Iglesias alcanzó la gloria tras ganar la medalla de oro en la final de peso wélter masculino ante el británico Pat McCormack.
El boxeador cubano Roniel Iglesias alcanzó la gloria este martes en Tokio tras ganar la medalla de oro en la final de peso wélter masculino ante el británico Pat McCormack.
Iglesias venció tras tres asaltos en que los cinco jueces le otorgaron la victoria por decisión unánime (5-0) en el cuadrilátero.
El cubano, de 32 años, se rehace así de su sorpresiva eliminación en cuartos de final en los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 y repite el oro que consiguió en Londres 2012.
Cuatro años antes obtuvo el bronce en las Olimpiadas de Beijing 2008.
"La división del peso wélter es muy competitiva y me ratifiqué aquí como campeón olímpico. Esto es algo que no será olvidado en los nombres del boxeo cubano", dijo Iglesias, orgullloso ante los medios de comunicación tras su premio.
Preguntado sobre con cuál de sus oros se quedaba, con el de Londres o Japón, el cubano aseguró que se quedaba con sus tres medallas olímpicas.
"El bronce en Beijing, con 19 años, fue mi primera medalla, muy importante y merecida", respondió.
El oro de Iglesias se une al tercer puesto confirmado unos minutos antes por el boxeador cubano de peso pluma Lázaro Álvarez, quien tuvo que conformarse con el bronce tras caer en semifinales.
Tamara Gil, enviada especial a Tokio
En la arena Kokugikan de Tokio, esta noche había gente dormida, periodistas buscando el mejor ángulo con los pies descalzos -norma de la casa- y un reducido pero muy animado grupo de cubanos, que despertaron a todos los demás.
"¡Vamos, dale ahí, como tú sabes!", "¡Tú sabes que ese oro es tuyo!", chillaban los periodistas oficiales y miembros de la delegación cubana presentes a un Roniel Iglesias concentrado en el combate por el título más significativo de su carrera.
"Llegué con una mente de victoria", decía el púgil después de llevarse el oro, agradeciendo el apoyo que le empujó en la arena tokiota -especialmente su familia- pero también todo el que le negaron.
"Mucha gente pensaba que no podía venir, me pedían que me retirara (…). Fue un impulso esa gente que no creía que pudiera llegar a estos Juegos", reconocía en la sala de prensa, sentado junto a su contrincante.
A pesar de portar la medalla más preciada colgada ya a su cuello, su rostro era aún serio, como preparándose para un combate más; aunque sus palabras eran de una satisfacción enorme, después de todos los contratiempos que sufrió tras los Juegos de Londres, en 2012.
Las lesiones y la falta de apoyo del público le pesaron, explicó el boxeador, abriéndose a hablar de esa presión que sufren los atletas y que en estos Juegos se ha puesto más que nunca sobre la mesa.
Para él hoy sin duda fue una doble victoria: la del combate en sí y la de poder quitarse todo ese peso que llevaba detrás.
Lázaro Álvarez cedió ante el boxeador del Comité Olímpico de Rusia Albert Batyrgaziev.
En boxeo olímpico no hay combate por el tercer puesto. Los perdedores en las dos semifinales comparten la medalla de bronce.
Batyrgaziev ganó a los puntos por decisión de 3-2 tras tres asaltos.
El atleta ruso comenzó ganando el primero y Álvarez, de 30 años, se llevó el segundo, pero Batyrgaziev se impuso una vez más en el tercero.
El ruso se medirá al estadounidense Duke Ragan en la final de peso pluma 52-57 kg.
Cuba cierra así el martes con tres medallas más en este décimo día de Juegos Olímpicos, tras el oro conquistado por los piragüistas cubanos Serguey Torres y Fernando Jorge en la prueba C2 1.000m masculino este martes en Tokyo 2020.
La delegación cubana suma ya 11 medallas en Japón: cuatro de oro, tres de plata y cuatro de bronce.