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Sociedad | 09/02/2023

Entrevista: Alexander Brockmann: “Si los clubes grandes no fomentan sus propias escuelas aquí, es imposible que tengamos una competencia seria”

Entrevista: Alexander Brockmann: “Si los clubes grandes no fomentan sus propias escuelas aquí, es imposible que tengamos una competencia seria”

Alexander Brockmann Foto/Cortesía

Brújula Digital |09|02|23|

El deporte boliviano, especialmente el fútbol, pasión de multitudes, tiene esperanza. Nuevas generaciones se están formando para encarar la práctica y el entrenamiento de una manera no sólo más estructura y disciplinada, sino más empática y comprometida con el factor humano.

Alexander Brockmann es uno de estos jóvenes. Estudió Sportmanagement o Administración deportiva en la Universität Potsdam (Alemania), y desde su regreso a Bolivia se ha concentrado en la conducción deportiva de nuevas generaciones de futbolistas. A sus 26 años, es el nuevo director técnico de la sub-19 de Mariscales y del equipo que jugará la Primera “B” representando a Mariscal Braun.

Brockmann se define como un estudioso del fútbol; llega con su experiencia y formación en el fútbol alemán y las ganas de cambiar las cosas en su tierra, dando la oportunidad a otros jóvenes para hacer la diferencia. ”Al final yo soy un chico que creció aquí, que me están dando la chance”, sostiene.

Ya tuviste una primera experiencia como director técnico de la sub-15 de Mariscales. ¿Cuánto ayudó esto para que aceptes el desafío de tomar el equipo que jugará la primera “B” este año?

La verdad que fue muy especial mi experiencia con los chicos porque, si bien el fútbol es siempre parte de tu vida, pasar de jugarlo a ser asistente y entrenar a un equipo, es muy distinto. Cuando empecé a entrenarlos, también yo empecé a jugar mejor; creo que ellos me educaron en muchos sentidos. Cuando tienes que llevar un grupo de 15 años, tienes que ser cuidadoso en qué tanto puedes exigir algo, hasta cuándo importa el resultado y no la diversión.

Me pasó una vez, como anécdota, que yo sentía que los chicos eran muy negativos en su manera de llevarse con nosotros, y les dije que seamos más positivos; que en vez de tirarle un grito, casi que regañando a alguien, seamos positivos. Y bueno, hicimos un amistoso contra la sub-17, y me acuerdo que un chico falló tres veces un mano a mano. Yo estuve a punto de gritarle, de regañarlo, cuando escuché a los chicos alrededor de él alentándolo: “¡Dale, va a ser la siguiente!”. Entonces eso también te contagia, nosotros también aprendemos de ellos un montón.

A muchos de los jugadores con los que ahora estás trabajando, que es el equipo de la Primera “B”, ya los conoces. En esta primera semana que tuviste de trabajo, ¿con qué grupo te encontraste?

Sí, es más, yo empecé con ellos. Empecé como asistente con el profe Juanjo (Juan José Ramírez) y tuve, si no me equivoco, un mes y medio con ellos, que fue espectacular. Se notaba que era un grupo ya armado, que trabajaban con el profe Machi (Marcelo Palomeque). Entonces ya había una dinámica. Lo que siempre me gustó de ese grupo es la ilusión de hacer algo nuevo, de querer seguir trabajando, de exigirse un poco más.

Decías que antes lo más importante era la diversión más que el resultado. ¿Ha cambiado la figura?

Con la edad cambia. Es distinto cuando un chico está creciendo, no le puedes exigir un resultado. Por algo en los países más desarrollados, hasta los 13 años, cada vez se compite menos, lo que se hace es jugar. Eso tiene una base científica. Pasa que si a un chico le empiezas a exigir desde esa edad un resultado se va a atrofiar, en algún momento le va a dejar de importar el deporte, no va a querer aprender. Yo lo veo mucho en Argentina: chicos de 10 años dando una arenga como si estuvieran en Primera y se festeja eso. No está bien, un chico no debería pensar así a esa edad. Para mí es muy importante la diversión, porque es el mejor método para formar. Hay una frase de Humberto Eco que dice algo así como que: “nuestros padres nos enseñan en esos momentos que no están tratando de enseñarnos”, y siento que es lo mismo con un chico, aprende más cuando se divierte, y no se da cuenta que está aprendiendo. Por eso uno de los métodos principales con ellos era jugar mucho, que aprendan mediante el juego.

A los mayores deberías exigirles más, aunque nunca con la idea de que solo importa ganar, porque no es cierto, pero sí les puedes exigir más, sobre todo a esta edad (de 17 en adelante), con la idea del profesionalismo. Muchos de ellos ya están muy cerca, ya tienen edad para estar jugando en un muy alto nivel, entonces les puedes exigir que sean profesionales, que tengan una ética de trabajo impecable, que coman bien, que duerman bien, que estudien al respecto.

