|OPINIÓN|Yo sí daré pelea|Amparo Ballivián|

Brújula Digital|05|03|24|

Amparo Ballivián

Agradezco a Jorge Patiño por los conceptos tan positivos sobre mí vertidos en su artículo publicado en Brújula Digital el viernes 1 de marzo. Lo mismo pienso sobre él. Lo que más me gustó es que dice que no me presento como precandidata por motivos egoístas. Así es.

Pero me intriga por qué disputa cosas en las cuales estamos de acuerdo. Dice él que sería antidemocrático que un reducido grupo de personas escoja al candidato único de la oposición. Coincido. Lo que yo he propuesto es que los precandidatos nos pongamos de acuerdo en un método para elegir al candidato de oposición. He propuesto dos métodos posibles, probados en dos países latinoamericanos. Y, en ambos casos fueron los votantes de oposición los que eligieron sendos candidatos únicos de oposición, no los partidos ni los precandidatos. Así, la candidatura única es el resultado de un método legítimo, transparente y participativo de selección del aspirante único de la oposición.

Dice él que hacer un menjunje de los programas de los precandidatos resultaría en un programa Frankenstein. Coincido. Afortunadamente ello es innecesario. Si los otros precandidatos están de acuerdo en someterse a un “clasificatorio” para elegir al candidato único, cada precandidato llevará su propio programa. El programa del candidato único elegido vendrá después. Sugiero que la lista única de candidatos al Poder Legislativo se elabore sobre la base de los resultados que obtenga cada precandidato en la etapa clasificatoria.

Luego, Patiño sostiene que la elección del presidente Arce fue legítima y que, si a alguien no le gusta el resultado, que se aguante, porque así son las reglas de la democracia. También coincido. Por eso nunca he cuestionado, ni en privado ni en público, la legitimidad de la elección del 2020. Seguramente él saca a colación ese tema, al cual no me referí en mi artículo, porque supone que es el motivo por el cual afirmo que la democracia en Bolivia está en serio riesgo de ser cancelada. Pero ese no es el motivo que me lleva a afirmar tal cosa.

Hoy, Bolivia es un país democrático sólo un día cada cinco años: el día de las elecciones. Yo quiero que Bolivia sea un país democrático todos los días. Pues por muy prístinas que pudieran ser las elecciones presidenciales, ello no implica que un país sea democrático. La democracia requiere algunos atributos básicos adicionales: separación de poderes, pesos y contrapesos, alternabilidad, respeto a los derechos humanos y las libertades individuales, un sistema judicial eficaz, oportuno, honesto y accesible para todos los ciudadanos; libertad de expresión plena. Nada de eso existe hoy en Bolivia. Yo quiero que ello sea realidad.

También alude a la importancia de los partidos políticos. Es cierto que no me referí a ellos, pero sólo por cuestiones de espacio. Coincido en que los partidos son instituciones cruciales en una democracia. Y añado que son legalmente indispensables.

¿Cuál es la alternativa que propone Patiño? El sugiere que los más de 2,6 millones electores que votamos contra el MAS en las elecciones de 2020, y que la más de la mitad de la población que votó por el “No” en el referéndum de 2016, y que los millones de pititas que salimos a las calles en noviembre de 2019 a defender nuestro voto, todos nosotros, dice él, debemos resignarnos a que el MAS gane en 2025 y nosotros debemos ir, sumisos, al matadero.

En eso discrepo profundamente. Es como si la selección boliviana de fútbol se negara a enfrentar a la selección argentina porque “es imposible ganarles”. No son así las cosas. Nuestros bravos jugadores entran en cancha y se plantan por muy difícil que sea el rival.

Así que esta torita no irá, sumisa, al matadero. Yo sí daré pelea. Y sé que no estoy sola.

Amparo Ballivián es economista, precandidata a la presidencia.