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03/05/2019

Trágico deslizamiento

Es inevitable no deprimirse por lo que sucedió en Sopocachi. Usé la Línea Amarilla del Teleférico y el panorama es espeluznante. Mirar desde ahí arriba lo que pasó es deprimente; por eso, no podemos dejar de mencionar algunas cosas.Este deslizamiento me movió sentimientos terribles porque recordé que mi propia casa fue enterrada, hace varios años ya, junto con otras 80 viviendas. Tenía todos los documentos en orden: planos aprobados, planimetría en regla, impuestos pagados y pese a ello la Alcaldía nunca me respondió nada, pese al deslizamiento del que fui objeto.

Lo que quiero decir es que cuando comento de estos temas sé de lo que estoy hablando, porque los sufrí en carne propia. Esta ciudad es muy complicada. Recuerdan que el megadeslizamiento hundió una gran parte de la ladera este; muy pocas vidas han cobrado, afortunadamente, estas emergencias. Ahora tenemos cuatro personas desaparecidas, pero ante la magnitud del evento pudieron haber sido más.

En esta tragedia se mezclaron diversas cosas, entre ellas la alocada topografía de La Paz. También habría que mencionar que existe una competencia de municipios vecinos a la urbe que aprueban construcciones en lo que tradicionalmente corresponde a La Paz. ¿Por qué Achocalla no está ayudando actualmente a los vecinos ya que se cree dueña de todo Sopocachi? No lo hacen porque manejan el asunto políticamente, son campeones para bloquear por el tema de la basura, pero no respaldan en nada cuando hay una emergencia.

Hace mucho tiempo, a mediados de los 70, se hizo un mapa de riesgos y se redactaron reglamentos para limitar la exposición de las personas a esas amenazas. En ese momento se limitaron las zonas donde no se puede construir. Sin embargo, no hicimos caso a nada de eso.

En 1920 se registraron 200 mil muertos por un deslizamiento en China; en Japón, en 1923, hubo 100 mil muertos. En el año 79 después de Cristo el Vesubio hizo una de las erupciones más mortíferas de la historia y destruyó la próspera ciudad de Pompeya. El asunto es que los humanos volvemos a construir ciudades al pie de los mismos montes.

Recuerdo la frase del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada: “Dios perdona, el hombre, a veces, pero la naturaleza, nunca”. La naturaleza está cobrándonos por las barbaridades que le hemos hecho a esta ciudad a título de alcanzar la “modernidad”.

Recuerdo que en el playón de Irpavi aterrizó de emergencia un avión en los años 70. ¿Podría hacer lo mismo ahora? No, ya que no hay playón, el río fue angostado y embovedado. No hemos respetado nada.

Mario Espinoza O. es periodista

Tomado del programa De Nueve a 12, radio compañera


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