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Sociedad | 25/03/2023

Reportaje / El refugio escondido de los actores

Reportaje / El refugio escondido de los actores

Brújula Digital |25|03|23|

Samantha Carpio Aparicio y Sharore Mariana Rollano / Tomado de la revista Calle 2 de la UCB

Tras la aparición de un Pumakatari con rumbo a Chasquipampa, Claudia Lisbeth, de 23 años, llega puntual a la reunión programada vistiendo un colorido kimono, una calza negra y un  barbijo que combinaba con su vestimenta. Sin saber lo que le espera, entra nerviosa por la  puerta lateral de la cafetería Juan Valdez y entonces se prepara para la entrevista que viene a  continuación. Después de ordenar un café con hielo, empieza a contar sin olvidar ningún  detalle cómo fue su día antes de llegar a la tan esperada cita. Luego de dar el primer sorbo a  su fría bebida, comienza a relatar su experiencia previa a iniciar su carrera artística con la  compañía de teatro Hugo Pozo.

“Me daba miedo lo que piensen los demás”, recuerda Claudia en voz baja y con una expresión de profunda tristeza al recordar aquellas vivencias previas a su  inicio como actriz profesional de teatro. La artista alude repetidamente que era tan tímida e introvertida que ni siquiera podía decir sus opiniones en voz alta por temor a ser juzgada o catalogada de cierta manera. Muy pensativa, menciona que en esos momentos no sabía cómo canalizar toda esa energía de una forma positiva. 

Al iniciar la práctica de la teatroterapia en la compañía de teatro Hugo Pozo, la actriz notó un cambio significativo en su vida, de pronto ya no era la misma muchacha tímida del inicio, sino, una persona que podía expresarse de forma fluida y sin miedo. Ella recalca que ahora, después de tantos años usando al teatro como terapia para superar su cuadro de ansiedad y depresión, es una mujer diferente y se siente libre de todas esas emociones que la agobiaban desde pequeña.

Según el artículo El teatro cómo terapia I, la teatroterapia es la integración de lo artístico con la psicología, un  término poco reconocido pero con gran impacto en la vida de quienes la practican. Actuar  consiste en dejar de ser tú y volverte alguien más, algo que todas las personas hicieron  cuando eran niños, no en un escenario, sino, con la imaginación. Hacer teatro teletransporta al  actor a su niñez, y la teatroterapia trata de recuperar esa creatividad;  al mismo tiempo ayuda  de forma individual, personal y diferente a cada sujeto del elenco.

Estrés

Para Valeria Zubieta el eustrés y el distrés son los dos tipos de estrés existentes en el ser  humano, las personas sufren estos todo el tiempo, sin embargo, no todo es malo como se presenta. El primero es llamado “estrés  positivo” y es aquel que los actores pueden llegar a sentir en un momento de satisfacción al  igual que los ensayos o la convivencia; por otro lado tenemos al distrés, que es este sentimiento negativo que también afecta al artista al instante de presentarse ante el  público.

De acuerdo al estudio Hacer teatro: beneficios para el desarrollo positivo en adolescentes, realizado  por Tomás Motos-Teruel, los jóvenes utilizan el teatro para relacionarse con  facilidad en el entorno social, perder el miedo y lograr amistades. Los frutos que más resaltan respecto a la teatroterapia se basan en la construcción de identidad, perder la vergüenza al socializar, nuevos desafíos, autoconciencia emocional, superación de miedos, mayor imaginación, entre  otros.

Ante la ansiedad y la depresión, que son algunos de los problemas más frecuentes de pacientes  que necesitan terapia, la teatroterapia es una opción viable y no muy conocida. Esta ayuda a los actores y actrices a creer en sí mismos y crecer personalmente, les enseña a superarse día a día, vencer cada uno de sus miedos, para que, paso a paso, enfrenten los obstáculos que puedan perjudicarlos. Soltar sus emociones actuando, aprender a canalizarlas y manejarlas de manera  positiva es algo que no solo puede ayudar a un actor en potencia, sino, a cualquier individuo  que necesite terapia, explica la psicóloga abiertamente. 

