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Política | 01/06/2025   05:14

|COMENTARIO|Para vencer la crisis y construir el futuro|Jorge Patiño|

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Brújula Digital|01|06|25|

Jorge Patiño Sarcinelli

El título de este artículo es el subtítulo de la reciente publicación de la Fundación Milenio, Plan Bicentenario, dedicada a proponer opciones para sacar al país de la crisis e impulsar el desarrollo. Resumo aquí los comentarios que hice al documento el día de su presentación el 20.5.25. 

Dicho Plan contiene cinco capítulos: Estabilización económica, Transformación productiva, Desarrollo humano, Desarrollo sostenible y Gobernabilidad democrática. A todos ellos se puede aplicar, aunque en diferentes grados, tres claves de lectura: la escala temporal, el concepto de plan y el modelo de economía o de sociedad que los orientan.

La clave temporal se refiere a la existencia de tres dimensiones de tiempo relevantes para la lectura: la crisis, el programa de gobierno y el largo futuro.

La segunda clave se refiere a que un plan para merecer el nombre contemplar una serie de acciones dirigidas al logro de objetivos, encadenadas lógicamente con tiempos de ejecución y costos estimados. 

La tercera clave se refiere a la existencia de un modelo de economía o ideal de sociedad que sirve de orientación para la solución de disyuntivas presupuestarias y de priorización.

La crisis

El Plan abre con la dramática frase “El Bicentenario encuentra a Bolivia sumida en una crisis profunda” y, en consecuencia, el primer capítulo, orientado a diseñar las bases de una estabilización económica, está dominado por el corto plazo. 

Desde un punto de vista económico, donde se aloja lo más agudo de la crisis, el Plan propone este diagnóstico general: “Puesto que la fuente primordial de los desequilibrios macroeconómicos es el elevado déficit fiscal, el principal desafío de la nueva política económica es atacar la causa del problema y encauzar la economía hacia la consolidación fiscal”.

Y propone los siguientes objetivos y medidas para lograr esa consolidación: 

  1. Corregir los desequilibrios macroeconómicos y sanear las finanzas públicas; 
  2. Resolver el agudo desabastecimiento de combustibles; 
  3. Eliminar gradualmente el subsidio a los hidrocarburos
  4. Fortalecer del sistema financiero
  5. Establecer un mercado cambiario abierto de regimen flexible 

Todo esto, teniendo en cuenta la necesidad de devolver certidumbre y confianza sobre el rumbo de la economía, crear condiciones para reactivar las actividades económicas y sentar los fundamentos de un crecimiento sostenido. El financiamiento de esas medidas, debidamente cuantificado en el Plan, requerirá aportes de organismoa internacionales; sobre todo del FMI.

Adicionalmente, dice el Plan, “para tender al equilibrio de las cuentas públicas y la consolidación fiscal se necesita una reforma fiscal que reduzca el gasto público e incremente los ingresos públicos con la recuperación de la actividad económica y la recaudación tributaria, principalmente por exportaciones. Para este objetivo será menester una reforma tributaria, en el mediano plazo.” 

La redacción y análisis de este capítulo denotan una cuidadosa estimación del impacto económico, socialy politico de las medidas y las necesidades financieras que surgen de ellas. En el capitulo de gobernabilidad, se señala también la importancia de contar con un lider que sepa manejar los inevitables conflictos que surjan de la aplicación de las medidas señaladas. 

La transformación productiva

El segundo capítulo tiene como objetivo sentar las bases para la etapa del desarrollo económico que ha de suceder a la resolución de la crisis, bajo un modelo que el Plan llama revolución exportadora. “Si la estabilización económica atiende la urgencia, la transformación productiva pone acento en las oportunidades y potencialidades de la economía boliviana”.

Esta transformación requiere desarrollar varios procesos listados en el Plan:

(1) Impulsar los sectores orientados a la exportación que pueden reaccionar rápidamente; 

(2) Reactivar los sectores modernos intensivos en capital; 

3) Impulsar la digitalización de la economía; 

(4) Fortalecer el capital humano; 

(5) Diversificar la matriz energética; 

(6) Mejorar la infraestructura y los servicios públicos; 

(7) Implantar un sistema independiente de regulación económica y financiera; 

(8) Reconducir la política exterior.

