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Sociedad | 07/03/2024

|OPINIÓN|Lluvias y ríos indomables|Mirna Quezada|

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Foto: APG

Brújula Digital|07|03|24|

Mirna Quezada Siles

“Enero poco, febrero loco y marzo otro poco” afirma el dicho popular que se ratifica en cuanto lluvias intensas se refiere en el territorio nacional y que aún provocan daños considerables en varias capitales de departamento y otras regiones del país.

En el caso de la ciudad de La Paz, los días lluviosos provocaron deslizamientos y –sobre todo– desbordes de ríos que pusieron en vilo a la población y en apuros al personal de emergencias del gobierno municipal. Son situaciones que nos recuerdan que se aprendió poco de problemas pasados.

Las autoridades y funcionarios municipales, en lugar de escudarse siempre con el cambio climático como causante de los desastres, deben poner en marcha muchas acciones y tomar previsiones para impedir sustos a los habitantes de la urbe paceña.

Por ejemplo, debe evitarse la aprobación de planos para construcciones en áreas de alto riesgo geológico e hidrológico porque representa una amenaza seria para la integridad estructural y la seguridad de los habitantes. Construcciones cercanas a los ríos tendrían que ser objeto de mucha regulación y control.

Del mismo modo, en tiempo de estiaje es de suma importancia el dragado o retiro del material de arrastre acumulado en el curso de los diferentes ríos y riachuelos. En período de lluvias, las turbulentas aguas  arrastran en su curso escombros, desechos sólidos y bastante basura arrojada por gente descuidada y se vuelve una normalidad encontrar indefensos a los habitantes en La Paz porque no se comienza a actuar a tiempo con la limpieza de ríos, sumideros, cunetas, etc.

Muchas personas inescrupulosas están acostumbradas a depositar desechos sólidos en sumideros, estructuras en forma de rejillas que recogen las aguas de lluvias y a los que solo debería llegar algo de sedimento y sin embargo se encuentra allí todo tipo de desperdicios.

La colaboración de vecinos voluntarios podría simplificarse con dejar bien sellada la bolsa de basura y evitar la acumulación de residuos cerca del alcantarillado de aguas pluviales. Sin embargo –y curiosamente más aún en temporada de lluvia– se acumulan o arrojan en estos lugares elementos como desechos de hogares (colchones, pedazos de muebles, ropa usada, botellas, etc.) e incluso escombros de construcción.

Cuando los sumideros se convierten en basureros se presenta la principal causa para que el sistema pluvial colapse y con mayor razón si los sistemas de alcantarillados no están construidos en muchas urbanizaciones, con materiales adecuados (rieles por ejemplo).

La cultura ciudadana también juega un rol importante para evitar anegamientos e inundaciones así como las campañas de prevención que pueda realizar el Gobierno Municipal en La Paz, en lugar de la típica propaganda política. Si los sumideros se mantienen limpios y libres de basura se puede garantizar una correcta evacuación de las aguas y evitar desastres.

Cabe hacer notar que en la cuenca del sur paceño, se cuenta con cuatro fuertes corrientes de agua: el Quellumani, Huayllani, Irpavi y Huayñajahuira, que constituyen constante amenaza a las urbanizaciones. El Huayllani y el Quellumani con nacientes en la cumbre, conforman un embudo originando el río Achumani. Se unen además el Chajtiri, Napoleón y otros, que en época de lluvias también ponen en riesgo a los vecinos del sector.

Hace muchos años se construyeron colmatadores-vertederos en el Huayllani para contener el sedimento causado por temporales y deslizamientos de tierra de los cerros circundantes; sin embargo nunca se está libre de desastres naturales, si no se ejecuta un adecuado control permanente.

Otro río peligroso es el Irpavi que toma fuerza en Callapa y que se une al Aruntaya. Estas corrientes más otras menores conforman el río La Paz (Calacoto) causantes de inundaciones en las regiones agrícolas de Río Abajo, donde los defensivos son deficientes.

La tremenda inundación sufrida en febrero de 2002, cuyas nefastas consecuencias se debieron en gran parte al rebalse del Choqueyapu y al taponamiento de cunetas y sumideros, hizo que en los barrios de la zona Sur se hicieran obras de prevención. No obstante, todavía se ven descuidos que pueden causar arrebato.

Las lecciones duramente aprendidas deben ser guías para que las acciones sean siempre oportunas y prevalezcan  antes que la repetición de los errores. Para hacer frente a las lluvias implacables y a los ríos indomables se hacen necesarias las tareas preventivas. Ojalá…

Mirna Quezada Siles es periodista.



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