Pacheco acaba de abrir su nuevo atelier en un lugar céntrico en la ciudad de La Paz, por lo que empieza una nueva etapa en su trayectoria como diseñador y también en su vida personal.
John Pacheco y, a la derecha, su abrigo más representativo.
Es uno de los mayores representantes de la moda en el país. Con diez colecciones y con una trayectoria de más de veinte años, es sinónimo de elegancia y vanguardia para muchas mujeres bolivianas. John Pacheco ha sabido materializar sus sueños, vivencias, desilusiones y anhelos a través del arte textil.
Una de sus obras más memorables y distintivas es el abrigo blanco de diseño particular en la cintura y las mangas el cual pasó a la posteridad al ser modelado por la presentadora Denise Quiroga.
Pacheco acaba de abrir su nuevo atelier en un lugar céntrico en la ciudad de La Paz, por lo que empieza una nueva etapa en su trayectoria como diseñador y también en su vida personal.
Brújula Digital (BD).- ¿Quiso ser diseñador de moda desde niño?
John Pacheco (JP).- Existe un dato muy curioso de mi infancia. No somos una familia acomodada, por lo que mi madre tenía que dedicarse a muchas cosas para poder sobrevivir, mi padre también. Ella aprendió a hacer costura y se compró una máquina de coser. Yo era curioso, yo no jugaba con nadie, era muy introvertido. Cuando me regalaban algún juguete ocasional, un autito por ejemplo, yo lo desarmaba y lo volvía armar, me gustaba indagar qué había detrás, que lo hacía mover.
Por eso mismo, me despertaba curiosidad la máquina de coser de mi mamá y al querer desarmarla me herí el índice izquierdo, la aguja me atravesó el dedo.
Mi madre me curó y dijo ‘este mi hijo seguro será costurero’.
BD.- ¿Y qué pasó de ahí en adelante?
JP.- Demostré que tenía habilidades manuales, pero no volví a relacionarme con la moda hasta que entré a la universidad. Entré a estudiar agronomía y me hice unas pequeñas carteras para mi calculadora científica. La ponía en mi cinturón porque era más cómodo, ya que todo el mundo la llevaba en su mano. Aquella vez, las calculadoras científicas costaban como cien dólares, y las teníamos que cuidar.
Mis compañeros me preguntaban donde había comprado mi cartuchera. Les decía que las había hecho yo, y entonces querían que les haga para ellos también. Las empecé a vender, a 15 bolivianos. Compré cuero y le enseñé a mi hermano cómo hacerlas y ahí tenía unos ingresos. Luego tuve la idea de hacer mochilas de tela de jean. No sabía cómo hacer el efecto de “desgastado”, por lo que lavaba la tela y la frotaba con piedra. Luego las combinaba con aguayo.
BD.- Estaba dando pasos hacia el diseño.
JP.- Empecé a hacerme pantalones y camisas. No había pasado un curso de corte y confección. Yo era el más raro en la universidad por la forma en que me vestía. Todos se iban con jeans, chamarra y tennis. Yo era el único que iba con pantalón de vestir, camisa blanca, calzado de vestir y alguna chompa. Me miraban raro, por lo que una amiga me dijo que en las noches debería estudiar sastrería en el instituto Ayacucho.
BD.- ¿Y cómo le fue en el instituto?
JP.- Todas las que asistían eran mujeres y la mayoría eran amas de casa, por lo que la docente me preguntó que hacía yo ahí. Le sonreí y le dije que al finalizar el curso me graduaría con la nota máxima (nadie lo había hecho).
Bueno, llegó el día de la presentación final y todos teníamos que presentar una colección en pasarela. Yo pedí salir al final. Tenía amigas muy simpáticas, a las que hice peinar y maquillar, me mandé la parte. Había visto en programas de televisión cómo eran los estándares internacionales cuando se mostraba una colección, por lo que pensé que mis modelos debían desfilar perfectas de pies a cabeza. Ellas, junto a mis diseños, llamaron la atención del público esa noche. Todos me felicitaron y la directora me preguntó si yo tenía un taller, y le dije que no. Luego me preguntó dónde había aprendido a coser así y le dije que simplemente lo sabía.
Ahí fue cuando le recordé a mi docente sobre la promesa de graduarme con la nota máxima, ella sonrió.
BD.- Entonces a partir de ahí se dio cuenta que el diseño era iba a ser parte de su vida.
JP.- No todavía. Al año entré al cuartel para “enderezarme” y ahí pasé un curso de sastrería. Pasaron muchas cosas, aprendí bastante esos años. Dejé la carrera de agronomía, entré a estudiar economía y tampoco terminé. Trabajé con Beatriz Canedo Patiño, con quién aprendí mucho y puedo decir que ahora la entiendo mucho más. Siempre tuve una visión de lo que yo quería en un diseño, pero me tomó años materializarlo, hacer que lo que estaba en mi cabeza se materializara en el arte textil de manera fidedigna.
Ahí armé mi primera colección y me volví un profesional de la moda.
BD.- ¿Qué opina de esta nueva ola de los “influencers” de la moda?
JP.- El internet permite la democratización de la palabra, eso es bueno, pero falta más formación, más oficio para poder concretar esos talentos dormidos.
BD.- ¿Qué opina de que los motivos andinos, el aguayo, esté de moda en las prendas?
JP.- Honestamente creo que al material de aguayo no se le da el verdadero valor que posee. Pienso que se la debe llevar de una manera más solemne, con colores ocres. Tuve una colección llamada “sabor a tierra” que evocaba esta cosmovisión.
BD.-¿Cuál es su diseñador favorito?
JP.- Acaba de morir, Karl Lagerfeld.
BD.- ¿Pese a que era abiertamente clasista y discriminador?
JP.- Todos tenemos una parte oscura, él era honesto, no la ocultaba.
BD ¿Me puede contar cómo creó su pieza icónica? La que modeló Denise Quiroga y por la cual usted es reconocido.
JP.- Es el abrigo favorito de muchas personas y el más copiado. Un día estaba caminando por la (calle) Illampu, estaba lloviendo. En el piso vi piedras blancas y los intersticios estaban mojados y se veían negros. Lo dibujé inmediatamente en un cuaderno y luego formó parte de mi diseño de abrigo en alpaca que modeló Denise Quiroga. El diseño lo llamo “empedrado”.
BD.- ¿Qué consejo le daría al John Pacheco de hace unos 20 años?
JP.- Que debía haber aceptado la invitación del maestro Sillerico para poder aprender más.
BD.- Una última pregunta, ¿cuál es el arquetipo de mujer en el que inspira sus diseños?
JP.- Probablemente suene un poco mal, pero pienso en una mujer de rasgos europeos, alta y espigada. De alguna forma mi versión femenina. No tanto en los rasgos, pero si en lo que a la elegancia respecta, ya que desde muy jovencito yo siempre quise verme elegante y distinguido.