En La Paz, llegar a ser parte de un equipo profesional de fútbol es una tarea repleta de dificultades: escasos incentivos, dudas entre estudiar o dedicarse al deporte, exigencias económicas y “roscas” marchitan el sueño de jóvenes talentosos
Brújula Digital |28|03|23|
Julio César Baptista y Alexandro Manuel Pabón / Tomado de la revista Calle 2 de la UCB
El jugador paceño Luis Rivas (de 20 años) en sus inicios en el Club Bolívar, sintió un ambiente de preferencia hacia algunos integrantes en la plantilla de su equipo, desde dirigentes, técnicos y hasta madres de los propios jóvenes. Hoy (2021), Rivas, futbolista de la reserva de Always Ready, es uno de los tantos jugadores de paceños a los que se les ofreció jugar entre siete y ocho partidos en la Liga Profesional del Fútbol Boliviano a cambio de firmar un contrato por la suma de $us 5.000, donde la mitad tenía que terminar en las manos del técnico que lo hiciera debutar.
El dinero es considerado un factor clave al momento de buscar una oportunidad para consolidarse profesionalmente dentro del fútbol boliviano. Un jugador necesita un representante que hable por el futbolista, que busque caminos para que su cliente pueda debutar y consagrarse en el profesionalismo. Sin embargo, para contar con uno de estos agentes debe existir la posibilidad de pagar por sus servicios.
Cristhian Abastoflor (de 20 años) es un futbolista paceño que pertenece a la reserva del club The Strongest y si bien menciona que no tuvo que pagar ningún monto de dinero para firmar su primer contrato profesional, aclara que el tema de los representantes dentro de una institución deportiva es un factor clave al momento de debutar como jugador de fútbol.
“Hoy en día, existen dirigentes que traen jugadores y les dicen bueno, vas a firmar un contrato por Bs 10.000 pero para mí son Bs 3.000, y hay jugadores que se prestan también a esa situación. La mayor parte de esos jugadores no tienen la suficiente personalidad para decir no, yo valgo 10 y voy a cobrar 10. Pero ante la alta demanda de jugadores aceptan, o ante la necesidad del trabajo aceptan”, menciona Carlos Rivera, periodista deportivo.
Según Transfermarkt, un sitio web alemán que brinda información sobre las ligas del fútbol alrededor del mundo, la División Profesional del Fútbol Boliviano en el año 2021 tenía 494 jugadores registrados en los 16 distintos clubes del campeonato, de los que solo 13 futbolistas son de origen paceño.
Rosca
En el contexto fútbol boliviano existe un término bastante conocido por los jugadores, entrenadores, dirigentes y la propia hinchada fanática de este deporte. Esta palabra es “rosca” y es conocida debido a que su significado ha traído consigo una mala reputación, ya que la misma se entiende como un grupo reducido de futbolistas que en muchos casos perjudican el desempeño de nuevos jugadores dentro de una plantilla, ya sean juveniles o provenientes de otro club.
El jugador Abastoflor manifiesta que la rosca está en todos los equipos o clubes del fútbol boliviano, y que siempre habrá un círculo donde se velen los intereses personales de jugadores con peso, o muy reconocidos por el club.
“La rosca cuando ya la volcamos al tema futbolístico, ya esa palabra, por ejemplo, se distorsiona un poco en algo malo que se llama camarilla, un montón de nombres que en realidad perjudican al jugador que quiere surgir o superarse de manera futbolística”, aclara el director técnico y exjugador profesional, Juan Carlos Paz García.
Leonel Reyes, exseleccionado boliviano de origen paceño, define así a la rosca: “ (Es) un grupo denominado de jugadores que integran un plantel donde o se hacen cosas positivas o se hacen cosas negativas. Dentro del fútbol y del deporte siempre habrá las roscas positivas, que son el grupo de jugadores que llevan siempre para adelante al plantel, y la rosca negativa que es la que se acomoda en un lugar que le conviene y simplemente hace el trabajo a medias para perjudicar tanto al plantel como al cuerpo técnico”.
Leonel Reyes o Lito, como muchos lo conocen, llama también a la rosca cómo “el apadrinado”, donde se trata de buscar a una persona que “acomode” a un jugador en el fútbol. “Hoy en día es más notorio porque uno se da cuenta que jugadores sin haber hecho un recorrido en divisiones inferiores o en una etapa formativa, de la noche a la mañana aparecen apadrinados por empresarios o por dirigentes jugando en un plantel profesional”, dice el excapitán de la selección boliviana.
Inversión
La Paz no es el único lugar donde se pagan grandes montos de dinero para debutar en la liga profesional, según el artículo ¿Qué tan difícil es lograr ser un futbolista en Colombia? En Colombia, conocido por ser un país cafetalero, existen algunos negocios económicos que se hacen con algunos jugadores de clubes. Frecuentemente, este “proceso de negociación” quita un lugar u oportunidad a otro muchacho dentro de un equipo, y todo por el simple hecho de proporcionar dinero a ciertos dirigentes en el contexto futbolístico.
Dedy Autalio, otro exjugador de fútbol en las divisiones inferiores de clubes como Always Ready y Litoral, menciona que a su padre le ofrecieron un oportunidad para que él debute en una categoría relativamente alta, la Primera A de la Asociación de La Paz, del fútbol semiprofesional.
Autalio, de 20 años, con una mirada triste y con la voz entrecortada, cuenta que esa oportunidad se esfumó. El sueño futbolístico de Dedy fue un fracaso porque incluso hubo un momento en el que su padre ya no le brindaba apoyo, debido a que no contaba con los recursos económicos suficientes para seguir con el proceso de formación futbolística de su hijo.
