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01/06/2021

La Educación en crisis y sus consecuencias

Como si fuera lo único que aqueja la gestión educativa de este año, las noticias y el falso debate se concentra en las vacaciones y si habrá luego, clases semipresenciales, o presenciales volviendo de las mismas, cuando eso, no podrá definir el Ministerio de Educación, aún lo quisiera, pues hay acontecimientos que están más allá de la imposición del poder, y esta pandemia nos lo ha demostrado.

La gestión educativa el pasado año, como todo, nos sorprendió, nos rompió el libreto, desnudo nuestras debilidades, no solo en los principios de equidad e igualdad, sino en el desconocimiento de nuestra realidad educativa. El problema no acaba en reclamar por el limitado acceso a la tecnología para las clases virtuales, lo más visible, sino en aquello que deviene de las relaciones que presenta este nuevo escenario de nuestra educación escolar en pandemia:

-  Niños y adolescentes con una fuerte dosis de estrés, presión y nerviosismo pese a ser “nativos digitales”; aún más grave, niños y adolescentes que han dejado de estudiar completamente (porque antes trabajaban pero estudiaban) para trabajar, vocear, vender dulces, o volver al campo a labores agrícolas; y aún más doloroso, niños y adolescentes expuestos a violencias físicas y sexuales, sin espacios, como la unidad educativa, en la que alguien (a veces un compañero, un profesor u otro padre de familia) se percate de que algo pasa y por lo menos le pregunte, se preocupe por su situación; adolescentes de tercero y cuarto de secundaria que aceleran su futuro y ya no estudian porque han conseguido trabajo, se han concubinado, existe un embarazo no deseado o han entrado al trabajo sexual; y cientos de adolescentes y jóvenes en procesos de depresión, ataques de pánico y ansiedad, con ideación de suicidios,aislados, enojados y abandonando las clases y sus unidades educativas u otros centros de enseñanza.

-  Padres y/o madres tensionados y presionados por la exigencia de un celular o  una computadora que desembocan sus emociones en mal humor, depresión, en irritabilidad o finalmente en violencia hacia sus hijos; padres y/o madres desbordados por la demanda de respuestas de sus hijos ante las exigencias planteadas en las clases virtuales que buscan suplir  los vacíos de la clase presencial con abundantes tareas o investigaciones; padres y/u madres que se desentienden aún más que antes del proceso educativo de sus hijos por negligencia o por impotencia;

-  Profesores que sin un rumbo claro han sido autodidactas en las clases virtuales, que en alto porcentaje han asumido el desafío y recreado su trabajo; también profesores que solo trasladan sus clases presenciales a lo virtual; profesores a los que solo les interesa el desarrollo de contenidos y así cumplir con su “programa”; profesores sin retroalimentación, desmotivados en sus intentos, con muchas más horas de trabajo en la jornada diaria; profesores que han sido olvidados en su rol de padres, madres, tutores, hermanos, tíos, abuelos.

Sería bueno saber si el Ministerio se detuvo a pensar en estas cuantas situaciones nombradas además de las innumerables no nombradas, acaso es tan importante solamente monopolizar el poder ante el uso de la plataforma que pretenden imponer desconociendo el trabajo de unidades educativas que se organizaron y asumieron el nuevo reto?; pudieron detenerse a dar línea no solo en el desarrollo de contenidos sino en el apoyo psicoemocional que se debería dar a los alumnos?; oyeron o sondearon los problemas o expectativas de los padres de familia?, es más, se acercaron a los estudiantes para elevar una simple encuesta y priorizar sus necesidades? ; acaso recopilaron las experiencias de los profesores en la anterior gestión en lugar de pretender imponer ahora una única plataforma?

Quizá no hay muchas respuestas y como en todo en nuestro país, también en la educación la mirada obtusa de que lo anterior no sirve porque pasó en otro periodo gubernamental, solo nos lleva a seguir perpetuando el ciclo de pobreza y de ignorancia, que no permite conocer, ejercer y defender los derechos que nos corresponden, o, quizá también ese sea su objetivo más claro. 

Casa del Adolescente*




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bk-cuadrado
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