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Sociedad | 24/02/2021

Ana Paola Hurtado, la boliviana que surca los mares mientras trabaja



Brújula Digital |24|02|21|

Ana Paola Hurtado cuenta que se levanta a las 6:50 todos los días. Prepara el desayuno, que incluye “batidos verdes” o jugo de papaya, además de huevos, tostadas y café con leche de soya. Empieza a hacer teletrabajo desde las 7:30 hasta alrededor del mediodía, cuando toma una ducha, mientras su esposo, Luis Velit, prepara el almuerzo. Después de comer, Ana Paola vuelve a conectarse al trabajo, hasta las 20:00, o, a veces, incluso más tarde. Al final del día ambos ven alguna serie en Netflix; alguna vez, si el clima lo permite, Luis, que es chef, prepara una parrillada.

Todo ello parece una vida más o menos normal, de cualquier pareja, con la diferencia de que Ana Paola y su esposo viven en un barco y recorren la costa atlántica estadounidense desde hace diez meses.

Ana Paola es una boliviana de 35 años de edad que es parte de una nueva comunidad denominada “nómadas digitales”, es decir personas, que, favorecidas por las nuevas formas de vida, pueden trabajar remotamente, sin permanecer en un solo lugar, sino que estando siempre en movimiento. Algunos lo hacen acampando de un sitio a otro; otros recorriendo carreteras y quizás, los más audaces, surcando los mares. La cruceña Ana Paola fue entrevistada por Mauricio Ríos, que es el encargado de la sección de entrevistas Desde afuera del portal de noticias Brújula Digital.

Con el mar como oficina

Cuando deciden cambiar de destino, Ana Paola y Luis parten, alrededor de las nueve de la mañana, del puerto al que han llegado día antes y suelen navegar por unas seis u ocho horas. Como su barco tiene acceso a internet, los dos pueden trabajar remotamente. Luis, en realidad, que es el capitán del barco, se dedica la mayor parte del tiempo a tripular la nave: está atento a la velocidad del viento, a la correcta dirección que debe tomar la embarcación y a establecer en qué puerto deben detenerse antes de que anochezca. Este barco usa un motor a diésel. Si la temperatura lo permite, ambos se dan un chapuzón en el mar y muchas veces se acercan a desiertas y paradisíacas playas. Parece una vida de película.

Cuando llegan al siguiente puerto, suelen recorrerlo en las bicicletas plegables que llevan en el barco y visitan las zonas más turísticas y los restaurantes mejor recomendados.

Navegan en El Ceviche, como se denomina el “trole” de fabricación francesa que tiene dos puestos de comando: uno en el puente, es decir en la parte externa y superior del barco, y otro interno, que también tiene un volante y la caja de cambios, que se usa en caso de que el clima esté lluvioso, ventoso, etcétera. Este “trole” tiene dos pequeñas habitaciones, un baño, una cocina, un living y un comedor. La parte de atrás da a una puerta-ventana, que es el ingreso a un minipatio, donde Luis, un capitán de navegación con licencia comercial en Estados Unidos, prepara sus sabrosos churrascos.

“¿Te imaginas?”, dice Ana Paola. “¿Qué puede haber mejor que un capitán de barco que también es chef y, además peruano?”.

La pareja ya ha recorrido toda la costa norteamericana y en estos días se encuentra en el extremo sur, en Cayo Hueso, Florida, parte del Caribe estadounidense. Desde allí, donde permanecen ya por varios días, están analizando cómo seguir su viaje.

Ana Paola es una mujer que ha hecho de todo. Además de capitana civil (no comercial), tiene dos licenciaturas: una la obtuvo en la Universidad Gabriel René Moreno, en auditoría financiera, y la otra en la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz Santa Cruz, en administración de empresas. También obtuvo dos diplomados, uno en contabilidad petrolera y otro en finanzas corporativas; cuenta con una maestría en finanzas lograda en la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

En su infancia y juventud se destacó como deportista y fue jugadora de voleibol de varios equipos, entre otros de la selección de Santa Cruz, su ciudad natal, y de Bolivia. En ese sentido, representó los colores de la selección boliviana en 2003 en Brasil, y en el sudamericano realizado en Bolivia en 2002.

Actualmente trabaja como funcionaria del área de tesorería del Banco Mundial… desde El Ceviche, mientras sus jefes están a miles de kilómetros de distancia en Washington DC.

Ana Paola y su esposo también tienen un canal en YouTube que da a conocer los diversos destinos en la Bahía del Chesapeake, en los alrededores de Washington DC. Se puede ver el canal aquí.

“Todo esto surgió gracias a la pandemia. Ser ‘nómada digital’ es una alternativa de oportunidad para muchos profesionales que pueden desempeñar sus funciones, usando e incorporando internet desde su casa. Nosotros decidimos viajar en El Ceviche y trabajar desde acá”, contó Hurtado a Desde Afuera.

Usa el término nómada para describir lo que era uno de sus sueños: viajar por el mar cumpliendo, además, con su trabajo. “Si eliges ser nómada tiene que gustarte cambiar de locación, dejar tu lugar cómodo y vivir formando un estilo de vida nuevo”, explicó.

Sin embargo, no todo es comodidad en el viaje de la pareja. Se requiere limpiar el barco con frecuencia y, muchas veces, los pequeños espacios de éste pueden ser molestos. “Debemos prepararnos para una eventual tormenta o evitar encallar, siempre tener alimento suficiente, etcétera”, narró Hurtado.

“Nosotros empezamos a navegar desde el inicio de la pandemia. Empezamos en mayo y desde esa fecha no hemos parado. Son casi diez meses que estamos en permanente viaje”.

Ante la consulta de Mauricio Ríos de cómo asumirá el momento en el que las restricciones de la pandemia acaben. ¿Volverás a tocar tierra para ir a tu trabajo?, se le preguntó. Hurtado respondió que espera que eso nunca suceda.

BD/MC-RPU



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