Jorge Richter afirma en una columna publicada en Brújula Digital que en Bolivia los ciclos políticos se cumplen en períodos de alrededor de 18 años, justamente los que tiene el MAS en el poder, desde enero de 2006.
ABI
Brújula Digital|22|04|24|
El vocero presidencial Jorge Richter considera que el denominado Proceso de Cambio agoniza y que ni siquiera una candidatura única del MAS, que logre aunar a las dos corrientes del partido, podría salvarlo. Richter agrega que en Bolivia pervive un “escenario de crisis”.
“¿Está el Proceso de Cambio en agonía?”, se pregunta Richter en una columna publicada este lunes en Brújula Digital, para luego responder: “(…) el proceso del bloque social y popular está resquebrajado, agrietado, hendido y con elementos conductuales y formas políticas que ya lo determinan –y esta vez vale el “casi”– casi inexorablemente. Entonces la respuesta a la pregunta inicial es sí, el Proceso de Cambio agoniza”.
Richter afirma en su columna que en Bolivia los ciclos políticos se cumplen en períodos de alrededor de 18 años, justamente los que tiene el MAS en el poder, desde enero de 2006.
“La esquizofrenia reeleccionista se da incluso a costo de pulverizar el proceso histórico y entregar el Estado Plurinacional a la posibilidad de un regresionismo involutivo que nos retraiga a las injusticias sociales y políticas de los años 90”, agrega el dirigente político, en una aparente referencia a los deseos del expresidente Evo Morales de retornar al poder.
El MAS se encuentra sumido en una profunda crisis, con dos tendencias, la que lideran el presidente Luis Arce y el jefe del MAS, Evo Morales, que pugnan por lograr el control del partido y de la sigla. El TSE no le ha dado hasta ahora legitimidad a ninguna de las dos.
Richter agrega: “La candidatura única no salva tampoco el final de ciclo, pues son las prácticas políticas del rutinario vivir, que no son tolerantes, incluyentes y dialógicas las que han deteriorado la paciencia social”.
“En un escenario de futuras y previsibles debilidades legislativas, la ausencia de adhesiones despedaza las legitimidades obtenidas en lo electoral. El resultado en consecuencia es la permanencia de un escenario de crisis”, agrega la columna.
Sobre la crisis interna del partido, agrega el vocero presidencial: “Con una interna de daños irreparables y con el olvido de la razón, esa que posibilite recuperar la sensatez, se avanza a fragmentar la homogeneización de la corporatividad social y popular que hizo invencible en tiempos electorales al proyecto social popular. Siendo esta una realidad, se suman a ella otros factores que exponen el final de ciclo. Las formas de hacer política en el movimiento popular exteriorizan hoy conductas de odio, de posibilidades evidentes de la intención de destruir al otro, así sea este de la misma familia política”.
Luego agrega: “'Unidad'” es la palabra dicha, pero “destrucción del otro” es la acción cotidiana. La unidad de convicción en el proyecto político de horizontes posibles, de sueños y utopías ya prácticamente no es factible. Solo queda una unidad, pobre, disminuida, recortada, una unidad de circunstancia para el momento electoral. Esa unidad es sinónimo de crisis política, ingobernabilidad y caída económica. En los tiempos que hoy condicionan al Proceso de Cambio, es el preludio del final. Algo así como el tiempo que tomó al militarismo no democrático el perder definitivamente el poder. Algo así también como el tiempo transcurrido entre octubre de 2003 y enero de 2006. El tiempo último de la crisis".
BD/RED