Si la subvención fiscal termina, la fábrica echa candado a sus puertas. Esa es una realidad incuestionable que la Cossmil de propiedad de las FFAA, conoce y es también motivo de denuncias y cuestionamientos de parte de la Comibol.
Planta de la Empresa Industrial Eucaliptus. Foto: BEL
Brújula Digital |23|06|22|
Por: Edwin Miranda
La Empresa Industrial Eucaliptus (EIE–COSS) -un monopolio que maneja las Fuerzas Armadas (FFAA) en el departamento de Oruro- alumbró a la vida industrial del Estado sin estudios de prefactibilidad y mercado, sobredimensionada para el consumo nacional, y reatada, económicamente, al cordón umbilical del Tesoro General del Estado (TGE).
Si la subvención fiscal termina, la fábrica echa candado a sus puertas. Esa es una realidad incuestionable que la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil) de propiedad de las FFAA, conoce y es también motivo de denuncias y cuestionamientos de parte de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), y los empresarios privados, señala el reportaje de Bolivia Energía Libre (BEL).
Para no levantar polvareda sobre las deficiencias empresariales que tiene de nacimiento, Cossmil, hace lo imposible por mantener en estricta reserva información oficial de la fábrica. Apelando a una supuesta “privacidad” la gerencia de Empresas del Seguro Social Militar, que regenta la industria desde el año 2015, ahuyenta la posibilidad de acceder a datos frescos, exigiendo permisos para hablar, autorizaciones, por supuesto, que se diluyen con el pasar del tiempo, en los círculos burocráticos del Alto Mando Militar.
Sin embargo, a pesar del blindaje que rodea a la fábrica, un escudo que hace lo imposible por mantener incólume los militares, la información fluye como agua en terreno estéril al punto que, los sectores públicos y privados involucrados en el consumo del ácido sulfúrico, develaron que el negocio castiga con pérdidas al erario nacional, está lejos de alimentar una industria química básica, prácticamente inexistente en el Estado, y la producción de la sustancia química, vive de la importación de azufre, materia prima que tiene a Chile, Canadá y Venezuela, como proveedores, seguros y baratos a pesar que la mina Capurata, yacimiento de propiedad de COMIBOL, ubicada en el departamento de Potosí, es considerada proveedora natural en el Estado.
Una historia accidentada
La fábrica de ácido sulfúrico, en custodia de COSSMIL, nació al amparo de los gobiernos militares de la década de los años 1960, y demandó al erario nacional fondos por 1.480.495 dólares americanos, una inversión multimillonaria para su época.
La información histórica señala que fue concebida por la empresa industrial Consultantes de México S.A. (I.C.M.), mediante contrato llave en mano firmada con la ex Caja de Pensiones Militares el 8 de noviembre de 1967, mediante Escritura Pública No. 404, debido a incumplimientos sucesivos de la empresa originalmente contratista para la entrega y recepción de la factoría.
Seis años después, en 1973, en una reunión de la comisión mixta Bolivia-México, realizada en la ciudad de México, el gobierno boliviano decidió firmar un convenio para que el Banco de México (FOMEX), se haga cargo de la conclusión del montaje e instalación de la fábrica debido a la quiebra de la empresa industrial Consultantes de México S.A. (I.C.M.)
Un año después, en 1974, en el mes de octubre se reiniciaron los trabajos de instalación de la fábrica a cargo esta vez de la empresa llamada de planeación y diseño S.A. también de México, cuyos servicios fueron contratados por FOMEX. La citada compañía terminó el montaje de la factoría el año 1975, y un año más tarde, en febrero de 1976, finalmente se firmó el acta de entrega y recepción definitiva.
Es decir, pasaron diez años para montar la fábrica y declararla en operación comercial en el Estado. No esta claro empero qué razones llevaron a los gobiernos de turno, particularmente, el del extinto general Hubo Banzer Suárez (1971-1978), instalar la industria en la localidad de Eucaliptus, ubicada en un predio rústico de 320 hectáreas, que era parte del fundo "Huancaroma” ubicado en el Cantón Tomás Barrón, Provincia Cercado, del Departamento de Oruro.
