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12/02/2019

Orgulloso político del pasado

Así es, me siento orgulloso de pertenecer a la generación de políticos del pasado, esos que con luces y sombras otrora renunciamos a nuestro “presente” para que hoy se disfrute de este “futuro” y lo disfruten también los que en ese pasado querían destruir este futuro. En esta coyuntura electoral estamos escuchando y leyendo permanentemente a muchos personajes que con el ánimo de sumar puntos pretenden desvincularse del pasado político y democrático de nuestra Bolivia.
No tenemos el ánimo con esta nota de apuntar con el dedo a nadie, menos recordarles sus entuertos o malos pasados, pero si mostrar a los verdaderos jóvenes y nuevos políticos el por qué nos sentimos orgullosos de ser políticos del pasado, tuvimos la satisfacción de haber formado parte de la construcción del país que hoy desean administrar.

Provenimos de una época (no muy lejana) en donde no era malo dialogar entre políticos oficialistas y opositores para que a través de consensos y algunas veces de acalorados debates proveamos de soluciones estructurales y necesarias a la sociedad boliviana.

Al parecer por lo que día a día hemos visto en esta última década, ejemplos sobran de mi época de político antiguo, provengo de la época en que los políticos oficialistas y de oposición pudimos presentar ante la Organización de Estados Americanos una sola voz con respecto a la demanda marítima, recibiendo el inédito e histórico apoyo de esos países hermanos para llevar a una mesa de diálogo y negociación a Chile (1979), año inolvidable cuando Bolivia tuvo a la primera Presidente mujer, nada más y nada menos que a la Jefe de la Legión de Honor del MNR, Lidia Gueiler Tejada.

Aun cuando existieron diferencias políticas, luego de un gobierno de facto (muy ligado al narcotráfico) en 1982 se retomó la democracia a la cabeza de Hernán Siles Suazo, en un claro esfuerzo de reconstruir la patria y recuperar los derechos para todos los bolivianos.

Una profunda crisis política, económica y social que derivo en la “hiperinflación” casi acaba con la esperanza de Bolivia, sin embargo, una vez más con muchas críticas y bastantes disensos el debate y el consenso entre oficialistas y opositores pudo conseguir una salida democrática y pacífica para la historia de nuestro país. Se acortó el mandato del gobierno de la UDP y se asumieron medidas que detuvieron la crisis económica mediante el DS 21060, pero que indudablemente dio paso a un nuevo estado, más competitivo y rentable para la subsistencia de los bolivianos, política económica-social que hasta el día de hoy no se ha cambiado ni modificado.

Uno de los ejemplos más significativos de ese pasado, colocando las heridas y las diferencias a un lado Jaime Paz Zamora, llega a la Presidencia de la mano de Hugo Banzer Suarez y durante ese periodo constitucional, Paz Zamora consigue que el hermano país de Perú nos otorgue en comodato, durante 40 años, una salida comercial al Océano Pacifico mediante el puerto de Ilo.

La década de los 90 trajo consigo muchos cambios, cambios que se lograron a través del dialogo, los consensos, desprendimientos y visión… visión de país, es por eso que en Bolivia empezó la era del desarrollo sostenible, priorizando el desarrollo humano y la protección del medio ambiente.

Fue en el gobierno de Goni, acompañado por Víctor Hugo Cárdenas, que se estableció el lenguaje de lo pluricultural, lo multiétnico y la inclusión, que ellos afablemente llamaban “Unidad en la Diversidad”. Se cambia el Estado de manera estructural al dar inicio a través de una nueva participación y distribución de recursos económicos (participación popular) a las autonomías, que hoy empezamos a conocer, o a la protección del medio ambiente con la creación de reservas y áreas protegidas. También hubo el reconocimiento de pueblos y comunidades indígenas originarias, asumiendo el problema de tierra territorio; pero también se incorporan medidas como el reconocimiento a nuestros adultos mayores con el beneficio del BONOSOL o la protección del binomio madre-hijo a través del Seguro Universal Materno Infantil.

La capitalización trajo inversiones importantes al país, una medida criticada, pero de alto contenido social y de inyección de recursos económicos sin hipotecar al país.

Hoy parece difícil concebir que en la década de los 90 hayamos, junto a Carlos Mesa, Ronald MacLean y otros, conseguido que se suspendiera el veto de la práctica del deporte en la altura, guardando nuestras posiciones contrarias y encontradas en el escenario político, para defender y luchar por una política de Estado.

Son tantos los ejemplos que se pueden enumerar, tantos personajes de tintes políticos distintos pero que en su momento aunaron esfuerzos. Junto a Juan del Granado, desde el Comité Cívico de La Paz, hicimos un sinfín de gestiones hasta que se concluyera la añorada carretera Cotapata-Santa Bárbara.

Nos preguntamos qué hacían los que hoy despectivamente hablan de nosotros los políticos del pasado. Habría que recordarle a Evo Morales que fue conocido durante 25 años como el rey del bloqueo, o a García Linera su prontuario de asalto a remesas o terrorismo. Es indudable que esas no eran prácticas políticas, esos eran simples afanes de subdesarrollo y hasta de prácticas delincuenciales, movidos por intereses alejados de la construcción de la patria.

Qué podemos decir de las plataformas “ciudadanas” que se olvidaron de la defensa del 21 F y que hoy ven que en sus afanes personales necesitan de las siglas de los partidos políticos para sentarse en un curul. Ojalá la visión personalista y de corto plazo se vea reemplazada por el ejemplo de los políticos del pasado para dar soluciones a nuestra golpeada y maltratada Bolivia.

Guido Meruvia Gutiérrez es orgulloso militante del MNR.



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