San Juan de Dios, soñando con una vida mejor

Maite Lemus Medina

Brújula Digital |20|12|18

“Fui violada, pude haber muerto, pero no sé de cómo desperté en mi casa, sangrando”, dice Diana. A los 22 años, siendo estudiante, fue agredida sexualmente por uno de sus amigos, en una fiesta de la universidad. Producto de la violación quedó embarazada e ingresó en un proceso depresivo, que terminó, debido a la falta de atención adecuada, desencadenando un cuadro de esquizofrenia. El ejemplo de Diana refleja cientos o miles de casos de personas que, tras sufrir un trauma como puede ser una violación, se produce una enfermedad mental.

Alba Prado, psicóloga del Centro de Rehabilitación y Salud Mental San Juan de Dios, también conocido como el psiquiátrico de Irpavi de La Paz, explica los factores que hacen que se desencadenen diferentes patologías mentales: este se puede dar principalmente por factores hereditarios, consumo excesivo de drogas y alcohol, entre otros.

Algunos pacientes juegan ajedrez

Otro factor que produce una situación de ese tipo es que la persona esté expuesta a situaciones de estrés constante o maltratos, ya que esto puede generar depresión, ansiedad, etc. Que una persona sea violada, secuestrada o haya sufrido un accidente grave puede desencadenar problemas de salud mental.

Incluso en algunas ocasiones, personas que perdieron a un familiar puede producirse un problema de depresión o males más graves.

El centro atiende a interesados con diferentes problemas mentales, en su mayoría esquizofrenia, trastornos de depresión, bipolaridad y en algunas circunstancias, trastornos de orden alimenticio y adicción de drogas y alcohol, mencionó la directora médica Laura Tejeda, que a su vez es médica psiquiatra del centro.

Debido a la enfermedad de Diana, su hijo la maltrataba físicamente, pero pese a ello hizo todos los esfuerzos para que terminara el bachillerato. Una vez que su hijo salió del colegio, Diana se escapó de su casa y buscó ayuda en el Hospital de Clínicas, pero allí recibió, según cuenta, un trato denigrante e inhumano. Una funcionaria del San Juan de Dios, que la conoció, la llevó a esa entidad. Tenía 37 años de edad.

Cuando ingresó estaba descompensada y experimentaba una crisis aguda. Diana perdió la razón y creía ser una integrante de la realeza. Además, era muy agresiva.

Psiquiátrico de Irpavi

Los gastos mensuales de funcionamiento de la institución (en pago de sueldo al profesional médico de contratación propia, salarios de alimentación, medicamentos, aportes, tratamiento de los internos, entre otros) es aproximadamente 950.000 bolivianos mensuales, es decir, 11,4 millones de bolivianos al año, informó Marcelo Herrera, director administrativo del centro. La cifra demuestra el inmenso valor de esta iniciativa.

El padre Ruiz, gerente general del centro, recuerda que la institución comenzó administrando una comunidad terapéutica, consistente en un médico y tres pacientes. Posteriormente, con el pasar de los años, fue creciendo y actualmente cuenta con cinco pabellones, es decir, cinco comunidades terapéuticas: comunidad “agudos” (pacientes en crisis y descompensados); “intermedios”; “de adicciones” (consumo de drogas que ingresan de manera voluntaria); y las comunidades de Larga Estancia I y II (pacientes crónicos), explicó el padre.

Diana, que ha sido abandonada por su hermano, hijo y padres, luego de permanecer en la comunidad terapéutica de “agudos”, pasó al pabellón de “intermedios”, donde ahora se encuentra estable. El tratamiento farmacológico y psicoterapéutico produjo positivos resultados.

“Estoy muy feliz y agradecida con el centro, con el padre, con los médicos, ellos son mi familia”, dijo Diana con una sonrisa en el rostro.

Aunque aún se lamenta al decir que su familia en 10 años nunca apareció a visitarla, sus compañeras del colegio María Auxiliadora sí han demostrado una gran amistad: “Los de mi propia sangre nunca vinieron a verme, pero mis amigas del colegio me visitan”, aseguró Diana.

Vive en el centro, donde le gusta realizar actividades como leer, cantar y hacer manualidades en los talleres de esta institución.