“[…] la apuesta estratégica que debemos hacer los bolivianos es organizar nuestra economía alrededor de las actividades transables en el mercado internacional, priorizando y fortaleciendo los rubros de exportaciones de bienes y servicios”. 

Es razonable suponer que estas actividades y objetivos se realizarán con una activa participación del Estado. 

Adicionalmente, el Plan propone una política exterior dirigida a la apertura de mercados y la integración económica, en particular con Brasil. “…es imperioso, dice el Plan, que la política exterior se ponga al servicio de los esfuerzos por remontar la crisis económica y por encauzar al país por la senda de la gobernabilidad democrática, la transformación productiva y la revolución exportadora”.

Es poco realista esperar que nuestro servicio exterior pueda realizar estas grandes tareas, que están muy lejos de sus atribuciones y de su capacidad instalada.

Desarrollo humano

Mientras que los capítulos dedicados a las medidas económicas son cuidadosos en estimar costos, impactos y plazos, a partir de la página 43 estos desaparecen. Sin ellos, una serie de objetivos, por deseables que sean, no hacen un plan. Solo cuando se revelan los costos, aparecen las disyuntivas que obligan a priorizar en función de cadenas lógicas y del modelo de sociedad que se busca.

Salud

Confirmando la existencia de avances en desarrollo humano, dice el Plan: “Las estrategias implementadas en las últimas décadas muestran progresos. (…) El presupuesto en salud [aumentó] del 2,4% del PIB en el 2000 al 5,8% en el 2025, mientras que el gasto público se acercó al 9% en promedio en el último decenio”. Pero, señala el documento, “hoy el país enfrenta nuevos retos en salud” y ofrece una lista de medidas de fortalecimiento instutucional y otras, sin que haya para ninguna de ellas una estimación del financiamiento ni del tiempo que va a requerir su implementación y quedan, por lo tanto, en un inventario de ideas razonables.  

Educación

Esta sección peca de la misma deficiencia que la anterior: no ofrece estimaciones de tiempos ni costos de las medidas que propone, algunas de ellas probablemente costosas. Sin embargo, el aspecto quizá más interesante de esta sección es que sus principales planteamientos recogen no todos pero muchos de los establecidos por la Ley de Reforma Educativa 1565 de 1994 (la Ley contiene mucho más). El lector interesado puede hacer la comparación entre el texto de esta ley, uno de sus decretos y el Plan. Doy dos ejmplos ilustrativos donde subrayo las coincidencias:

  1. R.E.: “desarrollo de la abstracción, del pensamiento lógico-matemático y, en particular, del manejo de operaciones básicas en la resolución de problemas. (Art. 33 D.S. 23950)

El Plan: Razonamiento matemático que vaya más allá de operaciones básicas y permita aplicar la lógica a la resolución de problemas cotidianos.

  1. R.E.: Desarrollar el espíritu crítico y reflexivo (Art. 40 D.S. 23950)

(…) énfasis en la lectura crítica, y la escritura creativa (Art. 40 D.S. 23950

Organizar las actividades educativas ofreciendo múltiples opciones que permitan al educando aprender por sí mismo. (Ley)

El Plan dice: Pensamiento crítico y habilidad de análisis para que los estudiantes sean capaces de evaluar informaciones, discernir la veracidad de las fuentes, producir juicios fundamentados y contar con capacidad de aprendizaje autónomo.

En la comparación de los documentos se puede encontrar muchas similitudes. Reconocerlas era requisito intelectual, pero hay más que es relevante para el análisis de este Plan. Dicha Ley ya estaba siendo implementada a través del Programa de Reforma Educativa (RE). Es decir, hay una historia de costos y tiempos de implementación, y problablemente errores de los que aprender. Nada de esto fue tomado en cuenta.

Por ejemplo, el Plan propone “Fomentar la participación de instituciones y profesionales externos en la formación docente”. Esto ya se hizo con la RE contratando a universidades para la formación de maestros. ¿Fue bueno? ¿Cuánto costó? ¿Cuánto tiempo tomó?

