La ley de la selva

Brújula Digital |15|03|21|

Es muy común escuchar y leer en tiempos de desconcierto y arbitrariedades que los pueblos se resignan a la ley de la selva. Un poco para justificar lo injustificable. Como nos sucede ahora cuando parece que perdimos la memoria y acudimos a ese argumento de que el imperio de la Ley depende de quién está en el poder.

Sería bueno que aquellos que manejan este argumento y sobre todo quienes lo practican se internen en la selva profunda y comprobaran que aquí todo es una perfecta armonía: los pauros (vertientes) están donde tienen que estar para alimentar riachuelos y ríos. Y los árboles también para alimentar a propios y extraños. Y ¡el hombre! Para cuidar todo ese regalo. Selva y hombre viven en armonía en una Ley casi perfecta que nada tiene que ver con las mentes obtusas y arbitrarias.

Es así como se puede entender el tema que se puso de moda en estos días tan inciertos para la Ley. Y peligrosos para la gente de la selva a la que una vez más se ve con desprecio: ¡Total para estos no importa la Ley!

Y asumo se puede entender las palabras casi desesperadas que lanzó un obispo que está precisamente en la selva.  El de Pando: monseñor Eugenio Coter: "Nos quieren vender la fábula y el cuento de que era un golpe de estado; es una falta de respeto a nuestra inteligencia,  es una falta de honestidad frente a la historia, es una falta de coherencia frente a sus propias palabras y de las instituciones que ellos mismos tenían en sus manos".

Y fue más allá cuando, pidiendo permiso a su auditorio (gente que concurría a la misa dominical) se declaró solidario con la gente presa y perseguida por el precedente que se sienta: barbarie política.

Y esa no es la Ley de la selva. Es aquella que refleja la ambición, “la injusticia y la pérdida del derecho democrático”.

"Están pisoteando los derechos humanos no solo de los que ya son víctimas de esto sino de los que serán las próximas y futuras víctimas... mojen su barba".

¿Más claro? Agua. No solo está en juego este enésimo desacierto político sino ese trato despectivo que se da a la selva y a su gente. Y este es un tema aún más difícil: es la selva toda la que está clamando desde siempre justicia: los gobiernos del último tiempo se han empeñado no solo de perseguir y encarcelar a la gente sino herir de muerte a la selva.