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Sociedad | 22/03/2023

Reportaje / Acoso callejero

Reportaje / Acoso callejero

Brújula Digital  |22|03|23|

Camila Andrea Capriles y Oriana Sharon Chávez, tomado de la revista Calle 2 de la UCB

Natalia Siles, de 20 años, salió de su domicilio el 22 de abril de 2022 para sacar a pasear a su perrito cerca de su casa a las 20.00. Cuando caminaba por las avenidas a lado de las farolas, sintió que le seguía un auto negro. Al principio, no le prestó atención, pero después el hombre que conducía se mostró insistente, preguntándole sus datos personales. Ella no le dio ninguna información por miedo a ser víctima de un feminicidio. Aún asustada, comenzó a caminar hacia una pastelería que estaba cerca para pedir auxilio y llamar a su mamá.

María Joelle Bravo, de 21 años, empezó a sufrir de acoso sexual callejero desde los 13. Un día, cuando tenía la edad de 17, salió de fiesta con sus compañeros, donde uno de sus amigos cercanos comenzó a comportarse de manera “cariñosa” por la borrachera. Su amiga y ella le dijeron que dejara de actuar así, pero él no las escuchó y continuó. Por eso mismo, María se alejó de él porque ya no lo consideraba un amigo, a pesar de que era una persona cercana.

Actualmente, en la ciudad de La Paz existe un constante acoso sexual callejero hacia las mujeres. Según la psicóloga y feminista de Mujeres Creando, Fabiana Tapia Mejía, “muy pocas mujeres quieren hacer denuncias, además, que las denuncias son un proceso tan burocrático, tan caro y agotante que muchas mujeres solo lo dejan pasar, no lo denuncian”. Es por eso que hoy en día se normalizaron estos casos de acoso sexual callejero sin que se haga algo al respecto.

De acuerdo con la revista Forbes, actualmente las mujeres recurren a utilizar dispositivos especiales para enfrentar el acoso sexual callejero o para sentirse seguras en vías públicas. Algunos de los elementos son inmovilizadores eléctricos, también llamados “toritos”, que parecen labiales, gas pimienta, navajas, entre otros mecanismos de defensa. Sin embargo, manejar estos aparatos es contraproducente porque es posible que sean “un arma de doble filo”. Los acosadores pueden usarlos en contra de la víctima en caso de que la acosada no sepa manejarlos.

Sistema

Pamela Arteaga, de 20 años, sufrió acoso callejero físico cuando tenía 8 años. “Estaba en el mercado y un hombre se acercó y me empezó a manosear hasta que me golpeó. Ahí la gente del mismo lugar veía y no decía nada”, comenta con tristeza. Ella fue muy afectada por esta situación que la dejó atemorizada en su diario vivir. También, sufrió otro ataque al ir a su escuela, “cuando volvía del colegio un tipo me siguió y me jaló de mi mandil y lo rompió”.

Según Paola Bedoya, comunicadora, especialista en derechos humanos y feminismo, “el patriarcado implica un sistema de códigos, de símbolos, de jerarquías sociales que van a hacer diferenciación a partir de lo femenino y lo masculino. Entonces, vivimos en un sistema patriarcal con normas, con jerarquías, con opinión sobre lo femenil y este sistema patriarcal ha llegado porque lo femenino se ha entendido como un objeto de posesión; esto ha dado a los hombres diferentes derechos sobre lo femenil y uno de esos derechos es opinar sobre el cuerpo de las mujeres”, explica la experta.

Conforme al artículo titulado La dinámica del acoso sexual callejero desde el discurso de los hombres jóvenes, “hay un principio básico que postula la teoría feminista en el nivel micro social, que se refiere a las diferentes formas en la que hombres y mujeres conviven socialmente. Para las mujeres, los otros son los varones, mientras que, para los hombres, su otredad resultan ser los otros hombres, marcando así una diferencia importante, en el cual construyen su vida subjetiva y en la que se hace evidente en la esfera social”.

De igual forma, el artículo menciona  “el rol que se transmite socialmente a hombres y mujeres se expresa en el espacio público, que se manifiesta a través de las acciones que de forma tradicional han posicionado en situación de desventaja a las mujeres. Se marcan patrones de conducta para varones, quienes deben replicar su papel dominante a través de la forma en la que debe establecerse una interacción social”.

