Los ensayos clínicos están en la fase 3, la última etapa antes de pedir el visto bueno de las autoridades. Si todo continúa por este camino, advierten, podrían vacunar a los adultos del Reino Unido para abril de 2021
Los expertos que trabajan en la vacuna contra la COVID-19 de la Universidad de Oxford y AstraZeneca son optimistas de que puede recibir la aprobación de los reguladores a finales de año, lo que permitiría vacunar a los adultos del Reino Unido para abril de 2021, según informa este sábado el diario británico The Times. Esta posible vacuna está en la fase 3 de las pruebas clínicas, la última antes de recibir el visto bueno de los organismos reguladores a fin de proceder a inocular a la población.
A finales de agosto, la Unión Europea (UE) cerró con la farmacéutica AstraZeneca un primer contrato que le garantiza el acceso a 300 millones de dosis, un acuerdo que se rubricó en nombre de los Estados miembros y las dosis se distribuirán de forma proporcional en función de la población de cada país.
El periódico The Times informa de queel programa completo para vacunar a toda la población del Reino Unido, que excluiría a los niños, llevaría menos de seis meses una vez recibida la aprobación de una vacuna, ya sea la de Oxford u otra.
Las autoridades prepararán a profesionales sanitarios como comadronas y fisioterapeutas sobre cómo administrar la vacuna, mientras que se planea la instalación de centros especiales para hacer frente a los desafíos logísticos de inocular a millones de personas en un periodo corto de tiempo, añade el rotativo.
Se estima que para suministrar dos dosis de la vacuna a cada uno de los 53 millones de adultos del Reino Unido se necesitarán administrar 600.000 dosis diarias en un periodo de seis meses, pero para hacer lo mismo en tres meses, se requerirá suministrar 1,2 millones por día.
Los ancianos que viven en residencias y el personal que les atienden serán los primeros en ser vacunados, seguidos del personal sanitario británico y los mayores de 80 años. Después será el turno de los mayores de 65 años y los adultos jóvenes con mayor riesgo en caso de contraer COVID-19, seguidos de los mayores de 50 años, mientras que los jóvenes serán los últimos en ser inmunizados, agrega el periódico.
El pasado septiembre, la Universidad de Oxford reanudó las pruebas clínicas tras ser interrumpidas por un breve periodo de tiempo por la reacción adversa sufrida por un voluntario.
El gobierno británico ha ordenado 100 millones de dosis de la vacuna de Oxford, que se están fabricando antes de que se demuestre su éxito. Los científicos tienen la esperanza de obtener resultados antes de finales de este año, y de queal menos demuestren que previene el 50% de las infecciones, el umbral del éxito.
Los ministros están planeando cambiar la ley para permitir que un programa de vacunación comience antes de fin de año si los reguladores del Reino Unido creen que es seguro, incluso antes de que sea aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos, a la cual Gran Bretaña está obligada hasta enero.
Esta semana la Royal Society publicó un informe advirtiendo de los desafíos en la producción y distribución de una vacuna. Nilay Shah, jefe del departamento de ingeniería química del Imperial College de Londres, y coautor del informe, dijo: “Incluso cuando la vacuna está disponible no significa que en un mes todo el mundo vaya a ser vacunado. Estamos hablando de seis meses, nueve meses... al año. No es cuestión de que la vida vuelva a la normalidad de repente en marzo”.
En una declaración contundente, el Departamento de Salud cuestionó estas afirmaciones. “Este estudio no refleja la enorme cantidad de planificación y preparación que se ha llevado a cabo en todo el gobierno para desplegar rápidamente una vacuna segura y eficaz contra el Covid-19”, dijo un portavoz. “Confiamos en que tenemos el suministro o el transporte adecuado, el PPE y la experiencia logística para desplegar una vacuna de Covid-19 en todo el país lo más rápido posible”
Además del contrato de la UE con AstraZeneca, los Gobiernos de Argentina y México, así como la fundación mexicana Slim, llegaron a un acuerdo con la farmacéutica y Oxford para fabricar la vacuna destinada a sus países y distribuirla después al resto de América Latina, excepto Brasil.