Opinión| Educar para la vida

Brújula Digital |01|06|23|

Antonio Arandia Valda

Un currículo de calidad toma en cuenta el para qué de la educación, que es educar para la vida. La educación pertinente educa al estudiante para la vida, lo que obliga al diseñador curricular a construir escenarios de futuro a partir de preguntas como: “¿el ciudadano boliviano, en 2050, qué capacidades efectivas precisa desarrollar para vivir con calidad?”. La respuesta nos lleva a pensar en dos capacidades básicas, que precisa y precisará todo ser humano: saber comunicarse y saber razonar lógicamente.

Saber comunicarse en este mundo globalizado y tecnologizado nos muestra un panorama exigente: idiomas que debe utilizar el ciudadano del futuro (español, inglés e idioma asiático), para ser efectivo en su comunicación con ciudadanos de todo el planeta, lo que obliga a pensar en educación bilingüe y/o trilingüe y centrase en capacidades de lectura rápida y comprensiva, escritura precisa y sintética, desarrollo de la atención simultánea a diversas comunicaciones; en resumen, desarrollar las cuatro destrezas básicas de la comunicación: escuchar (comprensión auditiva), hablar (expresión oral), leer (comprensión lectora) y escribir (expresión escrita).

Saber razonar lógicamente implica desarrollar la lógica matemática, el razonamiento inductivo y deductivo, la resolución de problemas, el planteamiento y la verificación de hipótesis; el dominio de las nociones de cantidad, tiempo y causa y efecto; el desarrollo de capacidades de cálculo mental, abstracción, simbología, proyección, exactitud, orden, aplicación y soluciones matemáticas, sistemas numéricos de las tecnologías, capacidades que exigen una educación pertinente, integral, activa y útil para la satisfacción de necesidades, que la educación memorística y adoctrinadora jamás le dará.

Otra pregunta para construir un currículo que eduque para la vida es: “¿qué roles desempeñará el estudiante en el futuro?”. La respuesta tiene que ver con capacidades transversales, como:

Ser ciudadano con cultura democrática; con capacidades para la convivencia, inclusión social, respeto y participación, con capacidades que desarrollen conductas y acciones ciudadanas  que construyan convivencia  y resuelvan pacíficamente diferencias,  mejoren la calidad de vida y contribuyan al bienestar de todos. El currículo debe desarrollar la conciencia ciudadana, motivar la autorregulación, educar en valores cívicos, incentivar la legalidad y promover confianza.

Ser ciudadano con cultura saludable; con hábitos saludables que se asumen como propios en la vida cotidiana y contribuyen al bienestar físico, mental y social de cada persona, para lo cual, desarrollar capacidades para tener estilos de vida saludable que garanticen un crecimiento y desarrollo plenos en el marco de sus expectativas e inquietudes. El currículo, desarrollará capacidades, para administrar la salud individual, conocer el funcionamiento biológico y mental del cuerpo, saber alimentarlo, protegerlo y construir ambientes saludables.

Ser ciudadano con cultura medioambiental; tiene que ver con la relación del ser humano con su ambiente (natural y artificial) y consigo mismo, así como las consecuencias de esta relación;  tiene que ver con las solidaridad con las nuevas generaciones y la sustentabilidad del medioambiente. El currículo, debe desarrollar capacidades para la comprensión, cuidado y preservación de la naturaleza y medio ambiente, desarrollar valores, actitudes y aptitudes para tener comportamientos adecuados, superando tradiciones destructivas; los estudiantes deben ser diestros en el manejo del método científico y ser militantes en la lucha por la disminución de los riesgos ambientales.

Ser ciudadano con cultura económica; es saber moverse con destreza en medios cotidianos y específicos de números, dinero, inversiones; tener capacidades para distinguir la inversión del gasto, encontrar equilibrio entre lo cuantitativo y  cualitativo, comprender los modelos económicos existentes; tener capacidades para proyecciones y planes, y evaluar resultados y consecuencias…

Ser ciudadano con cultura virtual; es tener capacidades para el mundo digital, la tecnología y el internet,  que han creado nuevas formas de relación, acción y comunicación. La cultura virtual es conjunto de comportamientos, hábitos, reglas, protocolos que facilitan el acceso a la información, en cualquier momento y lugar, lo que está transformando las formas de aprender. El currículo escolar está conminado a incorporar, como estrategia de aprendizaje, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, para facilitar el conocimiento y creatividad humana, a través de conexiones e interacciones entre personas, entre máquinas, entre máquinas y personas, con el objetivo de reducir las desigualdades y ofrecer nuevas oportunidades. En esta cultura, es importante el desarrollo de valores, como la honestidad, la solidaridad, la inclusión.

Antonio Arandia Valda es profesor, titulado en formación y educación de jóvenes y adultos.