Empoderamiento

Camilo Quintanilla, estudiante de Comunicación Social, cuenta que en la ciudad de Trinidad le dicen el “pirañeo” al contexto donde se ve a las chicas. Por eso, el acoso es demasiado normalizado en el oriente. De igual manera, presenció un acto de acoso sexual cerca del centro de la ciudad de La Paz. “Estaba volviendo de San Pedro hasta mi casa que era en Sopocachi y de camino a la plaza del Estudiante, observé a un chico alcoholizado que empezó a toquetear a quien parecía ser su expareja. Me metí porque fue complicado y logramos separarlos, después llamaron a la policía y fue fregado”, cuenta Camilo desconcertado.

Freddy Fernández, de 24 años, comenta que fue testigo de un caso de acoso sexual callejero por el prado paceño. “Estaba caminando con mi hermana y al frente había un grupo de chicos que estaban mareados y le empezaron a silbar a una chica, al punto donde comenzaron a acercarse para molestarla más. Cuando yo grité, un señor me apoyó e hicimos que los chicos se alejen de la chica, pero le silbaban, le gritaban cosas obscenas y piropos un poco más subidos de tono”.

Por lo cual, es esencial tomar medidas en contra del acoso callejero para prevenir feminicidios y para que las féminas puedan tener más libertad al salir a la calle. El empoderamiento femenino es importante porque así se puede confrontar algunos casos de acoso cuando es en un lugar lleno de personas, y en otros casos, tener más confianza propia para protegerse adecuadamente de los acosadores.

De acuerdo con la psicóloga forense y especialista en violencia familiar, Graciela Rubín, es primordial empoderar a la mujer con relación a los derechos que tienen para evitar la violencia. Asimismo, menciona: “El empoderamiento en la mujer hay que trabajar a partir de que ella se valoré como persona, que pueda generar sus propios recursos económicos […] de que vea que ella vale y que tiene las mismas capacidades y fortalezas que el varón”.

Los procesos de empoderamiento son elementales para tener una mejor defensa al salir de casa. Según la guía metodológica El proceso de empoderamiento en las mujeres, existen cuatro aspectos los cuales son: el tener (hace referencia al poder económico con relación a servicios básicos), el saber y saber-hacer (las competencias intelectuales que permiten presentar al individuo a la comunidad), el querer (es el poder interno, la fuerza psicológica) y el poder (posibilidad de tomar decisiones, asumir responsabilidades, etc.).

Entonces, “el empoderamiento es el proceso de adquisición «de poder» en el ámbito individual y colectivo. En primer lugar, designa al individuo, la capacidad de actuar de forma autónoma, pero a la vez los medios necesarios y el proceso para lograr esta capacidad de actuar, de toma de decisiones en sus elecciones de vida y de sociedades. El empoderamiento está visto como un proceso, una construcción de identidad dinámica con una doble dimensión: individual y colectiva”.

Derechos

La abogada y trabajadora social de Mujeres Creando, Paola Gutiérrez, aclara: “Explícitamente, no se puede iniciar una demanda penal por acoso callejero […], amparados en la ley 348 porque lo que pasa es que sí la mencionan en el artículo 7 como un tipo de violencia, pero no tiene su reglamentación, es decir, no es sujeto a un procedimiento penal y no es sujeto a una sanción específica para tal efecto”.

De acuerdo con el Compendio de normativa a favor de los derechos de las mujeres. En el artículo 1 de la ley 348 se funda en el mandato constitucional y en los instrumentos, tratados y convenios internacionales de derechos humanos ratificados por Bolivia, que garantizan a todas las personas, en particular a las mujeres, el derecho a no sufrir violencia física, sexual y/o psicológica tanto en la familia como en la sociedad.

Conforme al artículo 2 de la ley 243, describe específicamente que establece mecanismos de prevención, atención y sanción en contra de actos individuales o colectivos de acoso hacia las mujeres, para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos políticos.

El asedio callejero provocado por los hombres se volvió constante en el diario vivir, por eso las mujeres se cuidan al salir de sus hogares y evitan circular en las calles hasta altas horas de la noche, por el gran riesgo que atraviesan siempre. El empoderamiento psicológico en las féminas es de suma importancia para que ellas se sientan seguras al momento de afrontar el acoso en los espacios públicos.

Camila Andrea Capriles y Oriana Sharon Chávez son estudiantes de la UCB.



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