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Reportajes | 27/06/2021

Agricultura crece bajo sombras ambientales y sociales en Brasil

Agricultura crece bajo sombras ambientales y sociales en Brasil

La ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina Dias, capturada durante su rueda de prensa virtual. Foto: IPS

Río de Janeiro (IPS)– La pandemia de covid no interrumpió el crecimiento de la agricultura en Brasil, que debe acelerarse el próximo año, impulsado por los buenos precios internacionales, pese a los reproches ambientales y sociales que sufre la actividad dentro y fuera del país.

La producción de granos en el actual año agrícola, que termina en agosto, debe aumentar 3,3 por ciento en comparación con el período anterior y alcanzar 262 millones de toneladas, estima la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento.

El próximo año debe registrar una expansión aún mayor, según la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Dias. “Podemos alcanzar 300 millones de toneladas, aunque sea muy difícil”, dijo en una rueda de prensa virtual con corresponsales extranjeros este lunes 21.

Brasil ya es el cuarto mayor productor de granos en el mundo, detrás de Estados Unidos, China e India, pero se destaca por la gran exportación, dado que produce más excedentes, al tener la menor población entre los cuatro.

La imagen ambiental es “un gran desafío” de la agricultura brasileña en el mercado internacional, reconocieron la ministra y seis líderes empresariales que la acompañaron en el encuentro con los corresponsales internacionales, entre ellos de IPS.

La deforestación, especialmente en la Amazonia, y el exceso de agroquímicos son los pecados que amenazan sus exportaciones. Estarían trabando, por ejemplo, el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, negociado hace 20 años.

“Falsas informaciones de agentes externos”, según el presidente de la Confederación Nacional del Comercio, José Roberto Tadros, y distorsiones de la prensa internacional, según el presidente de la Sociedad Nacional de la Agricultura, Antonio Alvarenga, contribuyen a ese escollo.

Brasil es el campeón en el desarrollo de la agricultura tropical, coincidieron varios ponentes en su esfuerzo por contrarrestar o por lo menos matizar las críticas ambientales internas y externas.

Es lo que permitió al país incrementar la producción de granos en 425 por ciento en los últimos 50 años, mientras su área sembrada se expandió solo 43 por ciento, destacó la ministra. Brasil era importador neto de alimentos hace cinco décadas, recordó Dias.

De los 67 millones de hectáreas sembradas actualmente, en cerca de 20 millones se hace dos cosechas al año, un factor que explica en gran aumento de la productividad y la posibilidad de ampliar la producción sin ocupar tierras vírgenes, acotó por videoconferencia desde Brasilia.

“Agricultura tropical es una tecnología de la sustentabilidad”, sostuvo João Henrique Hummel, director ejecutivo del Instituto Pensar Agropecuaria. En algunas haciendas se logra incluso una tercera cosecha al año, la soja tiene más proteína y los árboles crecen en la mitad del tiempo que en países temperados, arguyó.

La ministra mencionó varios programas gubernamentales que buscan impulsar una agricultura de bajo carbono, es decir reducir la emisión de gases del efecto invernadero, y de diversificar la producción y la exportación agrícola de Brasil.

El gran crecimiento brasileño en realidad se concentró en pocos productos de exportación. De cosechas marginales hace 40 años en el país, la soja se convirtió en el principal rubro de producción y exportación nacional.

En 2020 la cosecha estimada es de 135,8 millones de toneladas, 8,8 por ciento más grande que la del año pasado, según la Conab. Brasil ya superó a Estados Unidos hace algunos años como primer productor mundial de la oleaginosa.

“La agricultura familiar, que produce alimentos para el mercado interno y representa cinco millones de productores, está totalmente excluido del gobierno”, acusó João Pedro Stédile, uno de los fundadores y coordinadores del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, en un diálogo con IPS posterior al encuentro virtual con Dias.

Otro gran factor es la búsqueda de enriquecimiento por apropiación de tierras públicas en la región. Deforestar es una forma de apoderarse ilegalmente de áreas que más tarde podrán ser legalizadas por alguna de las vías irregulares aún corrientes en Brasil.

El artículo: Agricultura crece bajo sombras ambientales y sociales en Brasil puede verlo en este sitio.


BD



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