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Política | 21/01/2021

El Mallku y la Guerra del Gas

El Mallku y la Guerra del Gas

Brújula Digital |21|01|21|

Fernando Molina / Periodista

La competencia entre Felipe Quispe y Evo Morales era feroz. En su libro “La caída de Goni”, Quispe llama “traidor” a Evo y acusa al MAS –que estaba practicando divisionismo dentro de la CSTUCB dirigida por Quispe– de sabotear la lucha contra el gobierno de Gonzalo (Goni) Sánchez de Lozada.

De este modo, Quispe se atribuye la realización de la llamada Guerra del Gas, de la que Morales y el MAS, según él, se ausentaron o renegaron pasándose al bando oficialista.

En el citado libro, Quispe hace algo más: se presenta como la “mente maestra” detrás de la Guerra del Gas, que habría estallado gracias a una estrategia suya consistente en causar muertos para que “la sangre llame a la sangre”. Según el Mallku, los indígenas son muy sentimentales y el dolor ajeno provoca su salida al combate.

En este contexto argumental, el Mallku asegura que él ordenó una emboscada armada en Warisata contra las fuerzas militares enviadas por el ministro de Defensa de entonces, Carlos Sánchez Berzaín, para rescatar por la fuerza a unos turistas extranjeros varados en Sorata por culpa de un bloqueo de caminos organizado por la CSUTCB. Señala a los dos Sánchez como asesinos de tres personas que entonces (fines de septiembre de 2003) murieron en Warisata, y de otros campesinos muertos en los bloqueos. Sin embargo, al mismo tiempo admite haber estado ejecutando una estrategia de bloqueo de caminos, huelgas de hambre, ataque a los militares, “quema de gasolineras” (¡!) y otras acciones violentas. No saca conclusiones sobre las implicaciones de una estrategia de este tipo. Por ejemplo sobre el hecho de que una gasolinera se quemara efectivamente en octubre de 2003.

Sabemos que esta es una versión construida a posteriori sobre los hechos. Como es posible ver entre líneas en el citado texto, Quispe no estaba embarcado en un plan insurreccional en septiembre y octubre de 2003. Como dirigente máximo de los campesinos tenía la obligación de representar a sus bases y postular un pliego petitorio de 72 puntos, y sobre todo lograr la liberación de Edwin Huampo, dirigente de la provincia Los Andes que estaba preso por haber participado en el linchamiento de dos personas. En todo momento se hallaba dispuesto a negociar con el gobierno una solución pacífica.

En ese momento el malestar de las bases era enorme. A pesar de lo cual, Quispe y su Comité Ejecutivo optaron por un método de poca tradición en el movimiento campesino: la huelga de hambre. Entraron en ella y dejaron que los dirigentes intermedios fueran los que realizaran los bloqueos de caminos. Ahora bien, es obvio que un insurreccionalista y un organizador de “bloqueos armados” no se hubiera encerrado con su plana mayor en una huelga de hambre en radio San Gabriel, a merced de la acción gubernamental.

No. Lo de la emboscada y demás es seguramente una versión que inventa o al menos exagera mucho los verdaderos sucesos de Warisata y Sorata en 2003. La pregunta es ¿por qué Quispe se atribuye estos hechos? La posibilidad más sencilla es que haya tratado de mandarse la parte, de presumir de ser el verdadero autor del derrocamiento de Goni para subir sus créditos como revolucionario y hacer más fuerte el contraste entre su conducta y la de Evo en esas fechas. Sin embargo, esta perorata –de serlo– no ha sido gratuita ni mucho menos. Hoy el libro de Quispe es una de las piezas principales de la defensa de Gonzalo Sánchez de Lozada en el juicio que se le ha estado haciendo en Estados Unidos. Esgrimiendo el texto del Mallku, Goni puede afirmar que se estaba defendiendo de un levantamiento planeado de antemano. Este texto también resulta útil para los que, en los últimos tiempos, han tratado de comparar octubre-noviembre de 2019 con septiembre-octubre de 2003.

Es posible que la verdad completa sobre la posición del Mallku durante y después de la Guerra del Gas nunca se sepa. Lo que en todo caso debe recoger la historia es que este fue un movimiento insurreccional espontáneo, con muchas y diversas fuentes y vertientes. Una de ellas fue la lucha de la CSUTCB del Mallku, pero no la única. Tanto este como todos los otros dirigentes bolivianos de ese tiempo, entre ellos Carlos Mesa, no planearon lo que sucedería, sino que fueron arrastrados por los acontecimientos creados por la constante radicalización y pelea de las masas.

BD/DIR



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