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Sociedad | 12/04/2025   09:07

Niños en Bolivia crecen entre el abandono y la necesidad

Bolivia conmemora el Día del Niño, pero persisten trabajo infantil (700 mil casos), abusos (2.696 violaciones en 2024) y abandono. Aunque hay leyes, el Estado no garantiza protección efectiva. Urgen acciones reales.

Visión Mundial
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Brújula Digital|12|04|25|

Mirna Quezada 

Cada 12 de abril Bolivia conmemora el Día del Niño, una fecha que se originó en 1955 con un decreto supremo promulgado por el presidente Víctor Paz Estenssoro. Una ley posterior, impulsada por la periodista Aída Albarracín, confirmó la medida. En 2013 se aprobó una nueva ley.

A pesar de las disposiciones en esa normativa sobre derechos y necesidades de la niñez, gran parte de las veces no se las cumple. Entonces surge la pregunta: ¿qué acciones concretas ha tomado el Estado para garantizar que estos principios se traduzcan en una protección efectiva? Las estadísticas y noticias sobre abuso, trabajo y abandono infantil en el país parecen indicar que la intervención estatal fue y sigue siendo insuficiente.

Trabajo infantil, una realidad desgarradora

En Bolivia, el trabajo infantil sigue siendo un problema importante pese a los esfuerzos para erradicarlo. Según cifras del INE y la OIT, más de 700.000 niños y adolescentes estarían trabajando actualmente.

Si bien la tasa nacional de trabajo infantil mostró una disminución constante: en 2006 fue del 29,7%, bajando al 11,9% en 2022, de acuerdo al Instituto de Investigación Socioeconómica (IISEC) de la Universidad Católica Boliviana, la problemática sigue siendo aguda. 

Además, es importante destacar que, aunque hubo disminución en el trabajo infantil, Bolivia sigue siendo uno de los países con altas tasas en América Latina, de acuerdo al documento: “Protección Social y los efectos en el trabajo infantil en Bolivia” de Nicole Medinaceli Terán.

Aproximadamente el 69,34% de los niños trabajadores se encuentran en áreas rurales -situación que pasa desapercibida- y el 30,66% en áreas urbanas, según datos del medio digital “Bolivia Verifica”, lo que refleja el peso de las condiciones socioeconómicas en el trabajo infantil.

Las condiciones rurales son desafiantes por la naturaleza de las actividades económicas como la agricultura y la ganadería, que pueden ser peligrosas. Además, la falta de acceso a la educación y las oportunidades limitadas en el mercado laboral para los adultos provocan que los niños asuman roles económicos. 

En las calles de las principales ciudades de Bolivia, centenares de menores entre los 7 y los 14 años de edad buscan un sustento, inclusive para ayudar a sus hogares. Andan toreando al transporte público y particular ofreciendo dulces, gelatina, papel higiénico y otros artículos que requieren los conductores; mientras otros hacen piruetas en plena calzada, arriesgando la integridad física e incluso la vida.

También los vemos ayudando en los talleres de carpintería, llanterías, sastrerías, mercados públicos portando bultos pesados por unas monedas que les significará el pan del día. Además, algunos son obligados a limpiar vidrios en las calles, trabajar como cargadores en terminales, recolectar basura y a lustrar zapatos durante largas jornadas. En situaciones más extremas, hay quienes se ven envueltos en trabajos humillantes como mendigar o servir en ciertos lugares donde están expuestos a ambientes violentos y peligrosos para su integridad física y emocional.

Abuso y violencia excesivos

Las cifras sobre abusos contra menores son lamentables. En 2024, se registraron 2.696 casos de violación y 805 denuncias de abuso sexual, según la Fiscalía General del Estado y la Defensoría del Pueblo. Además, se documentaron 38 casos de infanticidio, lo que representa un aumento del 52% respecto al año anterior. La mayoría de estos casos se concentraron en La Paz y Santa Cruz, con la asfixia como la principal causa de muerte. En promedio, se reportan 110 casos diarios de violencia contra menores, destacando el abuso sexual. 

A pesar de que en Bolivia existe el Código Niña, Niño y Adolescente, aprobado el 17 de julio de 2014 con el objetivo de proteger y garantizar los derechos de la infancia, la situación de vulnerabilidad infantil es preocupante. A diario, en las calles, se puede ver con impotencia cómo algunas madres o padres agreden, empujan o maltratan a sus hijos, sin que nadie intervenga. Este tipo de violencia refleja que, a pesar de las leyes  la realidad de muchos menores es triste.

De acuerdo a información de la organización Visión Mundial, “el 54,6% de las mujeres y el 80% de las/os niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de violencia corren el riesgo de sufrirla nuevamente. Solo una de cada diez víctimas que compartió su experiencia de violencia recibió algún tipo de servicio para su restauración. Entre enero y marzo de 2025, se reportaron 14 infanticidios. El departamento de La Paz con 10 casos, seguido de Oruro con dos, Cochabamba con uno y Santa Cruz con uno”. Definitivamente doloroso.

