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Posición Adelantada | 13/09/2021

Los errores de Comunidad Ciudadana y mi debate con Miguel Roca

Antonio Saravia
Antonio Saravia

Mi columna del 30 de agosto pasado en Brújula Digital (“La mala propuesta económica de Comunidad Ciudadana”) provocó la reacción del diputado de CC, Miguel Roca, en el mismo medio (“Incongruencias de un profesor de economía”), y un posterior debate público generosamente organizado por CERES (https://www.facebook.com/dialogosalcafe/videos/1055965058485440). Agradezco nuevamente al diputado por su tiempo y buena disposición a debatir ideas. El ejercicio argumentativo de cara a la gente y sin ataques personales es siempre positivo.

Hay muchas cosas puntuales que se podrían seguir diciendo sobre la propuesta económica de CC. Después del intercambio con el diputado Roca, sin embargo, uno no puede más que confirmar que el problema de su propuesta es de fondo y no de forma o políticas específicas. La diferencia entre lo que propone CC y lo que yo pienso que un partido de verdadera oposición debería proponer, es abismal. Esta diferencia probablemente se resuma en una frase textual de su columna. Miguel Roca dice que, para él y CC, aunque el libre mercado es un buen asignador de recursos, este “NO promueve el desarrollo…” (así, con el NO en mayúsculas). Y ya está. Si así viene la mano es muy poco lo que se puede avanzar. La evidencia empírica muestra contundentemente que esa afirmación es un despropósito. Los países que dejan funcionar al libre mercado se desarrollan rápidamente y sacan a millones de personas de la pobreza. Los países que hacen lo contrario (Cuba, Venezuela, Corea del Norte y Argentina, por ejemplo), se sumen en el subdesarrollo y condenan a su población a la miseria. Si esto no se entiende, entonces cualquier propuesta de política dará chapuzones sin rumbo.

Un buen indicador de cuan libres son los mercados en diferentes países es el índice de libertad económica (Fraser Institute o Heritage Foundation). Analizando esos datos es muy fácil ver que la población más pobre en los países con mayor libertad económica tiene un ingreso anual casi diez veces mayor al de la población más pobre en los países con menor libertad económica. La esperanza de vida es quince años más alta en los países con mayor libertad económica que en los países con menor libertad económica. La tasa de mortalidad infantil es siete veces más baja en los países con mayor libertad económica que en los países con menor libertad económica. El porcentaje de la población viviendo en extrema pobreza es 21 veces más bajo en los países con mayor libertad económica que en los países con menor libertad económica. No existe, de hecho, un solo indicador de desarrollo para el que los países del cuartil más bajo en el índice de libertad económica le lleven ventaja a los países del cuartil más alto. Por donde lo vea, diputado Roca, es imposible no concluir que el libre mercado definitivamente sí promueve el desarrollo.

Probablemente porque CC no entiende lo anterior o, si lo hace, considera que no es políticamente rentable decirlo a voz en cuello, esa agrupación política no está dispuesta a imaginar, proponer y enamorar a la gente con una nueva visión de país. Si estamos de acuerdo en que el enemigo principal es el estatismo, su ineficiencia y su nefasta influencia sobre la libertad individual, pues entonces una propuesta seria debería ser eliminarlo.  Si el problema es que la izquierda le sigue metiendo la mano al bolsillo a la gente para que sean los políticos los que decidan que hacemos y cómo, pues la propuesta debería ser movernos hacia la derecha y el libre mercado. Pero CC se espanta y le hace el quite al debate ideológico. Si ven el video de nuestra conversación verán como el diputado Roca repite lo que él piensa que es políticamente rentable: “ya no hay izquierdas ni derechas,” “debemos ser prácticos,” “discutir ideología y teoría es lindo, pero necesitamos trabajar en lo posible,” “antes de pensar en una nueva casa, debemos parchar y remendar la que tenemos,” etc.

Pero ese es el camino equivocado. No podemos imaginar un nuevo país sin considerar ideas, principios y valores fundamentales. La ideología es una brújula que nos permite tener un norte. Debemos saber hacia donde vamos si no queremos seguir chapuceando sin rumbo, preocupados solo por apagar incendios en el corto plazo y parchar lo que ya viene mal. Y, ojo, que se entienda bien, la ideología no es dogma. El dogmático va hacia su norte empeñado en hacerlo en línea recta y por lo tanto se cae en barrancos o se topa con montañas insalvables. El estratega ideológico, en cambio, sabe que a veces se deben tomar curvas que pueden alargar el proceso, pero que nos permitirán movernos hacia el objetivo.

Si CC tuviera el norte ideológico claro entonces propondría agresivamente sacar al Estado del medio y devolverle al individuo la responsabilidad del desarrollo. Esto se logra, por ejemplo, eliminando regulaciones laborales (salario mínimo, doble aguinaldo, aportes laborales, la imposibilidad de despedir personal sin una “terminación justificada”, etc.) para que así nuestras empresas reduzcan sus costos y contraten más. Esto también se logra eliminando impuestos y trabas burocráticas para atraer inversión extranjera, privatizando las empresas públicas, y reduciendo el gasto público, no simplemente “racionalizándolo.” ¿Sabía usted que tenemos 17 ministerios, 53 viceministerios y casi 200 entidades dependientes de esos viceministerios? Solo la partida de gastos y salarios del sector público es de más de seis mil millones de dólares. ¡Eso representa casi el 20% del presupuesto, 32% de los gastos corrientes y 130% del déficit público registrado el 2020! Si de verdad queremos sacarnos al estatismo de la espalda entonces debemos proponer reducir esta brutal burocracia por lo menos a la mitad.

Devolverle al individuo la responsabilidad del desarrollo y movernos hacia el libre mercado también se logra eliminando el impuesto a las grandes fortunas, reduciendo el impuesto a las utilidades, eliminando todos los aranceles de importación, y pensando además en el largo plazo privatizando educación y salud usando vouchers. Nada de esto está en la propuesta de CC. Solo hay parches a la casa en la que nos obligan a vivir, no los planos de una nueva.

La oposición debe entender que no solo queremos cambiar a los encargados del Estado si no que queremos reducirlo. Debemos entender que el verdadero enemigo no es el MAS, sino el paradigma que este partido encarna.

Antonio Saravia es PhD en economía (Twitter: @tufisaravia)



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