Aislada y olvidada en el altiplano, Eucaliptus es un municipio que no tiene yacimientos de azufre, materia prima para la producción del compuesto químico. El yacimiento natural Capurata está a 650 kilómetros del lugar, en el departamento de Potosí. Los accesos para el transporte pesado a la fábrica tampoco son los más óptimos, y la industria, debe correr con gastos adicionales para contar con materia prima que también importa de países de ultramar como Chile, Canadá o Venezuela.
Para llegar a la industria, distante aproximadamente 200 kilómetros de la ciudad de La Paz, es imprescindible contar con vehículo propio, ya que el servicio público es escaso. La fábrica además está distante a casi 20 kilómetros del pueblo y solo es posible acceder a ella con un rodado particular o contratado. No existe otra manera.
La industria se alza altiva en una colina desde donde es posible visualizar claramente los tanques (2) que posee para almacenar 6.000 toneladas t. de ácido sulfúrico mensualmente de los cuales solo 1.000 t. poseen mercado seguro, en medio de un escampado donde la paja brava atiborra la vista, el viento juega libre y acaricia al visitante con ráfagas de aire frío.
La industria puede producir anualmente hasta 12.000 t., pero esa cantidad de ácido no tiene mercado y es irrisorio plantearse ése volumen.
Imponente frente al pueblo, la industria se asemeja a una nave estelar interplanetaria. Los colores naranja, blanco y azul, pintan en el horizonte un entramado de fierros que se funden con las plantaciones de quinua junto a llamas y ovejas que pastean por la zona.
“Es atractivo a los ojos de los visitantes, pero no sirve de nada al pueblo, ya que, no trae beneficios, por el contrario, genera incertidumbre por la contaminación que podría generar al río desaguadero, no hay empleos y las utilidades que genera, no llegan a la alcaldía en obras”, impone criterios, Rolando Condori, extrabajador de la fábrica y vecino del municipio de Eucaliptus.
Dedicado al transporte público y socio activo de la “Cooperativa 1 de Mayo”, la más grande en la zona, Condori trabajó en la fábrica más de un lustro. “Era soplador en él reactor principal, y sereno a la vez, pero llegaron los militares y retiraron a todos, incluso sin beneficios”, denunció.
El testimonio tiene respaldo. El 7 de mayo de 2015, poco después que COSSMIL se hizo cargo de la fábrica por mandato del expresidente, Evo Morales Ayma (2008), al menos 20 trabajadores de la fábrica fueron echados de sus fuentes de trabajo.
Los obreros afectados acusaron a la entidad militar de no querer pagarles los beneficios sociales de al menos dos años y denunciaron que desapareció el sindicato porque las normas militares no permiten organizaciones laborales.
La empresa trabaja con 50 empleados informa la página oficial de COSSMIL. En su momento y cuando COMIBOL estaba al frente, el número de obreros casi bordeó los 100. “La fábrica esta muriendo. Los pocos trabajadores que continúan a pesar de las normas militares, se quejan por los bajos sueldos que perciben y el doble trabajo que deben desempeñar en la empresa, ya que son múltiples”, relató Condori.
Esta forma rígida de manejar la empresa puso también en evidencia el gerente de Empresas de COSSMIL, coronel Luis Maldonado Pacheco, que cerró las puertas para acceder a información sobre la fábrica y dejó en claro que, no tiene por qué revelar datos, ya que es “empresa privada pues es una sociedad anónima” cuando este medio solicitó datos actualizados sobre la firma industrial, y de qué manera COSSMIL, está administrando la producción de ácido sulfúrico en el Estado con fondos que provienen del Tesoro General del Estado (TGE).
A confesión de parte, relevo de pruebas, señala el adagio popular. De un presupuesto anual que llega a los 918.987.064 bolivianos (información de COSSMIL al 2020), solo el 0.32%, equivalentes a 2.905.091 bolivianos destina la administración militar a fortalecer el ítem empresas donde está la fábrica de ácido sulfúrico como principal emprendimiento.
La oferta desborda la demanda y la fábrica opera cuatro meses al año
La falta de mercado y la incipiente industria química en el Estado, sumado a las restricciones impuestas a la comercialización de ácido sulfúrico por ley, debido a que es considerado un precursor químico para la producción de cocaína, obligaron a la empresa a suspender operaciones en más de una oportunidad.
