestos de liderazgo en nuevas culturas organizacionales y, posiblemente, reducir síndromes de la impostora.

No obstante, esta nueva implementación recibe muchas críticas. Por un lado, se mantiene la injusticia que representa reservar espacios dirigidos a un género en específico y, por otro lado, podría reforzar la creencia que se selecciona a mujeres en el trabajo sin considerar su capacidad en el sector.

Sobre el tema, Marcela San Vicente, consultora laboral de Dinámicas Humanas y especialista en género, comenta que “la otra cara de la moneda de esta positiva medida es cómo perciben las mujeres estos ascensos”. Explica que “las ‘impostoras’ piensan que si les están dando esta posición de directorio es por cumplir una cuota y no porque en realidad se lo merezcan”.

La incorporación de las mujeres en ámbitos laborales, sin embargo, varía en relación al ascenso de cargos altos o gerencia que obtienen los hombres. En Bolivia, el XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología trató el tema y concluyó que aún existe un trayecto pendiente para lograr resultados que garanticen los derechos de las mujeres en el trabajo y deben generarse espacios para hablar sobre ello.

El síndrome de la impostora, que afecta sobre todo a mujeres exitosas, genera una inseguridad inexplicable para las mujeres en cualquier ámbito y dobla la exigencia que emplean las mismas para superar metas que creen ser incapaces de lograr. Incluso, se puede perder oportunidades de ascenso o arriesgarse a tomar nuevos proyectos por miedo a “no ser lo suficiente” o “no estar a la altura”.

Este fenómeno se sufre en silencio y frena cualquier oportunidad de ejercer posiciones de liderazgo. Sin duda este síndrome también cimenta sus bases en el machismo y la falsa creencia que el potencial masculino está encima del femenino. La falta de seguridad en las mujeres aún está vigente, sin embargo, existen empresas, institutos y fundaciones que facilitan espacios para hablar sobre el tema y concientizan a su equipo en temas de género.