Acceso a educación y salud con desigualdades inaceptables

Los resultados preliminares del Censo 2024 revelan que el 85% de los niños en Bolivia accede a la educación primaria; sin embargo, las tasas para la educación superior muestran una caída drástica porque se estima que alrededor del 30% de los estudiantes que completan la educación secundaria logran ingresar a institutos y universidades públicas y la cifra es aún menor para las instituciones privadas, donde apenas un 10% de los graduados accede a este tipo de educación. 

En cuanto a la seguridad social y servicios de salud adecuados, varios analistas estiman que solamente el 40% de los menores está relativamente protegido. En Bolivia, la salud de los menores sigue siendo un desafío significativo, especialmente en el campo y barrios pobres de las ciudades donde las desigualdades son pronunciadas. 

Aunque se lograron avances en la atención médica gratuita para niños menores de 5 años a través de la Ley 475 promulgada por el Ministerio de Salud y Deportes en 2014, la cobertura no es uniforme en todo el territorio y el acceso real a la atención médica es limitado. 

La Defensoría del Pueblo, en su informe anual de 2023, advirtió que existen pocos seguros estatales efectivos, lo que deja a muchas familias sin una cobertura adecuada para sus hijos. A esta situación se debe sumar que el proceso de inscripción es excesivamente burocrático.

Por otro lado, la Sociedad Boliviana de Pediatría señaló en 2023 que la escasez de especialistas pediátricos, especialmente en zonas rurales y alejadas, representa un obstáculo significativo para una atención médica oportuna. Esta situación se agrava por la falta de medicamentos, un problema denunciado repetidamente.

Niños abandonados, una realidad desoladora

En Bolivia, el abandono infantil es un problema grave. Varios niños son dejados en lugares inseguros, incluso en basurales. Por ejemplo, en 2024, se encontró a una recién nacida abandonada en la puerta de un domicilio en El Alto, lo que refleja la desesperación y falta de apoyo que enfrentan algunas familias. 

Aunque no se dispone de cifras exactas sobre la cantidad de niños abandonados en orfanatos en 2024, es de conocimiento general que muchos menores bajo tutela estatal enfrentan serias dificultades para ser reintegrados a hogares que les den estabilidad emocional, física y material. En esta parte cabe mencionar que los trámites de adopción responsable son largos, burocráticos, crueles…

En el país, diversas instituciones privadas, ONGs y fundaciones desempeñan un papel clave en la protección de los derechos de la niñez. Visión Mundial Bolivia, con el lema “Yo soy el Cambio”, moviliza este 12 de abril a más de 24.000 personas. La organización alcanzó a 85.950 niños y niñas con programas de salud, educación, protección y participación comunitaria. Su propuesta “Crianza con Ternura”, basada en seis habilidades (decir, escuchar, acariciar, acompañar, sentir y actuar), busca prevenir la violencia infantil, en un país donde solo una de cada diez víctimas recibe apoyo, reportándose 14 infanticidios entre enero y marzo de 2025. 

En 2024, Aldeas Infantiles SOS Bolivia continuó su labor en favor de la niñez, ofreciendo cuidado familiar alternativo y programas de fortalecimiento comunitario. Actualmente, sus programas benefician a más de 15.000 niñas, niños y adolescentes, así como a sus familias, en distintos departamentos del país. La organización trabaja en la prevención del abandono infantil, la reunificación familiar y el desarrollo de capacidades para que las comunidades puedan criar y proteger a sus menores en entornos seguros y afectivos.

Por su parte, Defensa de Niñas y Niños Internacional – Sección Bolivia (DNI-Bolivia) sigue promoviendo la implementación de políticas públicas centradas en la protección integral de la niñez y adolescencia, especialmente en contextos de violencia y exclusión social. En 2024, impulsó proyectos innovadores como "Rastreando las huellas de la violencia contra las Niñas, Niños y Adolescentes", que recopiló datos e historias de vida para generar evidencias.

 Asimismo, UNICEF Bolivia continúa liderando acciones clave para garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales de la infancia, enfocándose en áreas prioritarias como la protección contra la violencia, la explotación y el trabajo infantil. En 2024, intensificó su colaboración para implementar programas de prevención de la violencia sexual, educación inclusiva, acceso a servicios de salud mental y respuesta humanitaria ante emergencias.

Compromiso

Cada 12 de abril no debe limitarse a una celebración, sino ser un llamado urgente a la acción. Es imprescindible fortalecer políticas públicas que eliminen el trabajo infantil, garanticen acceso universal a salud y educación y protejan a los menores de cualquier forma de abuso o abandono. La crisis en la protección infantil es evidente y requiere un compromiso de toda la sociedad.

Los días pasan, las elecciones se acercan y la atención de los adultos sigue enfocada en el poder, el conflicto y los intereses inmediatos, mientras los niños que representan el verdadero futuro de Bolivia, continúan siendo ignorados. Es una negligencia colectiva que ya no se puede justificar. Si no se coloca a la niñez en el centro de las decisiones, Bolivia no tendrá futuro. La historia juzgará a esta generación y a los políticos no por lo que prometieron, sino por lo que hicieron (o no hicieron) por sus niños.

Mirna Quezada es comunicadora social.





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