A lo largo de su vida industrial, Eucaliptus echo candado a sus puertas incluso por décadas. Esta situación inverosímil sucedió, por ejemplo, entre el 11 de marzo de 1978 y abril de 2008, cuando recién volvió a operar después que COSSMIL accedió a firmar un acuerdo de riesgo compartido con COMIBOL, para reabrir la industria, a condición de que la estatal minera, se haga cargo de la administración y el control de la producción de ácido sulfúrico.
La firma industrial, sin embargo, pinta otro escenario en su página oficial. “La primera medida de la nueva administración de la empresa Industrial Eucaliptus – COSSMIL (EIE – COSS), fue la de iniciar en forma urgente las actividades de mantenimiento de la planta y la restructuración del personal. Concluida esta actividad, en fecha 5 de junio (2015) la Empresa Industrial Eucaliptus – COSSMIL inicia sus actividades productivas. A la fecha la Empresa Industrial Eucaliptus ha producido 1.702 t. de ácido sulfúrico y se estima una producción aproximada de 6.000 t. hasta el mes de septiembre”, asegura la fábrica en medio de una realidad que describe otra muy diferente.
Así lo certifican el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Danilo Velasco, el exministro de Minería, José Pimentel, pero también el actual Asesor de la Presidencia de Comibol, ingeniero, Alfredo Contreras.
El asesor de la estatal minera y en su momento, gerente de la fábrica de ácido, reveló que “levantaron la industria de los escombros” y la “COMIBOL invirtió aproximadamente 20 millones de bolivianos para reponer las máquinas que estuvieron paradas por años y, por el tiempo transcurrido, se malograron”.
“Como es de conocimiento de la ciudadanía (la fábrica) estaba botada y abandonada por 30 años y nosotros (…) hemos ido a rehabilitar esa planta desde el inicio de 2008 hasta el 2015, son siete años que hemos ido a trabajar, por ende, lo que venimos a reclamar es que nos paguen nuestros beneficios sociales como corresponde, según la Ley General del Trabajo, nos quieren cancelar sólo de 2010 hasta 2015, lo cual nosotros no vamos a permitir”, denunció en su momento el secretario de relaciones del desaparecido sindicato de trabajadores de la fábrica, Carlos Guzmán Fernández.
“La expectativa era grande, industrial, trazamos un horizonte para sembrar las bases de una industria química en Bolivia con apoyo de Eucaliptus, abrimos nuevos mercados, pero todo naufragó cuando los militares cambiaron de opinión, presionaron al gobierno para volver a tener control sobre la fábrica y el expresidente, Evo Morales, accedió a los deseos cuando el año 2008, devolvió a COSSMIL la fábrica dejando por medio, una deuda millonaria que hasta ahora las FFAA no quieren pagar a COMIBOL”, comentó Contreras.
Mediante Decreto Supremo Nº 29683 de 22 de agosto de 2008, el ex jefe de Estado, aprobó una disposición constitucional por la cual señala en su “Artículo Único.- El derecho propietario de la Fábrica de Ácido Sulfúrico es de la Corporación del Seguro Social Militar - COSSMIL; de conformidad al Artículo 3 del Decreto Ley Nº 11901 de 21 de octubre de 1974”.
Los números hablan por sí solos. Según Velasco la producción diaria de ácido sulfúrico en la planta de Eucaliptus está entre 80 a 100 t. día, suficiente para satisfacer la demanda interna ya que el consumo mensual no supera las 1.000 t. COSSMIL indica que necesita “alrededor de 900 toneladas de azufre por mes” para producir el volumen actual de la sustancia química, materia prima que no llega de Capurata, sino del exterior.
“Comprar a Capurata implicaría subir el costo de la materia prima hasta un 13 por ciento al precio original que tiene, y deja por lo tanto de ser atractivo para la industria nacional”, acotó Velasco.
El líder empresarial que además está ligado a la industria del sulfato de cobre y, por lo tanto, a la producción de la sustancia química, apuntó que otra vía de suministro viene de la importación que por lo general tiene a Chile y Canadá como principales proveedores debido a que el producto es barato y accesible.
Velasco reveló también que en su momento emplazo una fábrica de ácido sulfúrico en la ciudad de Oruro, pero tuvo que cerrarla por falta de mercado y riesgos de contaminación. Señaló además que una situación similar pasó con la empresa Paititi, en el departamento de Santa Cruz. La compañía minera montó una planta de ácido sulfúrico para la producción de cobre. La firma industrial además explotó níquel, plomo y zinc, pero una vez terminó operaciones en Bolivia, también optó por cerrar la industria por no existir proyección empresarial a mediano y largo plazo.
