Las vacunas son una maravilla de la medicina. Pero quizás te sorprenda saber que no todas las vacunas brindan el mismo nivel de protección.
Aunque el ideal es lograr que una vacuna evite la infección, esto es algo muy difícil de lograr.
Las vacunas son una maravilla de la medicina. Pocas intervenciones pueden atribuirse el haber salvado tantas vidas. Pero quizás te sorprenda saber que no todas las vacunas brindan el mismo nivel de protección. Algunas evitan que contraigas los síntomas de la enfermedad, mientras que otras también evitan que te infectes. Estas últimas inducen lo que se conoce como "inmunidad esterilizante".
Con la inmunidad esterilizante, el virus ni siquiera puede entrar en el cuerpo porque el sistema inmunológico impide que este penetre en las células y se replique.
Existe una diferencia sutil pero importante entre prevenir la enfermedad y prevenir la infección.
Es posible que una vacuna que "solo" prevenga la enfermedad no te impida transmitirla a otros, incluso si te sientes bien. Pero una vacuna que proporciona inmunidad esterilizante detiene el virus en seco.
En un mundo ideal, todas las vacunas inducirían inmunidad esterilzante. Pero en la realidad, es extremadamente difícil producir vacunas que detengan por completo la infección por un virus.
La mayoría de las vacunas que se utilizan de forma rutinaria en la actualidad no logran esto.
Por ejemplo, las vacunas contra el rotavirus, una causa común de diarrea en los bebés, solo pueden prevenir que la enfermedad se desarrolle de forma grave. Pero aún así, esto ha demostrado ser invaluable para controlar el virus.
En Estados Unidos, ha habido casi un 90% menos de casos de visitas hospitalarias asociadas al rotavirus desde que se introdujo la vacuna en 2006.
Una situación similar ocurre con las actuales vacunas contra el poliovirus, pero hay esperanzas de que este virus se pueda erradicar a nivel mundial.
Se ha demostrado que las primeras vacunas autorizadas contra el SARS-CoV-2 son muy eficaces para reducir la enfermedad.
A pesar de ello, todavía no sabemos si estas vacunas pueden inducir inmunidad esterilizante.
Se espera que los datos sobre esta incógnita (que provendrán de los ensayos clínicos de vacunas en curso) estén disponibles pronto.
Aunque incluso si se induce inicialmente inmunidad esterilizante, esto puede cambiar con el tiempo a medida que disminuye la respuesta inmunitaria y se produce la evolución viral.
¿Qué significaría la falta de inmunidad esterilizante para aquellos vacunados con las nuevas vacunas contra la covid?
En pocas palabras, significa que si te encuentras con el virus después de haber sido vacunado este puede infectarte, pero tú puedes no tener síntomas.
Esto se debe a que la respuesta inmune inducida por la vacuna no puede detener la replicación de cada una de las partículas virales.
Se necesita un tipo particular de anticuerpo conocido como "anticuerpo neutralizante" para generar inmunidad esterilizante.
Estos anticuerpos bloquean la entrada del virus en las células y evitan toda replicación. Sin embargo, el virus infectante podría tener que ser idéntico al virus de la vacuna para inducir el anticuerpo perfecto.
Afortunadamente, nuestra respuesta inmune a las vacunas involucra muchas células y componentes diferentes del sistema inmunológico.
Incluso si la respuesta de los anticuerpos no es óptima, otros aspectos de la memoria inmunológica pueden activarse cuando el virus invade el cuerpo.
Estos incluyen células T citotóxicas y anticuerpos no neutralizantes. La replicación viral se ralentizará y, en consecuencia, se reducirá la enfermedad.
Esto lo sabemos gracias a años de estudio sobre vacunas contra la influenza. Estas vacunas inducen típicamente protección contra la enfermedad, pero no necesariamente protección contra la infección.
Esto se debe en gran parte a las diferentes cepas de influenza que circulan, una situación que también puede darse con el SARS-CoV-2.
Es reconfortante observar que las vacunas contra la influenza, a pesar de no poder inducir inmunidad esterilizante, siguen siendo extremadamente valiosas para controlar el virus.
En ausencia de inmunidad esterilizante, ¿qué efecto podrían tener las vacunas contra el SARS-CoV-2 en la propagación de un virus a través de una población?
Si las infecciones asintomáticas son posibles después de la vacunación, existe la preocupación de que el SARS-CoV-2 simplemente continúe infectando a tantas personas como antes. ¿Es esto posible?
Las personas infectadas asintomáticas suelen producir virus en niveles más bajos.
Aunque no existe una relación perfecta, más virus equivale generalmente a más enfermedad.
Por lo tanto, las personas vacunadas tienen menos probabilidades de transmitir suficiente cantidad de virus como para causar una enfermedad grave.
Esto a su vez significa que las personas infectadas en esta situación transmitirán menos virus a la siguiente persona.
Esto se ha demostrado claramente de forma experimental utilizando una vacuna contra un virus diferente en pollos; cuando solo se vacunó una parte de una parvada, las aves no vacunadas sufrieron una enfermedad más leve y produjeron menos virus.
Por lo tanto, aunque la inmunidad esterilizante sea a menudo el objetivo final del diseño de una vacuna, rara vez se logra.
Afortunadamente, esto no ha impedido que muchas vacunas diferentes reduzcan sustancialmente el número de casos de infecciones por virus en el pasado.
Al reducir los niveles de enfermedad en las personas, también se reduce la propagación del virus a través de las poblaciones, y esto, con suerte, permitirá controlar la pandemia actual.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
Sarah L Caddy is investigadora clínica en inmunología viral y cirujana veterinaria de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.