APG
Brújula Digital|14|09|24|
Javier Torres Goitia
En el ámbito jurídico, se declara incapaces o insanos a aquellas personas que, por causa de enfermedades mentales, no tienen aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes.
También es bueno recordar que, según la RAE, “cínico” se refiere a una persona que actúa con falsedad o desvergüenza descarada. Los sinónimos de cínico son: descarado, desvergonzado, insolente, caradura, fresco, impúdico, inverecundo, curtido.
El populismo narcovinculado del Siglo XXI utiliza las categorías del cinismo y la mentira de manera cotidiana y magistral. Reproduzco textualmente el fragmento de un artículo publicado en Blog Eleia que considero se aplica como anillo al dedo a la situación presentada por el presidente Luis Arce el 8 de septiembre pasado: “Estamos inundados por la propaganda y la publicidad; existe una presión por cumplir con el establishment y las relaciones son cada vez más superficiales. Muchas personas pierden el sentido de su vida cuando trabajan para cumplir con un estándar y mostrarse frente a los otros como sabiondos, gente de moda, con poder, fama o popularidad
Por su parte, las mentiras y el cinismo son la cruel y ordinaria incapacidad para mirar al otro y reconocerse uno mismo. Aunque las mentiras pertenecen al área de los trastornos mentales, las personas las usan en su vida diaria sin reparar en sus consecuencias. Así, la mentira se presenta en forma de autoengaño, distorsión, tergiversación u obstrucción de la verdad. Se expresa en la apariencia y en la superficialidad, en el secreto, en el control de la información y de la comunicación.
El cinismo se caracteriza por la falta de preocupación por el otro, es decir, por una actitud desvergonzada frente a la mentira. Cínico es aquel que comete una falta, pero no se hace responsable por ella; distorsiona los hechos para salir librado y dejar en los otros el malestar o la responsabilidad. Es el político que hace propuestas para el bienestar, pero que se roba el dinero; el adolescente que utiliza a los padres para su beneficio y luego los devalúa; el alumno que copia un trabajo y alardea públicamente de sus “conocimientos”; el vendedor cuyo producto es de baja calidad y lo cobra caro; el profesional que hace daño y se beneficia; el hombre que fomenta una relación para bajarle la novia al amigo y luego se pavonea; el hombre que debe dinero y se excusa, pero se va de viaje. Es el que miente sistemáticamente quien presume de su moral, pero hace lo contrario. Ejemplos no faltan, por lo que hoy se hace necesaria una reflexión seria sobre este tema” (Blog Eleia: Sinceridad, engaño y cinismo en la vida personal y social, 6 de octubre de 2020).
Lo grave de esta declaración es que se trata del Presidente de un país, es decir, la máxima autoridad electa (con fraude) de un país. Es decir, el representante más alto del poder político.
Por otro lado, la realidad económica y social del país requiere acciones concretas urgentes y no mentiras y dilaciones. No hay dólares, los precios de los alimentos suben cada día, no hay gas, hay muchísimo humo, la salud pública está en su peor crisis. En resumen, Bolivia necesita responsabilidad política, acciones que incentiven inversiones intensivas en petróleo, gas y minerales legales. Libertad democrática para poder sumar esfuerzos a nivel nacional en la solución de la brutal crisis económica creada por Arce, Morales, Choquehuanca, García Linera y los “funcionales” cómplices.
El Modelo Económico Social Comunitario resultó ser un eslogan ideológico sin ningún tipo de apego a la realidad de Bolivia. Su ejecutor, ahora Presidente, no tiene la humildad necesaria para conducir al país por un modelo diferente, y prefiere el cinismo y la mentira a la seriedad, capacidad y responsabilidad que el cargo requiere.
Javier Torres Goitia es médico, fue ministro de Estado.