El exgerente de la Empresa Minera Corocoro, José Víctor Colquehuanca, una de las compañías de mayor consumo de ácido sulfúrico en Bolivia, relató también bajo qué condiciones la empresa minera consume ácido sulfúrico.
“Corocoro consume entre el 60 a 70 por ciento del ácido que produce Eucaliptus, pero por los costos que subieron significativamente los militares, la empresa está viendo otros canales de provisión”, comentó quién manejo la empresa minera hasta hace poco.
En los hechos está situación ya ocurrió en 2015. Ese año en septiembre, poco después que COSSMIL volvió a manejar la empresa, Corocoro decidió no comprar más ácido sulfúrico restando al menos 15% de las ventas totales, según reconoció la firma industrial.
La decisión obedeció a que subió los precios, por lo que empezó a importar el compuesto químico desde Chile. En respuesta, COSSMIL declaró que tiene una cartera de clientes de al menos 80 y que regularmente compran 50, sin precisar cantidades y nombre de las firmas industriales.
La administración central de la fábrica explicó también entonces que el precio al que se vendía el producto a Corocoro no subió, sino que se le incrementó el costo por la extensión de factura.
Los incrementos, entonces, fueron desde $us320 hasta $us350 la tonelada t; sin embargo, este precio, según COSSMIL incluso fue calificado de “preferencial” para la minera estatal.
Ya entonces la fábrica reconoció que los costos operativos que tiene están al límite para generar utilidades. “Con $us320 esta empresa casi no gana nada, el costo de producción es de $us295 la tonelada, dijimos que sería $us350 y no les pareció”, detallo COSSMIL aquel año.
La empresa ofrece el compuesto químico a $us460 y $us470 la t. y más adelante será “unificado”, acotó la firma. Está situación no cambió en 2022.
Velasco señaló que la tonelada de ácido sulfúrico que importa de Chile tiene un costo máximo de $us110 la t. mientras que Eucaliptus comercializa hasta en $us500 la t. “Razones suficientes para importar y no comprar en Bolivia”, apuntó el empresario.
Pimentel, que también fue presidente de COMIBOL y ministro de Minería durante el gobierno del expresidente, Evo Morales (2006-2019), sumó cuestionamientos a los precios y costos que maneja COSSMIL para comercializar ácido sulfúrico.
“Los militares tropiezan con muchas dificultades para comercializar el ácido debido además a la poca demanda que existe en el país, precios altos que exigen, por lo que es más barato importar de Chile”, dijo Pimentel.
Según el exministro, cuando COMIBOL asumió la responsabilidad de administrar Eucaliptus, crearon una cadena de producción y comercialización, además que pusieron a disposición de la empresa un yacimiento seguro de azufre: Capurata.
La Empresa Minera Capurata, bajo control de COMIBOL, está ubicada cerca de la frontera con Chile, entre los hitos 19 y 20 a una altura de 5.800 metros sobre el nivel del mar. El azufre extraído de la mina tiene una ley de 25% y 30%, valores que en la planta de flotación llegan hasta el 90%
La mina opera en el cerro Acotango, frontera con Chile, y, según datos preliminares recabados de COMIBOL, la producción diaria llega a 150 toneladas de mineral con una ley promedio del 35% de azufre. El yacimiento tiene capacidad para producir hasta 30 t. de azufre refinado diariamente, apuntó la información oficial.
COMIBOL invirtió en la mina Capurata aproximadamente Bs 14,2 millones ($us2 millones), recursos que provienen de fondos propios para emplazar el yacimiento de azufre en los límites internacionales con Chile.
Información oficial recabada de la empresa reportó también que, desde enero de 2016 hasta la fecha, acumuló más de 192 t. de las que vendió a la Fundición de Vinto un promedio de 152 t. en los últimos años.
Con una línea de producción efectiva y un yacimiento a disposición de azufre “la empresa ganó, generó utilidades y comenzó a mostrar resultados positivos”, aseguró Pimentel.