“La verdad siempre tuve que ayudar a mis papás, por lo que desde muy temprana edad empecé a trabajar. Esta situación dificultaba mi posición de ir a entrenar, tenía entrenamientos en las tardes y me complicaba bastante”, aclara el exfutbolista.
Luis Rivas, jugador de la reserva de Always Ready, aclara que si alguien quiere tener una oportunidad de jugar de manera profesional en la máxima categoría del fútbol boliviano, necesita a un individuo que hable por su persona (un representante), y este solo se consigue con dinero, ya que requiere ver el potencial futbolístico, para así querer trabajar con el deportista y cobrarle cierto monto de dinero.
Para Andrés Da Silva, exjugador de la reserva de Always Ready, el dinero es un impedimento para el progreso de los jugadores. “Sí, efectivamente me parece que sí es una traba, porque al final venir de cualquier provincia o pueblo hasta la ciudad de La Paz o donde sean las pruebas del equipo, ya significa una inversión”, expresa el ahora jugador de la Academia del Balompié Boliviano (ABB).
Leonel Reyes manifiesta que hoy en día el factor económico no influye mucho al momento de buscar una oportunidad en el profesionalismo. “Si tú hoy en día ves a jugadores ‘humildes‘ en una villa, están ganando en un fin de semana entre Bs 1.500 a Bs 2.000, y yo no sé de qué factor económico pueden hablar, si ganan esa cantidad en tan solo un fin de semana jugando al fútbol”, expresa el exjugador profesional.
Dedicación
“El jugador paceño no llega a cumplir sus sueños porque no es dedicado. Yo tengo la oportunidad de haber visto muchos jugadores y muchos compañeros de acá que renunciaban a la primera que sufrían un tropezón en el camino, o no se los tomaba en cuenta. Preferían dejar de entrenar, de insistir y dedicarse a otras cosas, que no estaban ligadas al deporte”, aclara Reyes, entrenador del club Atlantes.
Según un reportaje titulado ¿Por qué no surgen los jugadores paceños?, realizado por Álvaro Andrés Funes Salinas, los jugadores paceños son absorbidos por distintos temas sociales, ya sean los amigos, las fiestas o el estudio en la época de la adolescencia. Estos son algunos de los factores por el que un futbolista no alcanza su sueño de jugar de manera profesional al fútbol.
Marco Paz, segundo entrenador del club Nacional Potosí, manifiesta que el jugador paceño no llega al profesionalismo debido a que a veces se enfoca más en jugar por dinero que por sus sueños. “El jugador cada vez más se va perdiendo solamente por recibir Bs 1.000 o Bs 500 por partido, es ahí donde realmente el futbolista se pierde porque lastimosamente después de jugar, y es la realidad; te invitan bebidas alcohólicas y echan a perder tu talento”, cuenta el exfutbolista de The Strongest.
“El futbolista paceño hoy se dedica a otras cosas, ya sean buenas o malas”, corrobora el relator deportivo, Carlos Rivera.
Según un reportaje titulado ¿Una profesión o el fútbol?, los jugadores de fútbol muchas veces no llegan al profesionalismo debido a que aproximadamente a los 18 años tienen que decidir si estudiarán una carrera universitaria o si se dedicaran de lleno a lo que es el fútbol.
“Los papás preferimos que nuestros hijos estudien antes que jueguen fútbol porque en el contexto en el que futbolista paceño no tiene oportunidad, es prácticamente una pérdida de tiempo. Entonces nosotros los papás, como tales, preferimos que nuestros hijos estudien y ahí se pierden buenos talentos”, dice Rivera.
Andrés Gonzales, jugador y estudiante de 21 años, cree que el tema de los estudios solo depende de la organización y de cómo se consigan los horarios adecuados. “Una vez que logras tener una agenda bien ordenada, se puede llegar a acomodar las distintas obligaciones, tanto el estudio como el deporte”, aclara el jugador de la Academia del Balompié Boliviano (ABB).
Cuando alguien habla del fútbol profesional en Bolivia, muy pocas veces se imagina que este campo deportivo se halla plagado de personas que velan por sus intereses económicos, y que no les importa destruir el sueño futbolero de un jugador talentoso que tan solo busca una oportunidad de demostrar su potencial.
La ciudad de La Paz se caracteriza por ser la sede de los equipos más grandes del fútbol boliviano, Bolívar y The Strongest, pero es difícil de creer que en estos clubes solo existan entre dos y tres jugadores de origen paceño y que los demás sean provenientes del oriente o del extranjero.
Muchos de estos jugadores paceños reclaman por una oportunidad, pero son pocos los que logran conseguirla. En su mayoría persisten aquellos que cuentan el apoyo incondicional de sus padres y que tienen a su disposición recursos económicos para obtener un representante que saque la cara por ellos en los clubes donde se desempeñan. Es lamentable que un jugador paceño, que no cuenta con dinero, no pueda pagar un representante y no pueda ser tomado en cuenta ni por los propios equipos de su ciudad.
Es por esto que un futbolista también se ve en la necesidad de abrirse puertas integrándose a la “rosca” en el club donde juega, muchas veces de alguna forma inescrupulosa para de esta manera tener una oportunidad de figurar dentro de la institución deportiva y que no lo hagan a un lado como si fuese uno más del montón.
Julio César Baptista y Alexandro Manuel Pabón son estudiantes de Comunicación Social de la UCB