Vemos muy pocos futbolistas paceños en primera división. De hecho, los equipos más representativos de la ciudad de La Paz están plagados de jugadores que no son nacidos en La Paz. ¿Qué crees que le falta al jugador paceño para dar ese salto?

Que les den una oportunidad. Pasa que en La Paz no hay una competencia seria, no tienes una competencia real entre equipos grandes que fomenten al futbolista paceño. Como dices, yo no sé el número, pero me pregunto: ¿cuál es el porcentaje en las reservas de Bolívar entre futbolistas paceños y los de afuera? Si los clubes grandes no fomentan sus propias escuelas aquí, es imposible que tengamos una competencia seria. Va de la mano de que nos demos cuenta como instituciones, todos, que al final el producto no es de uno o del otro. Todos queremos que el fútbol crezca y para eso tenemos que estar de acuerdo en que el producto es el fútbol y no nosotros; no es el club Bolívar, no es Mariscal Braun, no es The Strongest; hay que ponernos de acuerdo en que hay que hacer un proyecto serio en La Paz y cambiar un poco esa mentalidad de que el paceño no puede. De eso se trata.

A tu edad, que no superas los 26 años, va a ser un reto dirigir el ascenso. ¿Qué crees que puedes aportarle como entrenador al club?

Va a ser muy duro, es un torneo difícil, que exige demasiado. Creo que nos creemos más de lo que somos, los entrenadores. Y también es nuestro trabajo creernos más importantes de lo que somos, porque si crees que no vas a cambiar nada, entonces ¿para qué estás? Lo que yo estoy seguro es que en lo que vamos a aportar un montón en trabajo serio, metodología ordenada, una estructura. Ese trabajo organizado a mí me lo dio estudiar en Alemania, la ética de trabajo, el tomarse el trabajo en serio: se descansa cuando se descansa y se trabaja cuando se trabaja. Y dentro de eso, la eficiencia; ese pragmatismo, también muy alemán. Incluso en la política alemana se ve el pragmatismo, y es el preguntarse qué sirve y qué no, todo lo demás no te importa. Si te sirve, si funciona, utilízalo.

Va más allá de la cábala…

Va más allá de todo. El fútbol está lleno de mitos, de creencias. Hace 15 años era una blasfemia tirar un lateral dentro del área, ni se practicaba; hoy el Brentford te hace tres goles por temporada solo por eso. Entonces, hay que cambiar, hay que cuestionarse todo; todo lo que creemos que se hace porque sí, hay que cambiarlo. Y creo que el avance del fútbol, la tecnología, los datos, nos están demostrando que tal vez las cosas que creíamos no están del todo bien.

Hablando de tu experiencia en Europa, viviste de cerca lo que es el fútbol alemán. ¿Qué diferencias encuentras entre el fútbol europeo (sea cual sea la división) con las categorías juveniles que hay acá en La Paz?

Todo es distinto. Siento que fui muy inocente al llegar. Me acuerdo que pensaba: “Yo quiero que mi equipo sea un equipo de presión altísima, que no dejemos salir al contrario”, y cuando me di cuenta, ningún equipo trata de salir jugando, exceptuando uno o dos; no hay un equipo que juegue corto, y si juega corto lo hace una vez. En ese sentido tuve mucha inocencia de creer que aquí estábamos tratando de formar jugadores, cuando en realidad lo que se hace es exigirles resultados, incluso a chicos de 15 años. Todos lo hacen: hasta los padres desde afuera; si pierdes empiezan a gritarle al árbitro o al técnico… es muy nocivo eso.

También el apoyo. Por ejemplo, el estado en Alemania, por ley, está obligado a darte cierta cantidad de horas, no estoy seguro cuántas, en cualquier cancha estatal. Tienen programas para aprovisionar materiales a los equipos, incluso dan cursos; te dan la chance de hacer muchas cosas.

¿Tienes algún referente en la dirección técnica?

Muchos. Te diría que odio los fanatismos; soy fanático de muy pocas cosas; siento que de todo se puede aprender, no me gusta ese argentinismo de “el bilardismo”, “el “menottismo”, “el guardiolismo” o “el mourinhismo”; todos los “ismos” son negativos a la larga, deberíamos aprender de todos. Leía la historia de Dalí, que estudió todos los posibles estilos en los que se puede pintar, dibujar, para después, muchos años después, crear el suyo propio. Y creo que de eso se trata, de aprender de todos un poco. Se puede aprender de todos los directores técnicos, e incluso de otros deportes; estoy seguro que todos los especialistas en tiros libres o en balón parado, miran muchísimo de la NFL (fútbol americano), porque es un deporte que prácticamente es a balón parado todo el tiempo. Entonces se puede aprender del futsal, del básquet… de todo hay algo nuevo que podrías implementar.