El centro fue creado en agosto de 2006 por el padre Juan Ruiz, miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (que se dedica al cuidado de los enfermos mentales a nivel mundial); el centro es una institución sin fines de lucro dependiente de la Iglesia Católica.

El amplio terreno fue comprado con el dinero de la Orden Hospitalaria, que financió la construcción de los pabellones, excepto uno que fue patrocinado por la Mutual la Primera.

Marcelo Herrera, director administrativo del centro, explicó que esta institución, que es privada, trabaja en coordinación con entidades estatales. “La entidad trabaja y tiene convenios con la Alcaldía y la Gobernación”, contó. Ambas envían personal multidisciplinario a la institución. El banco FIE da apoyo económico.

Diana en el hospital psiquiátrico.

El Sedeges, que depende de la Gobernación, apoya a los pacientes con becas alimentarias para 80 pacientes (los que son indigentes), que consisten en seis bolivianos diarios para todo un día de alimentación por persona.

“Seis bolivianos apenas alcanza para el desayuno de los internos, por lo que la institución, como obra social corre con el resto de los gastos”, sostuvo Herrera. “Toda ayuda es bienvenida para la institución”, mencionó.

Por otra parte, el 67% del personal médico es contratado por el hospital y el resto por el Sedeges, añadió.

Muchos beneficiados del hospital, al haber sido abandonadas o indigentes, no tienen identificación personal. Herrera cree que el Estado debería establecer una normativa que facilite el trámite para sacar certificados de nacimiento y cédulas de identidad para estas personas. De esta manera podrían contar con el carnet de discapacitados y así acceder a beneficios como el bono mensual de 250 bolivianos que entregan los municipios.

Actualmente, la mitad de los pacientes del hospital no pagan por los servicios que reciben. El resto, que sí tiene más recursos, retribuyen la internación con montos entre 50 y 150 bolivianos por día, dependiendo de la cantidad de medicamentos que requieran.

“Sin el apoyo del Gobierno, la institución no podría cubrir los gastos que requiere”, opinó Herrera.

Dicho monto es cubierto en su mayoría por la Orden Hospitalaria, como también con recaudación de consultas externas ya sea directa o por la Ley 475, donaciones y por el apoyo económico de los convenios.

8.569 pacientes atendidos en 12 años

La directora médica del San Juan de Dios, Laura Tejeda, explicó que si las personas logran estabilizar su situación en un mes, son devueltos a sus casas, pero se supervisa estrictamente la medicación y se proveen consultas médicas. El resto queda internado.

El centro cumple la labor social de acoger y brindar atención sobre todo a las personas de la calle. En estos 12 años han sido atendidos 8.569 pacientes, informó Tejeda.

Para atender a 100 pacientes internos, más los 870 pacientes externos, trabajan cuatro psicólogos, nueve psiquiatras, tres trabajadoras sociales, cinco enfermeras, 33 auxiliares en enfermería, un odontólogo, dos nutricionistas, cuatro médicos generales y un farmacéutico.

*A pedido del centro, usamos un nombre ficticio para Diana.

Nota No 2:

Personas sin atención médica apropiada

Brújula Digital |20|12|18

En Bolivia no existe una ley de salud mental ni políticas de salud mental, por lo que la directora médica del San Juan de Dios, Laura Tejeda, aseguró que no se tiene registros ni un dato consolidado sobre cuantas personas de esta población no tiene acceso a una atención médica.

“El Ministerio de Salud tiene datos muy aislados”, dijo Tejeda.

Sin embargo, un informe reciente de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos elevados: entre un 35% y un 50%.

Nota No 3

Asociación de familiares de pacientes

Brújula Digital |20|12|18

El presidente de la asociación de los familiares de pacientes con problemas de salud mental del San Juan de Dios, Víctor Cuenca, y la secretaria de actas de esta asociación, Mabel Méndez, mencionaron que el centro les brinda la mejor atención posible a todos los pacientes, mientras el Hospital de Clínicas “es lo peor, tratan a los pacientes de manera inhumana”.

Cuenca tiene un hijo que padece esquizofrenia, al igual que la hermana de Méndez. Ambos pacientes se encuentran estables, por lo que fueron dados de alta, pero tienen el riesgo de recaer.