Experiencias

Guery Pozo, presentador del sector deportivo de Unitel, se muestra un tanto apurado pero sin la  intención de ser desatento, y revive la nostalgia de dónde empezó todo. “Decidimos empezar con Los Stickers Comedy Show debido a la necesidad de sus integrantes de mostrar sus propias creaciones teatrales”, dice el actor, orgulloso de lo que ha creado junto a sus amigos, y feliz porque recuerda todos los obstáculos que han podido superar juntos.

La teatroterapia se ha vuelto una herramienta fundamental para su compañía y ellos la  implementan a menudo, ya que al interpretar a un personaje se necesita más que repetir  palabras y memorizar los diálogos, es preciso saber transmitir emociones, y eso a los actores les ha sido útil tanto en la vida artística como en la privada: el teatro se vuelve parte de su rutina y los ayuda a continuar firmes ante las adversidades. Así, utilizan este método de terapia para ayudar psicológicamente a todos y cada uno de sus integrantes sin excepción, para que mejoren su autoestima, confianza, habilidades sociales y, en mayor  medida, superen cuadros de depresión.

A diferencia de Guery Pozo y la preocupación que tenía respecto a expresar las emociones,  Franco Peña, coordinador y actor de Talía Producciones, comenta que no implementan la  teatroterapia en la compañía. Algunos actores que trabajan en ella pueden llegar a presentar  ataques de ansiedad, de estrés o pánico; entonces recurren a escucharlos y a dar el punto de vista desde su propia perspectiva o experiencia personal, algunas veces con meditación o con música. Esta acción no es mala, pero en definitiva no sirve de gran apoyo cuando un miembro pasa por problemas serios y con efectos negativos en la vida del artista.

Nunca se sabe a ciencia cierta en qué estado emocional están los actores al momento de subir  a las tablas, eso demuestra su profesionalismo. Al mismo tiempo, hay otro tipo de actores que  usan sus sentimientos positivos o negativos para dar lo mejor de sí en el escenario y así  liberar las tensiones o mostrar esas emociones que les es difícil exteriorizar fuera de sus  personajes. Muchas veces el teatro es un reflejo de la  realidad y por ello varias personas suelen empatizar con los personajes, como es el caso de  Mauricio Jauregui, quien se considera un aficionado a este arte y lo utiliza para escapar de la rutina y la  monotonía. Piensa que sin duda, ver el trabajo actoral llama a la reflexión.  “Creo que he visto reflejado diversas etapas de mi vida, lo cual me ha ayudado a reflexionar”.

En la publicación La función social del teatro, escrita por Sofia Villareal, se explica que el  teatro para algunos suele representarse cómo función social ya que manifiesta opiniones,  ideologías y críticas. Para los actores y para los espectadores, la interpretación puede llegar  hasta lo más profundo de su ser e identificarse con ello. Este arte también funciona para  ayudar a la conciencia social sobre los actos que se realizan, ya sea con las personas o la  naturaleza y así lograr cambios positivos dentro y fuera de los sujetos

Es por eso que el elenco de la compañía de teatro Hugo Pozo de la ciudad de La Paz es reconocido y aclamado por el público, no solamente por sus destrezas teatrales, sino, porque también utiliza al teatro como terapia, apoyo y ayuda psicológica para sus integrantes. Contribuye a que los actores mejoren sus habilidades sociales y logren vivir una vida plena, libres de los complejos que antes los atormentaban.

La teatroterapia es sólo un granito de arena para superar los obstáculos personales de cada actor, sin embargo, esta práctica les ofrece un refugio positivo y recreativo para que ellos puedan canalizar sus emociones de manera positiva y así tener una vida más feliz.

Samantha Carpio Aparicio y Sharore Mariana Rollano son estudiantes de Comunicación Social la UCB.



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