Ese país ha registrado algunas de las cifras más bajas de casos y muertes del mundo: 1.154 infectados y 22 decesos.
Jacinda Ardern es admirada por su estilo de liderazgo compasivo pero firme.
"Sé fuerte. Sé amable".
Esas son las palabras que utiliza la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, cada vez que concluye una aparición pública para hablar sobre la pandemia del coronavirus.
El lema resume a la perfección a la propia Ardern, quien ha sido elogiada en todo el mundo por haber logrado que su país se convierta en el primero en eliminar el virus de su territorio (por lo menos de forma temporal).
"(Ardern) es una mezcla de acero y amabilidad", la describió el diario británico The Guardian, uno de los muchos medios que han destacado el liderazgo de la premier neozelandesa.
Y no solo durante esta pandemia. Ya en 2019 Ardern había recogido elogios por cómo manejó la peor masacre en la historia moderna de Nueva Zelanda: el tiroteo contra dos mezquitas en la ciudad de Christchurch, que mató a 50 personas e hirió a decenas más.
Su empático mensaje de inclusión y las duras medidas que lanzó tras el ataque llevaron a que algunos calificaran a la política progresista como la "anti-Trump", la versión opuesta al conservador presidente de Estados Unidos.
Y su estilo de liderazgo positivo ha hecho que la gobernante de uno de los países más pequeños del mundo logre ser incluida durante dos de sus tres años de gobierno (2018 y 2019) en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista Time.
Son tantas las personas alrededor del globo que admiran a Ardern, que el fenómeno incluso tiene un nombre: "Jacindamanía".
¿Quieres saber más sobre esta carismática líder? Aquí te contamos cinco cosas sobre ella que quizás no conocías.
Cuando fue elegida primera ministra, en octubre de 2017, Ardern tenía 37 años.
En ese momento se convirtió en la mujer más joven en liderar un Estado.
Tras la elección de Sanna Marin, de 34 años, en Finlandia, ahora es la segunda líder femenina más joven.
Y si sumamos a los hombres, sigue estando en el podio de los 10 más jóvenes.
Ardern no solo fue elogiada por haber puesto en marcha políticas certeras y veloces para contener el coronavirus.
Mientras muchos países buscaban aplanar la curva de contagiados, ella anunció que en Nueva Zelanda se buscaría eliminar la enfermedad.
Su decisión de cerrar las fronteras y ordenar una cuarentena de cuatro semanas, cuando aún no se había registrado ninguna muerte a causa del covid-19, fueron clave, según los expertos.
Además de ser el primer país que pudo eliminar el virus en su territorio -aunque Ardern ha advertido que seguramente volverá- Nueva Zelanda ha registrado algunas de las cifras más bajas de casos y muertes del mundo: 1.154 infectados y 22 decesos.
Pero la premier también fue elogiada por sus muchos gestos personales durante la pandemia, desde mantener conversaciones con los ciudadanos a través de las redes sociales hasta su decisión de recortar los sueldos del gobierno en solidaridad con los afectados.
A mediados de abril, la primera ministra anunció que tanto ella como sus ministros reducirían sus sueldos en un 20% durante seis meses, para mostrar "liderazgo y solidaridad" con los trabajadores en el frente de batalla y quienes perdieron sus ingresos durante la pandemia.
"Si alguna vez hubo un momento para cerrar la grieta entre grupos de personas a lo largo de Nueva Zelanda en posiciones diferentes, es ahora", señaló la mandataria.
Tras la masacre de Christchurch, Ardern no solo mostró respeto y compasión, vistiendo un hiyab (o velo) para visitar y abrazarse con los sobrevivientes y familiares de las víctimas mortales del tiroteo, la mayoría de ellos musulmanes.
Tampoco se conformó con sembrar un mensaje de inclusión y jurar que jamás mencionaría el nombre del atacante, un hombre australiano, para no darle la notoriedad que buscaba.
Además, tomó acción: presentó un proyecto de ley para endurecer la venta de armas y menos de un mes después de la masacre, logró que se prohibieran las armas de estilo militar que usó el atacante.
La ley, aprobada de forma casi unánime por el Parlamento, prohibió la mayoría de las armas automáticas y semiautomáticas, y los componentes que modifican las armas existentes.
Seis meses después del tiroteo, la mandataria presentó un nuevo proyecto de ley para endurecer aún más la venta de armas. Pero la propuesta aún no sido aprobada.
Ardern no solo es una pionera en el campo de la política.
También rompió barreras sociales cuando se convirtió en la primera mandataria en la historia en tomarse una licencia por maternidad, tras dar a luz a su hija Neve Te Aroha en junio de 2018.
Ardern fue la segunda mujer al frente de un gobierno en dar a luz, después de Benazir Bhutto de Pakistán, que fue madre en 1990.
Pero la líder neozelandesa fue la primera que llevó a su bebé a cuestas durante una reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en 2018.
El padre de la niña es Clarke Gayford, un presentador de televisión que cuida de la pequeña para que su pareja (que se tomó seis semanas de licencia por maternidad) pueda dirigir el país.
"Tengo mucha suerte", declaró Ardern a la Radio NZ tras retomar sus funciones.
"Tengo una pareja que puede estar a mi lado, que toma una gran parte de esta responsabilidad conjunta porque él también es el padre, no es un niñero".
Ardern y Gayford, que están juntos desde 2013, se comprometieron el año pasado.
La noticia se dio a conocer luego de que un joven reportero notara que la primera ministra lucía un anillo en su dedo medio.
Sin embargo, se desconoce cuándo se llevará a cabo la ceremonia.
El ascenso de Ardern ha sido tan rápido como fugaz: en Nueva Zelanda los mandatos duran solo tres años, por lo que su primer término concluirá este año.
Sin embargo, es la favorita para las elecciones generales de septiembre.
Su éxito y popularidad tienen pocos precedentes: hace apenas cuatro años era una virtual desconocida.
Se convirtió en líder del Partido Laborista apenas semanas antes de los comicios generales de 2017 y pocos anticipaban que pudiera llegar hasta el puesto máximo.
Pero aunque ahora es favorita, algunos advierten que no está garantizado su triunfo.
Más allá del fervor que genera, hay quienes consideran que no ha logrado cumplir con algunas de sus promesas electorales, como resolver la crisis habitacional y el problema de los sin techo.
En tanto, algunos creen que el impacto económico de la pandemia podría perjudicarla.
"Ardern ha brillado en la crisis del coronavirus, pero una recesión aún podría condenar sus posibilidades de reelección", publicó recientemente The Guardian.