Hoy el precio del ácido que comercializa Eucaliptus está en los cielos. Por eso es conveniente importar del exterior. En un primer momento incluso COSSMIL trajo materia prima de Venezuela, con lo que, los costos de producción subieron, denunció el exministro.
Este medio preguntó a COSSMIL si en la actualidad está importando materia prima y dejó de comprar azufre a Capurata, en un cuestionario que entregó al coronel Maldonado, gerente de Empresas para que pueda responder. La posición oficial, nunca llego.
COSSMIL, sin embargo, puso a luz pública los siguientes volúmenes de producción de ácido sulfúrico para la gestión 2019-2020 en su página oficial.
El parte militar señala que, en la parte comercial, la nueva administración “ha intensificado las acciones comerciales de venta de ácido sulfúrico; Asimismo se han elaborado cotizaciones y venta de ácido sulfúrico a la Empresa Corocoro, con un precio de 350 $us/t. para el resto de la gestión, a la fecha esta Empresa adquirió 112 t. de ácido sulfúrico al nuevo precio”.
De la misma forma en fecha 25 de junio del año en curso se realizó la venta de 50 toneladas de azufre a la Empresa Metalúrgica Vinto a un precio de 400 $us/t.
COSSMIL informó también que durante la gestión 2019 el nivel de producción de ácido sulfúrico llegó a las 12.634 t. y se concretó la comercialización de 12.064 t. (3.106 t. más que en la gestión 2018)
En cuanto a ingresos por la venta de ácido sulfúrico, la administración militar señaló que los recursos que generaron las ventas ascendieron a Bs. 31.439.877, lo que dejó una utilidad neta de Bs. 5.100.739,00 durante la gestión 2019.
El ácido sulfúrico mide el nivel de desarrollo industrial de un Estado
En noviembre de 2021, con la aprobación del Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES), el gobierno del presidente Luis Arce, estableció nuevas metas quinquenales para cumplir la Agenda Patriótica del Bicentenario a celebrarse el 6 de agosto de 2025.
El PDES incorpora 10 “ejes” que son articuladores de política pública entre la planificación de largo plazo, con la de mediano plazo. Resalta en este sentido el eje 2, relacionado con la industrialización con sustitución de importaciones, que establece, entre otras metas, la implementación de la industria de la química básica para la producción de: ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, carbonato de sodio, hidróxido de sodio e hidróxido de calcio.
La industria de la química básica es una de las más rentables a nivel mundial, con un aporte por demás interesante al Producto Interno Bruto (PIB) en aquellos países donde fue implementada, señala al respecto Christiam Cordero Rocha, ingeniero industrial independiente.
Para el experto por ejemplo en México, la industria química representa el 2% de su PIB total, generando alrededor de 300.000 empleos y apoyando a más de 5.000 unidades productivas; en el caso de Chile, representa el 2% de su PIB total, con alrededor de 300 empresas dedicadas a esta industria y con 50.000 empleos.
El informe del Consejo Internacional de Asociaciones Químicas (The Global Chemical Industry: Catalyzing Growth and Addressing Our World’s Sustainability Challenges) establece que la industria de la química básica aporta con $us5,7 billones al PIB mundial y genera alrededor de 120 millones de empleos, proyectando un crecimiento aproximado del 4,5% anual hasta 2030, menciona el experto.
En nuestro país la aplicación del compuesto químico es utilizado en la minería y la metalurgia (generalmente como agente regulador del pH), la refinación del petróleo, la industria azucarera, el curtido de cueros y la producción de electrolitos para baterías; cantidades menores se utilizan en un suministro de otras actividades tanto productivas como de servicio, comento Pimentel y corroboró Velasco.
En muchas aplicaciones el ácido sulfúrico es insustituible, en particular en la producción de sulfatos orgánicos e inorgánicos, en procesos de lixiviación, producción de ciertos plásticos y derivados del petróleo, apuntó el presidente de la Caneb.
Los departamentos que tienen mayor nivel de consumo de ácido sulfúrico son Potosí y Oruro ya que la principal actividad en estos sectores son la minería, y el eje central nacional, conformado por los La Paz, Cochabamba, Santa Cruz.
En visita a Potosí, la empresa Manquiri no reportó uso de ácido sulfúrico para tratar óxidos de plata. Sin embargo, ingenieros ligados a la planta, señalaron que el compuesto químico fue sustituido por el cianuro, el dato, empero, no pudo ser oficializado. Colquehuanca, reveló en la entrevista que sostuvimos que la empresa minera, la más grande que opera en Potosí, compra ácido sulfúrico, al igual que Corocoro.
