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Reportajes | 02/09/2019

Mineros, esposas e hijos de San Cristóbal acampan 16 días en la calle, piden pago de dominicales de 12 años



Brújula Digital |02|09|19|

Maite Lemus

Medio millar de trabajadores mineros junto a sus esposas y algunas familias con sus hijos instalaron 170 carpas en la calle: primero en frente de la Torre Ketal, en la calle 15 de la Av. Ballivián, zona Sur de Calacoto, y ahora en puertas del Ministerio de Trabajo. Piden que les paguen dominicales y horas extras que la empresa minera San Cristóbal, administrada por el Grupo Sumitomo, una transnacional del Japón, les adeuda hace 12 años.

Las mujeres cuentan que dejaron a sus hijos en San Cristóbal y ahora viven en pequeñas carpas o a la intemperie; soportan el frío de invierno, la incomodidad, la falta de agua para el aseo personal y la protesta de transportistas y la gente que no pueden utilizar la calle Yanacocha, pues allí instalaron carpas, para pedir al ministro de Trabajo, César Navarro, que les ayude a que la minera San Cristóbal cumpla con las normas y la disposición legal.

Los trabajadores mineros agrupados en el Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de San Cristóbal denunciaron al ministro Navarro por parcializarse con la Sumitomo, propietaria de la minera San Cristóbal en Potosí. Exigen el pago de los salarios dominicales que desde el año 2007 la empresa se niega a pagarles y que según la Ley General del Trabajo por cada hora trabajada un domingo corresponde una remuneración de tres veces la hora normal.

Consultada al respecto, la empresa minera San Cristóbal informó que no dará ninguna declaración. El Ministerio de Trabajo indicó el jueves (29) a Página Siete que no se pronunciará por ahora.

Los mineros de San Cristóbal exigen que el Gobierno haga cumplir el laudo arbitral que ganaron y que reconoce el derecho del pago de salarios dominicales y horas extras desde 2007 por parte de la empresa que extrae plata en Potosí.

El drama en la calle y el río

Paulina Martínez, una de las esposas de los trabajadores mineros, contó a Brújula Digital que tiene hijos pequeños que los dejó a sus tías y hermanas mayores en la comunidad de San Cristóbal, en el mismo yacimiento de plata, porque vinieron en apoyo a sus esposos para exigir el cumplimiento de la Ley General del Trabajo.

“Pedimos y exigimos que se cumplan las leyes laborales no sólo de los mineros, sino que se respete las leyes laborales de todos los trabajadores de Bolivia”, expresó. Aseguró que vivir en una carpa no es fácil, “vivir así, no es fácil. No estamos acostumbrados a esto”, dijo.

Contó que se tiene que trasladar hasta el puente de Amor de Dios, en la zona Sur, para lavar ropa y asearse. “De ropa limpia estamos sufriendo porque no hay donde lavar. Yo he pillado un puente en la zona de Amor de Dios, en la zona Sur y también he avisado a mis otros compañeros para que vayan a lavar su ropa allá”, dijo Martínez.

En cuanto a la comida, dijo que tienen una cuota diaria en el que cada persona aporta para la olla común. “Estamos cocinando nosotras mismas por área de trabajo, nos hemos reunido y distribuido por grupos”, dijo.

Martínez sostuvo que en la noche tienen un baño portátil, pero en el día utilizan baño público. Mencionó que tratan de mantener la calle limpia. “Tenemos en cuenta que no hay que ensuciar la calle ni echar la comida”.

Otra de las esposas de los obreros, Lidia Lazo, mencionó muy afligida a Brújula digital: “Nuestros hijos están abandonados en el pueblo de San Cristóbal y aquí estamos pidiendo nuestros derechos. Es muy triste que nuestras autoridades no trabajen honestamente y yo les rogaría que se pongan la mano al pecho y solucionen esto”, sostuvo Lazo. Por otra parte dijo que dormir en las carpas no es fácil y que hace mucho frío.

Paulina Mamani, también esposa de otro minero, mencionó que tiene tres hijos de dos, nueve y diez años. “No tenemos a quien dejar a nuestros hijos, al de nueve y diez años les he dejado solitos y van al colegio, les ven los vecinos”, dijo.

Pero Mamani afirmó que a su hijo de dos años tuvo que traerle hasta La Paz porque al ser bebé no podía dejarle con nadie en San Cristóbal. “Nosotras las mujeres siempre hemos sido el apoyo más grande de los esposos y estamos viniendo a reclamar para que se cumpla el laudo arbitral juntamente con nuestros esposos e hijos. Que se respete la ley boliviana, estamos luchando los mineros para Bolivia entera, no solo para un sector”, aseguró.

Mamani lleva cargada a su bebé en la espalda. “Es muy dificultoso (cargar a un bebé), pero ni modo hay que aguantarse para eso es la lucha. La lucha es para lograr, no para salir de aquí corriendo y hasta triunfar tenemos que estar aquí. Ahora si se trata de morir, vamos a morir (…) la lucha se lleva hasta las últimas consecuencias”, manifestó.

Teresa Mercado, otra de las esposas de los mineros y presidenta de la directiva del Comité Amas de Casa Distrito San Cristóbal, dijo a Brújula Digital: “Estamos apoyando a nuestros esposos para que se cumplan las leyes. Nosotras pedimos a nuestro Gobierno y a nuestro Presidente, que es como nosotros, campesinos, que haga cumplir la Ley”, dijo Mercado.

Ella también tiene dos hijos de cinco y 12 años que los dejó al cuidado de los vecinos y dijo que igual varias de sus compañeras dejaron a sus pequeños en San Cristóbal. “Hemos abandonando a nuestros hijos por culpa de esta lucha y nos dan pena”, sostuvo.

Mercado dijo que al estar dentro de las carpas no es fácil, pero no hay otra alternativa que luchar y apoyar a sus esposos. “No es fácil estar en estas carpas, pero que vamos a hacer”, dijo.



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