¿Hay algún director técnico en específico que te haya inspirado?

Yo crecí viendo a técnicos espectaculares. Cuando era chico miraba a Bianchi (Carlos), que lograba con ese equipo de Boca no perder, era impresionante. Más adelante ver a Guardiola y lo que hizo con el Barcelona, no era normal; o lo que hace Bielsa con los equipos. Hay muchos, no te podría mencionar uno. Una de las influencias más recientes es Julio Velasco, que es un entrenador de vóley, que es muy interesante su manejo de grupo.

¿Cómo es Alex como director técnico? ¿Qué es lo que quiere?

Soy muy exigente conmigo, antes que nada. Recuerdo que leí una historia de Bielsa (Marcelo), que después de un campeonato llamó a su mujer desde el hotel y le decía: “¿Por qué siento que cada vez que pierdo me quiero morir?”. Y lo entiendo… ja (risas), es muy difícil.

Para mi es trabajar más duro, no dejar nada al azar; te diría que soy muy estudioso, estudiar sobre fútbol es algo que me encanta.

Con esta exigencia de la que nos hablas, ¿qué equipos nos encontraremos cuando inicie la Primera “B”?

Depende de cuándo empezará el torneo. Si empieza en marzo, lo primero que te diría es que va a ser un equipo muy en forma; estamos empezando la pretemporada y les estamos exigiendo un montón a los chicos, así que definitivamente va a ser un equipo en forma, muy trabajado desde lo físico, y sobre todo en la prevención de lesiones, que es importante. Hay un libro sobre el primer año de Guardiola en el Bayern, con un capítulo entero que se llama “El máster defensivo”. Bueno, vamos a hacer algo parecido. No es que nos queramos parecer a él, pero sí un máster defensivo, para controlar las pelotas largas que es algo que me pegó al llegar; y más adelante le vamos a dar un poco de identidad propia a ese equipo.

¿Cuáles son tus expectativas para este año?

Te mentiría si te digo que no es ascender. Yo creo que el equipo, dependiendo de que jugadores se queden y que jugadores se vayan, tiene el potencial sí o sí para al menos pelear el ascenso. Creo que se trata de eso, no ponerse el resultado en sí solamente como objetivo, porque al final el fútbol no es ganar, es tratar de ganar. Puede ser mejor el otro, y está bien, es un deporte, y creo que en la vida es importante saber que se pierde más de lo que se gana, usualmente. E incluso los que más han ganado seguramente han perdido un poquito más. Entonces tener en cuenta que va a ser pelear por eso, que creo auténticamente que se puede lograr. Algo que me emociona es ser distintos y que se note; que la gente hable de Mariscal Braun, que nos vean y digan: “¡Ah! Este es Mariscal Braun”.

¿Qué te gusta acerca del proyecto de Mariscal Braun?

Lo que más me gusta es la confianza que se le pone a la gente. Siento que estoy respaldado, que se me escucha, que no es poco en el mundo deportivo hoy. Conozco mucha gente que trabaja en este medio y que tiene muy buenas ideas, muy buenas iniciativas, y no se les da la chance de ser escuchadas. También va la ambición de querer cambiar el fútbol paceño, darles una chance a los chicos que han crecido aquí; porque al final yo soy un chico que creció aquí, que me están dando la chance, y creo que se trata de eso. Y obviamente, no me olvido de Dani Rosales, que está ahora en Ecuador -por algo se lo lleva Farías (César) a donde sea que vaya-, un gran entrenador. Yo lo considero un poco mi mentor, él fue el que me convenció a darle una chance a esto, incluso sin saber mucho lo que hacía. Él es espectacular con la gente, es de esas personas que te dice las cosas malas de frente y las buenas a tu espalda. Creo que toda esa gente es la esencia de este club, y yo tengo mucha confianza de que vamos a cambiar las cosas.

¿Qué les dirías, por ejemplo, a muchos papás de los chicos que van a los partidos y pierden los estribos porque siempre quieren ganar?

Que hay cosas más importantes. Hay una frase, que si no me equivoco es Valdano (Jorge) que dice: “Ganar queremos todos, pero no aspirar a la belleza es ser mediocres”. Y va un poco de la mano de eso, que si vemos un poquito más allá, si profundizamos sobre lo que estamos haciendo, hay que entender que perder se puede, nunca es lindo, sobre todo cuando se pierde por algo que no es tu culpa, que pasa lastimosamente más seguido de lo que quisiéramos (por ejemplo, que el árbitro se equivoque)… Ese el mensaje que tuve con los chicos, que tengo con la institución y que lo voy a tener con los padres: seamos lo suficientemente mejores, como para que eso no afecte, ir un poquito más allá.



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