Un reporte sobre el consumo de ácido en Bolivia por regiones al que tuvo acceso este medio en la carrera de ingeniería de la Universidad Autónoma Tomás Frías de Potosí (UATF), revela que el departamento que más consume ácido sulfúrico es Potosí con una participación del 86% seguido por La Paz con 6,4%, en tercer lugar se encuentra a Oruro con el 4%, luego se halla Santa Cruz con el 2%, y finalmente Cochabamba con un 1%. Sin embargo, estos valores al parecer sufrieron modificaciones, pero no existen datos actualizados al respecto.
El resto de los departamentos suman una participación de 0,6%, considerado casi constante, esperándose que los siguientes años esta no sufra cambios importantes detalla a su vez Marcelo Aguirre, profesional de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), en un estudio que hizo a detalle sobre la producción de ácido sulfúrico en el Estado.
Bolivia busca montar un complejo químico a un costo de Bs1.000 MM hasta el 2024
En Bolivia, la meta para la industria del ácido sulfúrico es lograr una producción de hasta 300.000 t. anualmente que según el PDES permitirá la sustitución del 100% de las importaciones de productos de química básica, beneficiando a más de 1.000 unidades de productivas a nivel nacional hasta 2025.
Asimismo, se sabe que a la fecha esta en marcha un estudio de pre inversión, para luego iniciar la construcción de una industria química básica a un costo de Bs 1.000 millones hasta 2024, asegura, Cordero.
En cuanto a las características de los productos que serán generados por el complejo químico que espera hacer realidad el Estado, el documento menciona al: ácido sulfúrico, utilizado como insumo para la generación de productos finales e intermedios de la maderera, textil y de fertilizantes, entre ellos el ácido fosfórico, de amigable absorción y asimilación en los sembradíos.
Sin embargo la cruzada del gobierno que pretende hacer realidad hasta en 2024 deberá resolver problemas estructurales que existen en el sector para apostar en grande.
En este sentido los factores que deprimen la industria química en el Estado son el narcotráfico.
Como se sabe el ácido sulfúrico es una sustancia controlada por ser un precursor importante para la fabricación de la cocaína, consiguientemente su utilización, transporte y/o comercio están sujetos a normas de control estrictos y la infracción a estas normas implica una penalización drástica.
El temor que las personas tienen de involucrarse con la ley que castiga al tráfico de drogas, ahuyenta a los inversionistas para desarrollar en Bolivia industrias que produzcan y utilicen sustancias controladas.
Otro factor a considerar tiene que ver con los costos elevados de producción.
La logística para la producción de ácido sulfúrico con azufre de minas subterráneas implica instalar la planta próxima a lugares donde exista un suministro permanente de materia prima y en las cercanías a los lugares de mayor consumo de acuerdo a la demanda, a fin de evitar transportes y almacenamientos significativos.
La excesiva distancia existente entre el lugar proveniente de la materia prima (Potosí) y la ubicación actual de la fábrica de ácido sulfúrico en la localidad de Eucaliptos (Oruro) que fluctúa entre los 650 Km. de distancia, influye negativamente en los costos de traslado de materia prima, que repercute en los costos totales de producción del ácido sulfúrico tomando en cuenta que la materia prima representa aproximadamente el 50% del costo total de la producción, señala al respecto Velasco.
La falta de políticas que favorecen a la industrialización de las materias primas, es otro asunto a considerar en éste campo.
Existe un desconocimiento de la tecnología moderna necesaria para el tratamiento y beneficio de los recursos que hay en el país, ya sea para mejorar las prácticas tradicionales o para incorporar nuevas materias primas al sector productivo. La falta de políticas que incentivan el conocimiento y el uso de estas tecnologías hacen que siempre tengamos que ser un país netamente primario exportador. Es bueno conocer las materias primas que tenemos y para qué son útiles, al mismo tiempo repudiar el no trabajarlas, coinciden en señalar Velasco y Colquehuanca.
El presente trabajo fue apoyado por el Fondo del Spotlight de Apoyo a la Investigación Periodística de la Fundación para el Periodismo (FPP).
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