Asimismo, propone el Plan “Fortalecer las bibliotecas públicas y desarrollar bibliotecas escolares en cada centro educativo con libros digitales y audiolibros”. La R.E. produjo textos escolares de lenguaje, matemática y ciencias en castellano, quechua, aymara y guaraní, que fueron objeto de evaluaciones positivas por expertos de los financiadores; y Chile y Paraguay se interesaron en utilizar los de aymara y guaraní respectivamente. Asimismo, se equipó cada aula de todas las escuelas primarias del país con bibliotecas cuidadosamente seleccionaas para asegurar su calidad literaria y que no contuvieran patrones discriminatorios de ninguna índole. Esto es muy importante a la hora de plantear medidas concretas que se pueden tomar para cambiar la cultura sexista y racista en el país. 

Los libros digitales y los audiolibros que de manera financieramente irresponsable propone el Plan tendrían el desafío adicional de tener que revisar sus contenidos bajo esos parámetros.

Sobre la medición de calidad, que varios candidatos y analistas están repitiendo, se debe observar que los países con mejores sistemas de educación no tienen sus propios sistemas de medición de calidad porque son costosísimos y aparentemente innecesarios. 

Educación intercultural bilingüe (EIB)

Hay tres cuestiones en las que difieren el Plan y la Ley de RE. La formación de pequeños líderes en todo el país y la ampliación del bono Juancito Pinto, que propone este Plan, y la Educación blingüe que propuso la RE y el Plan omite. La EIB respondía a una necesidad técnico pedagógica: los niños apenden mejor en su lengua materna, y a un modelo de país que se buscaba.

Sobre el modelo de país, no está demás recordar que en su incepción la RE era parte de las grandes reformas de Sánchez de Lozada. Sobre la EIB, él dijo:

“La educación bilingüe es vital no solo como una reivindicación de los pueblos indígenas, sino también para dar solidez a nuestra cultura nacional, para que Bolivia sea un país diverso pero unido. Mantener nuestra unidad sin perder nuestra diversidad. Este es un cambio profundo respecto de la sociedad homogénea que el MNR buscó construir en su afán de consolidar el Estado nacional”.

Esta es una manera de proyectar el futuro a partir de instrumentos educativos.

El concepto de Desarrollo Humano contiene dos ideas: desarrollo, es decir movimiento hacia algo, y lo humano; es decir el Desarrollo Humano debe recoger la idea de hacia dónde se aspira que evolucione el ser humano y cómo crear las condiciones para ello. A veces olvidamos ese ideal humanista y convertimos la idea de desarrollo humano en un mero conjunto de indicadores. 

Sobre las demás secciones del capítulo de Desarrollo Humano caben observaciones similares: hay objetivos, pero no hay costos ni tiempos. Mientras que en al capítulo de Economía se ha tenido el cuidado de incluso reducir el Bono Dignidad en un 4%, en el de Educación se propone más Juancito Pinto, más cobertura, educación técnica, profesores especializados, internet  de alta velocidad, libros digitales y audio libros, libros de autores nacionales, incentivos económicos, etc. sin cuantificación de costos ni una conciliación con el programa económico.

Violencia de género

Cierra el capítulo de Desarrollo Humano la importante cuestión de violencia de género. Dice el informe que “Bolivia enfrenta un grave desafío en materia de violencia basada en género, reflejo de una cultura patriarcal que afecta significativamente a mujeres, niñas y adolescentes”. Aquí se están mezclando un par de cosas. La violencia sexual que sufren las niñas también afecta a los niños y la que afecta a adolescentes y mujeres también afecta a la población LGBT y las raíces quizá sean distintas. 

Las medidas que propone el Plan, casi todas dirigidas a proteger a víctimas de violencia doméstica -lo que es muy necesario, claro está- son mitigadoras o paliativas y no atacan ese origen patriarcal. El problema es de muy compleja solución y de largo plazo, y creo que la única vía de solución es seguir impulsando la agenda progresista de la Diversidad, Inclusión y Equidad. Solo en una sociedad que haya alcanzado esas metas, desaparecerán las estructuras patriarcales y, con ellas, buena parte de esa violencia. No veo dónde más depositar esperanza. 

