Durante la COP28 Choquehuanca culpó al “Norte Global” por la crisis climática, pero no hizo una autocrítica

Brújula Digital |02|12|23|

El vicepresidente David Chquehuanca, durante su intervención en la Cumbre del Clima COP28, indicó que el “Norte Global” es el culpable de la crisis climática y llamó a los pueblos indígenas a cuidar la Madre Tierra.

“El mal desarrollo del ‘Norte Global’ ha causado el desequilibrio planetario usando la rueda motriz de la trilogía: colonialismo, patriarcado y capitalismo, que giran propulsados por el empobrecimiento y dependencia continua y sin límites del ‘Sur Global’”, señaló la autoridad. 

Choquehuanca dijo que el “Norte Global se otorga derechos que contravienen los derechos del Sur”. Señaló que sus gobiernos indican no tener dinero pero que gastan “fortunas” en la industria armamentística y “en genocidios como el de Ucrania y Palestina”. 

Choquehuanca no habló de las responsabilidades de su Gobierno, como que los aliados del MAS, entre otros los interculturales o cooperativistas mineros, generan incendios para deforestar y echan mercurio a los ríos, generando graves problemas ambientales. 

Bolivia es el país que, per cápita, más mercurio utiliza y más deforesta. Al ser uno de los países que más contamina el aire debido a esos incendios, Bolivia es visto como un problema por la comunidad internacional. El Gobierno no toma medidas concretas contra los chaqueos y las quemas de bosque y pastizales.

El Vicepresidente, siguiendo su estilo, repitió el discurso de sectores de izquierda: “Los dueños del sistema, dueños de la ciencia, dueños de la banca, dueños de la industria armamentista culpan por sus fechorías a los pueblos y a la Madre Tierra, pero todos sabemos que la única culpa la tiene su ciega devoción a su dios, el dinero”. 

También convocó a los pueblos originarios a “defender la Madre Tierra” para “despolarizar Norte-Sur” y vivir en un “equilibrio”.

La 28 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (COP28) comenzó el jueves 30 de noviembre, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, donde, hasta el 12 de diciembre, representantes de cerca de 200 países expondrán sus planes de cómo enfrentar la actual emergencia climática. 

Las partes (es decir los “países”) deben asegurar que se cumplan los compromisos adoptados en 2015 en el Acuerdo de París con el que la comunidad internacional se marcó el objetivo de limitar a 1,5 grados centígrados el incremento de la temperatura hasta el fin de este siglo.

La comunidad internacional se da cita en Dubái, un país petrolero que, sin embargo, promete ayudar a la acción climática y dejar en breve a los combustibles fósiles, para dedicarse a otro tipo de ingresos, como el turismo, la banca, los servicios, etc. 

Una de las cuestiones que convierten esta cita en una de las más importantes desde la COP de París es el hecho de que este 2023 cada país debe informar de su cumplimiento para reducir las emisiones de CO2, afrontar la mitigación y la adaptación, así como su aportación económica para financiar que la acción climática en los países en desarrollo en el marco del mecanismo de pérdidas y daños.

Los compromisos de Bolivia, en ese sentido, son vagos, con objetivos poco precisos.

BD/AGT/RPU