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Buenas prácticas| 14/10/2021

Llegó el tiempo del consumidor financiero digital

Llegó el tiempo del consumidor financiero digital

Los jóvenes acceden a servicios financieros desde un computador o un celular, las 24 horas del día y los 365 días del año,

Visión Sostenible |14|10|21|

Sucede todo el tiempo. Hace más de medio siglo, cuando aparecieron las primeras máquinas de escribir electrónicas (1965), los usuarios de las máquinas tradicionales demoraron en adaptarse a los cambios. Lo mismo ocurrió con los procesadores de palabras. Basta con imaginarse el asombro e incluso el temor que habrá sentido la primera persona que vio reflejarse en una pantalla las letras que pulsaba en el teclado de un computador.

Pero si algo ha quedado claro es que los seres humanos pueden adaptarse a todas las transformaciones y que la evolución de la tecnología estuvo siempre a la altura de los cambios en sociedades que, de un extremo a otro del planeta, experimentaron una permanente aceleración en sus vidas. Los avances tecnológicos son un reflejo de los tiempos y acomodarse a ellos hoy es tan importante como aprender a leer o escribir.

En ese marco debe inscribirse también la educación financiera digital.  Ahora que la banca tradicional ha quedado en el pasado y que son mayoría los clientes que prefieren un banco que sea “lo menos parecido a un banco”. La innovación en canales digitales ha permitido que las nuevas generaciones puedan acceder a servicios financieros desde un computador o un teléfono inteligente, las 24 horas del día y los 365 días del año, algo impensable hasta hace relativamente poco tiempo.

“Recuerdan la libreta de ahorros o la prolongada espera en la ventanilla bancaria para hacer un depósito, un retiro o realizar el pago de un servicio. Pues definitivamente eso ya es cosa del pasado. Ahora el consumidor financiero dispone de una tarjeta de débito, puede hacer transferencias desde su banca móvil y pagar la luz o el agua sin moverse de su casa u oficina. Obviamente esto hace la vida mucho más cómoda”, afirma el gerente de Soluciones Digitales y Experiencia Cliente del Banco de Crédito BCP, Rodrigo Valdez.

La educación digital es una suerte de “alfabetización”, un aprendizaje imprescindible para desenvolverse en un mundo donde la tecnología se abre paso y llega hasta las actividades cotidianas de la gente. “Desconocer el alfabeto de la digitalización es una desventaja significativa en estos tiempos”, añade.

La mayoría de los bancos ha emprendido campañas para adiestrar a sus clientes en el uso de las herramientas digitales. Ya no solo se trata de la educación financiera, que en su momento tuvo una enorme importancia, sino de descubrir las ventajas que tiene una buena calificación en la materia digital de la libreta de calificaciones del consumidor financiero.

En el BCP, por ejemplo, “hemos transitado del formato de educación financiera tradicional a través de cuñas radiofónicas en tres idiomas, que fue y es muy importante, al de los talleres y seminarios utilizando nuevas herramientas de comunicación a distancia. Con este recurso llegamos a unos 4 mil clientes en el período de la pandemia”, agrega.

El impacto de la educación digital se mide en la evolución de las transacciones registradas mediante ese tipo de herramientas, que a su vez puede ser un indicador también de la inclusión financiera, sobre todo en países donde todavía un porcentaje importante de la población no tiene acceso a ese tipo de servicios.

El objetivo debiera ser que todos los actores del mercado bancario, independientemente de su “tamaño”, puedan actuar con toda la información a su alcance y para ello es indispensable que la educación financiera digital llegue cada vez a más personas.

Lo que puede ayudar a este propósito es alto nivel de penetración del Internet que muestran países en vías de desarrollo como Bolivia, donde llega a poco más del 75%. Esto quiere decir que al menos 7 de cada 10 bolivianos puede utilizar este recurso para acceder a créditos digitales o realizar apertura de cuentas 100% digitales que le permitan ser parte del mercado.

Todo depende de la actitud frente al dispositivo. Si antes el temor precedía a la curiosidad al tocar las teclas de una maquina eléctrica de escribir, hoy el conocimiento debe derrumbar esas barreras y conseguir que se pueda vivir en un mundo donde la mayor parte de los ciudadanos esté al día en este tipo de información. “El tiempo del consumidor financiero digitalizado ha llegado”, concluye.