En todo caso, vale la pensa señalar que, aunque las estructuras patriarcales juegan un papel importante en la violencia doméstica, aquella a la que están expuestas las jóvenes tiene también un componente del cambio en la cultura sexual, con la cada vez mayor objetización del cuerpo de la mujer y el papel que está jugando la IA en la producción de códigos sexuales que distorsiona el comportamiento de los jóvenes. 

Gobernabilidad democrática

Mi hermano médico me dijo una vez que en dermatología los males son difíciles de explicar pero fáciles de curar, y que en neurología es al revés: es fácil diagnosticar y difícil curar. Las cuestiones de gobernabilidad se parecen a la neurología. Son evidentes pero es difícil resolverlas porque tienen, como las redes neuronales, raíces complejas. Esto no debe impedir que las identifiquemos y se vea qué se puede atacar, sabiendo que las soluciones definitivas probablemente no estén a nuestro alcance, ya que las limitan cuestiones culturales de larga transformación.

El diagnóstico general de gobernabilidad que ofrece el Plan es: “La crisis que sacude a Bolivia pone de relieve el fin de un ciclo político, y, con ello, el desmoronamiento de los fundamentos que hicieron posibles la permanencia y estabilidad de un régimen de corte autocrático y corporativo”.

Dentro de ese diagnóstico general, los principales problemas que identifica el Plan son (abreviadas):

  1. “ La polarización política, ideológica y social. 
  2. La fragmentación de la representación política y social, y la debilidad de partidos y liderazgos. 

b) La ausencia de Estado de derecho. 

c) La pérdida de autoridad del Estado.

d) El narcotráfico y el crimen organizado.

e) La inestabilidad social.

f) La desconfianza en el rumbo de la economía”.

“Cada uno de estos problemas entraña cuestiones complejas. […] La prioritario es que el país pueda dotarse de un gobierno efectivo; con capacidad de gobernar y aplicar un plan anticrisis y transformación productiva. También es urgente que el Estado recupere autoridad para asegurar la estabilidad. Una administración de gobierno efectiva y competente requiere el apoyo de una mayoría parlamentaria estable. Mucho dependerá de la habilidad de los futuros gobernantes para articular una coalición de poder con respaldo parlamentario y ciudadano”.

Vale la pena señalar que la polarización política puede no ser mala, sino recoger una riqueza ideológica que es parte de la salud democrática. Lo malo es no saber administrarla.

Para enfrentar los desafíos de la gobernabilidad, el Plan propone: 

“…un nuevo contrato social, como alternativa a la polarización, la división y los riesgos de ingobernabilidad. Un nuevo contrato entre el Estado y los ciudadanos, entre el Estado y las regiones y entre los propios ciudadanos, para redefinir el marco y las reglas generales de una convivencia pacífica, constructiva e integradora”.

En mi opinión, la propuesta de tal pacto es puro humo. Se les da el nombre de pactos sociales a acuerdos políticos entre partidos, en cuya definición de reglas –cuando las hay– la ciudadanía no interviene. Lo que sí es importante es establecer pactos políticos para acordar reformas de largo plazo como la de la Justicia. Sin un acuerdo de este tipo, no será posible llevar adelante reformas que por su naturaleza toman varias gestiones para lograr avances significativos. 

Uno de los retos de la gobernabilidad es el papel constructivo que debe tener el Poder Legislativo. Ante la probable ausencia de una mayoría parlamentaria del partido gobernante, juega un papel importante el vicepresidente y en esto, la experiencia política pesa. Los candidatos están proponiendo fórmulas donde, excepto una de ellas, este factor flaquea.

“En el balance [dice el Plan] se puede reconocer avances importantes de inclusión social, sobre todo en los espacios políticos y de poder, ello se ha dado en detrimento de la cohesión social, de la identidad nacional y de un compromiso robusto con un proyecto compartido de país”.

No se debe subestimar el papel que ha jugado la mayor inclusión social en esa descomposición institucional y la degradación de la política nacional. Esta es la Bolivia que ahora debemos aprender a gobernar. Ese detrimento al que se refiere el documento es la visión de una minoria que ha perdido el control de ese proyecto de país y ha visto su dominación en la identidad nacional cuestionada. El país es más complejo porque está más completo y debemos sacarlo adelante sin dejar a nadie atrás. 





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